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Spanking

LA SPANKEE / SPANKER

LA SPANKEE / SPANKER Tras leer el fantástico artículo de Don Diez sobre los azotes entre chicas, no pude evitar sentarme a escribir éste.

Vaya por delante que no me gustan los cartelitos o San Benitos, no son más que clichés que emparedan a las personas en los tabúes de otros, pero en esta ocasión tendré que adjudicarme algunos para poder explicarme.

Soy spankee perdida, de nacimiento y convencimiento y este es el único San Benito en el que me siento cómoda.

No soy switch, no me pone en absoluto imaginar que azoto a mi spanker, rompería el encanto de una situación deliciosa que es que me azote él a mí. Respeto mucho a quien sí lo es y lo disfruta pero para mi el juego se basa en una posición de autoridad que es la que ocupa el spanker y una de rebelión/sumisión que es la que ocupo yo. En otra ocasión escribiré sobre este tema…

Soy heterosexual, o sea, me gustan los hombres, mucho, pero resulta que en alguna ocasión he participado muy activamente en lo que Don Diez ha denominado como Juegos Florales entre chicas. Seguramente esto me convierte, para los aficionados a los clichés, en bisexual o heteroblexible o en alguna otra cosa pero yo sigo pensando que soy heterosexual aunque no me preocupa ni lo más mínimo no serlo.

Mis sueños de spankee, los de la infancia y juventud, casi siempre rondaban entre los entresijos escolares. Mis castigos siempre eran aplicados por las monjas de mi colegio, mis profesoras, directora, etc. Seguramente en ello habrá influido el asistir a un colegio sólo para niñas, la figura masculina escaseaba bastante y los representantes de dicho sexo no tenían una presencia muy spanka que digamos.

En el momento del salto al spanking real (ya sabéis, internet, messenger, etc.) mis fantasías comenzaron a poblarse de spankers iracundos, varones de férreos principios y severa disciplina. Junto con estos caballeros tan simpáticos, llegaron otro tipo de fantasías, sexuales por supuesto, que no estamos hablando de política. Junto a la fantasía y dentro de los plazos reglamentarios (charlas, gustos, límites, confianza, etc.) llegó la sesión real y el sexo real.

Con el correr de las experiencias reales llegó una nueva, el juego a tres, era una propuesta del spanker, por suerte, conocía a la tercera persona, era otra spankee, más jovencita que yo y muy necesitada de disciplina. En nuestro primer encuentro todo fue más o menos fluido, cada una recibió su castigo por separado, yo no acababa de estar cómoda pero tampoco me resultó violento, en un determinado momento hasta me dejé llevar, me olvidé de tonterías y lo disfruté encantada. Parte del éxito residía en la confianza en el spanker, él llevaba la batuta y sabía cómo hacerlo y otra parte en la suavidad, cariño y tranquilidad de la otra spankee, cómodo, fácil y natural. (Si me lee algún vainilla se estará haciendo cruces, Natural: Tres personas, una cama, azotes, dos mujeres teniendo sexo, jajajaj).

Al día siguiente ocurrió algo, me desperté con el gen spanker que no sabía que tenía, completamente exaltado, la otra spankee provocó que ocurriese y el caso es que al cabo de muy poco tiempo, estaba sobre mis rodillas y recibiendo una soberana paliza. El ser spankee hace que sepas qué es lo que le puede gustar a otra, el tono al reñir, la intensidad de los azotes (ni mucha, ni poca, ni todo lo contrario), la cantidad, las caricias. Me parecía que lo estaba disfrutando y eso me hacía disfrutar a mi, una azotaina gloriosa, a mano, cepillo y cinturón, larga y contundente. El spanker que al principio estaba sorprendido, dejó pasar la sorpresa y comenzó a participar en el castigo, éramos dos spankers pero yo sabía que la alianza no duraría demasiado y que acabaría en sus rodillas en poco tiempo.

Al acabar el castigo llegó el momento del consuelo, los tabúes ya se habían quedado atrás la noche anterior así que sin prisas y sin barreras tuvimos un “sexo a tres” formidable, entre nosotras, entre ellos, entre nosotros, tal y como contaba Mr.Diez en su artículo, el spanker se quedo dormido mientras nosotras seguíamos con los Juegos Florales y yo descubrí que el sexo con otra mujer es una experiencia deliciosa, más deliciosa por compartir una fantasía y más deliciosa aún por poder compartirla con dos personas a la vez.

Desde entonces hasta ahora, esta experiencia se ha repetido y claro, con la práctica cada vez sale mejor, cierto es que las personas en juego son muy importantes, no creo que fuese igual con cualquiera pero os lo recomiendo y mucho. A las spankees, a los spankers y todo el que no tenga problemas con las cosas nuevas.

Gracias desde aquí a mis compañeros de correrías, la vida resulta mucho más divertida y estimulante aderezada con estos juegos y con ellos.

3 comentarios

Agripina -

Hola este artículo está muy bonito pero no dice quien lo escribió

niña dos -

A pesar de ser hétero... qué le voy a hacr así nací ja!... y de que la idea de una experiencia lésbica no me interesa ya... tu historia me ha parecido de lo más lindo... por su espotaneidad... y por su sanidad por todo lados... Felicidades por no cerrar puertas detrás de las cuales no se sabe siquiera qué hay.
Una experiencia entre tres sí que me gustaría... pero... de preferencia dos varones en ella... + yo! ja.
Saludos y felicidades.
niña dos

Sr. Diez -

Me ha encantado tu relato, es fantástico. Una vez más compruebo que el punto de vista femenino es esencial, ya me preocupaba ser yo, un spanker hombre, el único en escribir sobre este tema. Maravilloso artículo.