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LA SPANKEE / SPANKER

LA SPANKEE / SPANKER Tras leer el fantástico artículo de Don Diez sobre los azotes entre chicas, no pude evitar sentarme a escribir éste.

Vaya por delante que no me gustan los cartelitos o San Benitos, no son más que clichés que emparedan a las personas en los tabúes de otros, pero en esta ocasión tendré que adjudicarme algunos para poder explicarme.

Soy spankee perdida, de nacimiento y convencimiento y este es el único San Benito en el que me siento cómoda.

No soy switch, no me pone en absoluto imaginar que azoto a mi spanker, rompería el encanto de una situación deliciosa que es que me azote él a mí. Respeto mucho a quien sí lo es y lo disfruta pero para mi el juego se basa en una posición de autoridad que es la que ocupa el spanker y una de rebelión/sumisión que es la que ocupo yo. En otra ocasión escribiré sobre este tema…

Soy heterosexual, o sea, me gustan los hombres, mucho, pero resulta que en alguna ocasión he participado muy activamente en lo que Don Diez ha denominado como Juegos Florales entre chicas. Seguramente esto me convierte, para los aficionados a los clichés, en bisexual o heteroblexible o en alguna otra cosa pero yo sigo pensando que soy heterosexual aunque no me preocupa ni lo más mínimo no serlo.

Mis sueños de spankee, los de la infancia y juventud, casi siempre rondaban entre los entresijos escolares. Mis castigos siempre eran aplicados por las monjas de mi colegio, mis profesoras, directora, etc. Seguramente en ello habrá influido el asistir a un colegio sólo para niñas, la figura masculina escaseaba bastante y los representantes de dicho sexo no tenían una presencia muy spanka que digamos.

En el momento del salto al spanking real (ya sabéis, internet, messenger, etc.) mis fantasías comenzaron a poblarse de spankers iracundos, varones de férreos principios y severa disciplina. Junto con estos caballeros tan simpáticos, llegaron otro tipo de fantasías, sexuales por supuesto, que no estamos hablando de política. Junto a la fantasía y dentro de los plazos reglamentarios (charlas, gustos, límites, confianza, etc.) llegó la sesión real y el sexo real.

Con el correr de las experiencias reales llegó una nueva, el juego a tres, era una propuesta del spanker, por suerte, conocía a la tercera persona, era otra spankee, más jovencita que yo y muy necesitada de disciplina. En nuestro primer encuentro todo fue más o menos fluido, cada una recibió su castigo por separado, yo no acababa de estar cómoda pero tampoco me resultó violento, en un determinado momento hasta me dejé llevar, me olvidé de tonterías y lo disfruté encantada. Parte del éxito residía en la confianza en el spanker, él llevaba la batuta y sabía cómo hacerlo y otra parte en la suavidad, cariño y tranquilidad de la otra spankee, cómodo, fácil y natural. (Si me lee algún vainilla se estará haciendo cruces, Natural: Tres personas, una cama, azotes, dos mujeres teniendo sexo, jajajaj).

Al día siguiente ocurrió algo, me desperté con el gen spanker que no sabía que tenía, completamente exaltado, la otra spankee provocó que ocurriese y el caso es que al cabo de muy poco tiempo, estaba sobre mis rodillas y recibiendo una soberana paliza. El ser spankee hace que sepas qué es lo que le puede gustar a otra, el tono al reñir, la intensidad de los azotes (ni mucha, ni poca, ni todo lo contrario), la cantidad, las caricias. Me parecía que lo estaba disfrutando y eso me hacía disfrutar a mi, una azotaina gloriosa, a mano, cepillo y cinturón, larga y contundente. El spanker que al principio estaba sorprendido, dejó pasar la sorpresa y comenzó a participar en el castigo, éramos dos spankers pero yo sabía que la alianza no duraría demasiado y que acabaría en sus rodillas en poco tiempo.

Al acabar el castigo llegó el momento del consuelo, los tabúes ya se habían quedado atrás la noche anterior así que sin prisas y sin barreras tuvimos un “sexo a tres” formidable, entre nosotras, entre ellos, entre nosotros, tal y como contaba Mr.Diez en su artículo, el spanker se quedo dormido mientras nosotras seguíamos con los Juegos Florales y yo descubrí que el sexo con otra mujer es una experiencia deliciosa, más deliciosa por compartir una fantasía y más deliciosa aún por poder compartirla con dos personas a la vez.

Desde entonces hasta ahora, esta experiencia se ha repetido y claro, con la práctica cada vez sale mejor, cierto es que las personas en juego son muy importantes, no creo que fuese igual con cualquiera pero os lo recomiendo y mucho. A las spankees, a los spankers y todo el que no tenga problemas con las cosas nuevas.

Gracias desde aquí a mis compañeros de correrías, la vida resulta mucho más divertida y estimulante aderezada con estos juegos y con ellos.

Azotes entre chicas

Azotes entre chicas Autor: Señor Diez

Artículo dedicado con cariño a Mayte, Merce, Pili, Rosario, Sevi y otras muchas amigas

He tenido, en más de una ocasión, el indudable privilegio de asistir a una sesión de azotes entre chicas tanto con “juegos florales” posteriores como sin ellos. He participado en algunas ocasiones, en otras he sido un simple testigo ocular y, algunas veces, lo confieso, he incitado yo mismo a las chicas.

Hay varios aspectos que me llaman la atención de los juegos de spanking entre chicas. Obviamente, como hombre, no escapo el tener grabada a fuego en mi imaginario una fuerte filia hacia toda escena erótica entre mujeres. Cuando una chica castiga a otra, puedo asegurarlo por experiencia propia, nos encontramos frente a una de las escenas más erótica posible.

Pero más allá de esta fijación masculina ¿qué tienen de especial los azotes entre chicas? ¿Por qué representan una parte muy importante de toda la iconografía spankera de la red? También ocupa un papel muy importante en los relatos publicados en la red. La respuesta no es sencilla y, obviamente, sólo seré capaz de dar mi opinión basada únicamente en mi experiencia y lo que me han comentado otras personas.

Hay algunas cosas del ritual de los azotes eróticos que parecen funcionar diferente entre dos chicas que entre un hombre y una mujer. Si en el spanking hay una parte que castiga y otra que es castigada se precisa, para que todo salga a pedir de boca, dos actitudes básicas, que la parte castigadora sea inflexible y que la parte castigada acepte – de una u otra forma – su merecido castigo.

Cuando es un hombre el que castiga, la chica intenta utilizar un sinfín de argucias femeninas que en un 99,99% de los casos consiguen el éxito y tiene un efecto u otro sobre la conducta punitiva del spanker. Normalmente lo que consigue es “ablandarlo”.

Ese despliegue de seducción de la spankee en apuros, que está integrado por trucos femeninos tan bien calculados, no surte el mismo efecto sobre una mujer spanker; es más, incluso puede resultar contraproducente. En muchos casos a la spankee ni se le ocurre hacer ninguna tontería que pudiese complicar, aún más, su posición ya de por sí muy comprometida.

La spanker está blindada contra los trucos de la spankee, los ve venir, los anticipa y se puede enfurecer si ve que le intentan manipular.

Se dice que la mejor cuña es la de la propia madera y en las palmadas entre damas esto es un hecho. Todo el ritual tiene algo de más serio, menos juguetón, más estricto y más eficiente. En resumen, el desarrollo del castigo es menos disperso, funcionan menos las estratagemas de la spankee y se cumple el objetivo en la forma y en el fondo.

En cuanto a la spanker mujer, sin caer en generalizaciones que convierten a las personas en estereotipos vacíos, mi sensación es que ella, cuando ha de azotar a una persona de su mismo sexo, se toma la tarea mucho más en serio que el spanker varón, es más concienzuda, más escrupulosa y –esto es muy importante- más cuidadosa con la graduación del dolor. Lo último es fundamental ya que permite azotes más prolongados en el tiempo, más persistentes. Muchas veces el spanker varón controla menos su fuerza física y se deja llevar más por sus instintos básicos. Sería muy largo e incluso discutible intentar fundamentar estos hechos, pero la observación empírica los constata y corrobora perfectamente.

El calado erótico de la azotaina entre chicas es extraordinario, de alguna forma la frontera heterosexual-homosexual es más difusa entre mujeres y esto permite que dar el salto a una relación sexual o a algunos juegos con claro contenido sexual no sea tan complicado.

Algunas de las teóricas feministas más serias han expresado en muchos de sus ensayos que la sociedad patriarcal ha negado la sexualidad a las mujeres, por eso dos chicas pueden darse un beso al saludarse, ir juntas al baño, decirse piropos, tocarse en un entorno social, ir tomadas de la mano e incluso dormir juntas sin que nadie haga ningún comentario; según las autoras que han analizado este fenómeno, la reacción social consiste en una negación de la sexualidad femenina, si las mujeres no tienen una sexualidad propia, según el discurso de la sexualidad patriarcal y falocéntrica, las mujeres juntas no harán nada más que lo que se ve en superficie.

Sin embargo, hay que darles la razón a esas feministas teóricas tan serias ya que la sexualidad femenina no solo es diferente que la masculina, sino que me atrevería a calificar como más poderosa. Una mujer es capaz de gozar de mil y una manera, es capaz de erotizar su cuerpo y es capaz de ser multiorgásmica. Sin duda alguna la sexualidad del hombre es activa, enérgica, pero tiene su fin en la orgasmo, justo cuando comienza la femenina.

Evidentemente en la cuestión de las relaciones del mismo sexo, el reverso, en el mundo masculino, las cosas cambian ya que dos chicos que tengan que compartir, por ejemplo, cama por no haber suficientes en un apartamento de una estación de esquí, son objeto de todo tipo de bromas maliciosas e incluso burlas. Por otra parte para los hombres la homosexualidad es una frontera bien delimitada y que requiere una gran determinación para su traspaso que, además, tiene tintes de irreversibilidad.

De hecho en muchas situaciones hay una gran asimetría entre los comportamientos entre ambos sexos. En el mundo del porno nunca falta el juego entre chicas. Y si vamos a cualquier club liberal de intercambio de parejas lo que ocurre en la pista oscura es que hombres y mujeres que no son previamente pareja inician sus juegos sexuales y también las mujeres juegan entre si; es más muchas veces son las que inician el encuentro, pero nunca los hombres juegan entre si. En los pequeños anuncios eróticos por cada anuncio clasificado en que una pareja pide un chico para sus juegos en trío, veinte piden una chica.

Con lo cual el traspaso de esa frontera es menos traumático y menos irreversible en mujeres que en hombres. Muchas mujeres, según una gran y querida amiga mía, son “heteroflexibles”, es decir heterosexuales capaces de jugar con otra chica si las circunstancias son las adecuadas y les resulta apetecible.

Hay una forma de comprobar que esa flexibilidad es muy poco traumática que no es otra que la observación posterior de ambas jugadoras. Lo que suele ocurrir es que si existía ya una amistad, esta se reafirma, pero los comportamientos incorporan una naturalidad enorme a la hora de volver a los roles respectivos de la vida diaria. Lo que se podría decir es que “aquí no ha pasado nada”.

Todo ello da como resultado que el sexo que puede ocurrir entre chicas, después de una larga sesión de azotes, puede ser de inenarrable potencia volcánica. Verdaderos y prolongados incendios sexuales vienen después de un juego de azotes entre amigas.

Otra de las características femeninas es que su sensualidad no solo está centrada en sus genitales sino que está repartida en otras zonas del cuerpo muy capaces de goce. Las chicas saben muy bien cómo explotar esa cantera erótica en caso de otra chica. Por otra parte son muy persistentes y pacientes a lo hora de obtener un orgasmo que tarda en llegar.

Puede no haber sexo de una forma directa al final de los azotes entre dos chicas, sin embargo siempre habrá una carga erótica de profundidad que nos hará temblar con su deflagración.

Una dimensión muy especial es el de la fantasía. Muchas chicas spanko, ya sean spankers o spankees han soñado despiertas con la escena del castigo entre chicas, tal vez nunca pase de ser una fantasía que muchas veces es el rico combustible de auténticos orgasmos telúricos, pero muchas veces es el prólogo de una fantasía que se puede hacer realidad. Quiero recomendar el maravilloso artículo de Mayte sobre las deliciosas fantasías con su profesora que ounchando aquí se puede leer. También recomiendo un magnífico relato de Sevi llamado El Convento que si pinchas aquí lo puedes disfrutar.

Por último, pero no menos importante, está el aspecto emocional del azote entre dos chicas y no por menos sutil es menos espectacular. La compenetración que puede llegar a establecerse entre dos chicas en una escena de spanking, es enorme. Muchas veces solo se puede apreciar en signos muy sutiles, como tonos de voz, palabras que quedan en el aire, súplicas o en los tiernos gestos de consuelo y reparación al final de los azotes. Las más de las veces son un refuerzo de la alta tensión sexual del final. Para mí el observar a dos chicas en una sesión de azotes seguida de sexo ha sido algo hipnótico, como cuando se mira el fuego o una puesta de sol. Puedo decir sin exagerar que, algo así como el éxtasis ha ocurrido en mi interior, una enorme paz llena todos mis confines mentales cuando contemplo una escena de este tipo. Incluso muchas veces he tenido la facultad de desaparecer estando allí, me explico, me he quedado dormido mientras ellas seguían jugando, porque no creo que la escena de dos mujeres requiera necesariamente un tercero en el juego. Tal vez, en ciertos momentos, todo lo contrario.

Sé que muchas spankers y muchas spankees tienen la fantasía de jugar entre ellas, yo las animaría a hacerlo ya que puede ser una de las experiencias más bonitas de sus vidas.

Azotes entre chicas

Azotes entre chicas Autor: Señor Diez

Artículo dedicado con cariño a Mayte, Merce, Pili, Rosario, Sevi y otras muchas amigas

He tenido, en más de una ocasión, el indudable privilegio de asistir a una sesión de azotes entre chicas tanto con “juegos florales” posteriores como sin ellos. He participado en algunas ocasiones, en otras he sido un simple testigo ocular y, algunas veces, lo confieso, he incitado yo mismo a las chicas.

Hay varios aspectos que me llaman la atención de los juegos de spanking entre chicas. Obviamente, como hombre, no escapo el tener grabada a fuego en mi imaginario una fuerte filia hacia toda escena erótica entre mujeres. Cuando una chica castiga a otra, puedo asegurarlo por experiencia propia, nos encontramos frente a una de las escenas más erótica posible.

Pero más allá de esta fijación masculina ¿qué tienen de especial los azotes entre chicas? ¿Por qué representan una parte muy importante de toda la iconografía spankera de la red? También ocupa un papel muy importante en los relatos publicados en la red. La respuesta no es sencilla y, obviamente, sólo seré capaz de dar mi opinión basada únicamente en mi experiencia y lo que me han comentado otras personas.

Hay algunas cosas del ritual de los azotes eróticos que parecen funcionar diferente entre dos chicas que entre un hombre y una mujer. Si en el spanking hay una parte que castiga y otra que es castigada se precisa, para que todo salga a pedir de boca, dos actitudes básicas, que la parte castigadora sea inflexible y que la parte castigada acepte – de una u otra forma – su merecido castigo.

Cuando es un hombre el que castiga, la chica intenta utilizar un sinfín de argucias femeninas que en un 99,99% de los casos consiguen el éxito y tiene un efecto u otro sobre la conducta punitiva del spanker. Normalmente lo que consigue es “ablandarlo”.

Ese despliegue de seducción de la spankee en apuros, que está integrado por trucos femeninos tan bien calculados, no surte el mismo efecto sobre una mujer spanker; es más, incluso puede resultar contraproducente. En muchos casos a la spankee ni se le ocurre hacer ninguna tontería que pudiese complicar, aún más, su posición ya de por sí muy comprometida.

La spanker está blindada contra los trucos de la spankee, los ve venir, los anticipa y se puede enfurecer si ve que le intentan manipular.

Se dice que la mejor cuña es la de la propia madera y en las palmadas entre damas esto es un hecho. Todo el ritual tiene algo de más serio, menos juguetón, más estricto y más eficiente. En resumen, el desarrollo del castigo es menos disperso, funcionan menos las estratagemas de la spankee y se cumple el objetivo en la forma y en el fondo.

En cuanto a la spanker mujer, sin caer en generalizaciones que convierten a las personas en estereotipos vacíos, mi sensación es que ella, cuando ha de azotar a una persona de su mismo sexo, se toma la tarea mucho más en serio que el spanker varón, es más concienzuda, más escrupulosa y –esto es muy importante- más cuidadosa con la graduación del dolor. Lo último es fundamental ya que permite azotes más prolongados en el tiempo, más persistentes. Muchas veces el spanker varón controla menos su fuerza física y se deja llevar más por sus instintos básicos. Sería muy largo e incluso discutible intentar fundamentar estos hechos, pero la observación empírica los constata y corrobora perfectamente.

El calado erótico de la azotaina entre chicas es extraordinario, de alguna forma la frontera heterosexual-homosexual es más difusa entre mujeres y esto permite que dar el salto a una relación sexual o a algunos juegos con claro contenido sexual no sea tan complicado.

Algunas de las teóricas feministas más serias han expresado en muchos de sus ensayos que la sociedad patriarcal ha negado la sexualidad a las mujeres, por eso dos chicas pueden darse un beso al saludarse, ir juntas al baño, decirse piropos, tocarse en un entorno social, ir tomadas de la mano e incluso dormir juntas sin que nadie haga ningún comentario; según las autoras que han analizado este fenómeno, la reacción social consiste en una negación de la sexualidad femenina, si las mujeres no tienen una sexualidad propia, según el discurso de la sexualidad patriarcal y falocéntrica, las mujeres juntas no harán nada más que lo que se ve en superficie.

Sin embargo, hay que darles la razón a esas feministas teóricas tan serias ya que la sexualidad femenina no solo es diferente que la masculina, sino que me atrevería a calificar como más poderosa. Una mujer es capaz de gozar de mil y una manera, es capaz de erotizar su cuerpo y es capaz de ser multiorgásmica. Sin duda alguna la sexualidad del hombre es activa, enérgica, pero tiene su fin en la orgasmo, justo cuando comienza la femenina.

Evidentemente en la cuestión de las relaciones del mismo sexo, el reverso, en el mundo masculino, las cosas cambian ya que dos chicos que tengan que compartir, por ejemplo, cama por no haber suficientes en un apartamento de una estación de esquí, son objeto de todo tipo de bromas maliciosas e incluso burlas. Por otra parte para los hombres la homosexualidad es una frontera bien delimitada y que requiere una gran determinación para su traspaso que, además, tiene tintes de irreversibilidad.

De hecho en muchas situaciones hay una gran asimetría entre los comportamientos entre ambos sexos. En el mundo del porno nunca falta el juego entre chicas. Y si vamos a cualquier club liberal de intercambio de parejas lo que ocurre en la pista oscura es que hombres y mujeres que no son previamente pareja inician sus juegos sexuales y también las mujeres juegan entre si; es más muchas veces son las que inician el encuentro, pero nunca los hombres juegan entre si. En los pequeños anuncios eróticos por cada anuncio clasificado en que una pareja pide un chico para sus juegos en trío, veinte piden una chica.

Con lo cual el traspaso de esa frontera es menos traumático y menos irreversible en mujeres que en hombres. Muchas mujeres, según una gran y querida amiga mía, son “heteroflexibles”, es decir heterosexuales capaces de jugar con otra chica si las circunstancias son las adecuadas y les resulta apetecible.

Hay una forma de comprobar que esa flexibilidad es muy poco traumática que no es otra que la observación posterior de ambas jugadoras. Lo que suele ocurrir es que si existía ya una amistad, esta se reafirma, pero los comportamientos incorporan una naturalidad enorme a la hora de volver a los roles respectivos de la vida diaria. Lo que se podría decir es que “aquí no ha pasado nada”.

Todo ello da como resultado que el sexo que puede ocurrir entre chicas, después de una larga sesión de azotes, puede ser de inenarrable potencia volcánica. Verdaderos y prolongados incendios sexuales vienen después de un juego de azotes entre amigas.

Otra de las características femeninas es que su sensualidad no solo está centrada en sus genitales sino que está repartida en otras zonas del cuerpo muy capaces de goce. Las chicas saben muy bien cómo explotar esa cantera erótica en caso de otra chica. Por otra parte son muy persistentes y pacientes a lo hora de obtener un orgasmo que tarda en llegar.

Puede no haber sexo de una forma directa al final de los azotes entre dos chicas, sin embargo siempre habrá una carga erótica de profundidad que nos hará temblar con su deflagración.

Una dimensión muy especial es el de la fantasía. Muchas chicas spanko, ya sean spankers o spankees han soñado despiertas con la escena del castigo entre chicas, tal vez nunca pase de ser una fantasía que muchas veces es el rico combustible de auténticos orgasmos telúricos, pero muchas veces es el prólogo de una fantasía que se puede hacer realidad. Quiero recomendar el maravilloso artículo de Mayte sobre las deliciosas fantasías con su profesora que ounchando aquí se puede leer. También recomiendo un magnífico relato de Sevi llamado El Convento que si pinchas aquí lo puedes disfrutar.

Por último, pero no menos importante, está el aspecto emocional del azote entre dos chicas y no por menos sutil es menos espectacular. La compenetración que puede llegar a establecerse entre dos chicas en una escena de spanking, es enorme. Muchas veces solo se puede apreciar en signos muy sutiles, como tonos de voz, palabras que quedan en el aire, súplicas o en los tiernos gestos de consuelo y reparación al final de los azotes. Las más de las veces son un refuerzo de la alta tensión sexual del final. Para mí el observar a dos chicas en una sesión de azotes seguida de sexo ha sido algo hipnótico, como cuando se mira el fuego o una puesta de sol. Puedo decir sin exagerar que, algo así como el éxtasis ha ocurrido en mi interior, una enorme paz llena todos mis confines mentales cuando contemplo una escena de este tipo. Incluso muchas veces he tenido la facultad de desaparecer estando allí, me explico, me he quedado dormido mientras ellas seguían jugando, porque no creo que la escena de dos mujeres requiera necesariamente un tercero en el juego. Tal vez, en ciertos momentos, todo lo contrario.

Sé que muchas spankers y muchas spankees tienen la fantasía de jugar entre ellas, yo las animaría a hacerlo ya que puede ser una de las experiencias más bonitas de sus vidas.

Nueve semanas y media

Nueve semanas y media Autora Señorita Ocho

Me permito poner en este fantástico tema que Granuja (aprieta aquí para ver el artículo) ha sacado a relucir mi "granito de arena", que obviamente no es mío, sino de Elizabeth Mc. Neill, autora de "Nueve semanas y media". Fragmento de dicha novela:

- Esta noche todo el mundo está de humor charlatán, menos yo – dice el hombre –. Desnúdame. Y tómate tu tiempo esta noche, tenemos mucho tiempo. Esta puede aprender unas cuantas cosas de una profesional. Ven aquí, siéntate, mira. Tienes mucho que aprender.

Estoy clavada al desgastado suelo del umbral al cuarto de baño. Ella ha empezado a desnudarle – yo nunca le he desabrochado ni un botón de la camisa – despreocupada y eficazmente, una madre que desnuda a su pequeño para bañarle, cuando el niño está demasiado cansado de un día al aire libre para hacer otra cosa que quedarse quieto y de pie, y la madre está impaciente por quitarle la ropa sucia, meterle en el agua, ponerle el pijama y acostarle.

Cuando está tumbado de espaldas, dice – no mirándome a mí, sino a la mujer que está de pie a su lado:

- Mueve el culo hasta aquí y siéntate en esa silla, si no quieres que vaya a buscarte.

Cruzo en trance la habitación y me siento. Aún en trance, la veo trepar a la cama torcida, y en trance la veo arrodillarse entre sus piernas. No puedo evitar temblar, aunque aprieto una pierna contra otra, los codos contra las rodillas, los nudillos contra los dientes superiores. Su falda sobresale rígida, exponiendo el triángulo negro de sus bragas y su trasero. Durante unos segundos, sólo puedo pensar en lo inmaculado de su piel, mientras mi mente comenta, objetiva y cortésmente sorprendida, cuán graciosa colección de formas se acumula en tan grandes nalgas; la peluca, cuyos pomposos cabellos rubios caen ahora hacia atrás, amontonados entre los omóplatos, se cierne sobre el lugar de encuentro de las piernas del hombre.

Al principio, sólo se oyen ruidos de succión; después, el hombre respira hondo y emite un gemido. Es un sonido que conozco bien. Es un sonido que había imaginado me pertenecía – ¿en base a qué?, me pregunto, ¿en base a qué?, que sólo mi boca podía hacer audible, que valía tanto como un billete de lotería premiado, un ascenso, todo mi talento y capacidad… Mis puños están grises y resbaladizos, aún untados de restos de maquillaje. Su mano está entre sus piernas, su cabeza se desplaza verticalmente, con movimientos largos y lentos.

- Así… – susurra él –. ¡Dios!

Ahora tengo en el puño una estopa de acero amarillo, todo el nido cede cuando tiro, lo lanzo hacia atrás por encima del hombro, mis dos manos se abalanzan sobre su pelo, suave, castaño claro con abundantes hebras grises.

- ¿Qué demonios…?

Se levanta; después, cuerpos emborronados, y entonces él se sienta al borde de la cama. Estoy doblada sobre su muslo izquierdo, tiene la pierna derecha apoyada en mis corvas, la mano izquierda cerrada sobre mis muñecas aplastadas contra el nacimiento de mi espalda. Aparta el crepitante vinilo y dice:

- Pásame el cinturón.

Mete los dedos entre la goma y la piel y me baja las bragas de áspero dobladillo hasta el nacimiento de los muslos.

Rechino los dientes, ciega de terror y de una furia desconocida para mí. No, no, puede pegarme hasta la eternidad, no emitiré el menor sonido… Veo, de pronto, a una profesora de segundo grado, diciendo a un alumno – un niño hosco, mayor y más alto que el resto –, cuando se le caía un lápiz, y a menudo cuando no había pasado nada en absoluto: “Tu padre debería cruzarte sobre sus piernas, bajarte los pantalones y darte lo que mereces”. Dicho con voz ligera, ominoso como una pesadilla en su misma dulzura; una vez por semana, una nerviosa ola de risitas atravesando una habitación silenciosa, veintiocho niños de siete años inclinando la cabeza sobre el pupitre con una vergüenza para ellos tan inexplicable como penetrante. No he pensado en esta profesora ni en la proximidad de húmedos pantanos que conjuraba desde que me encomendaron a los cuidados de la antipática Miss Lindlay, en tercer grado. Y aquí está, resucitada, liberada, vil: más degradante que cualquier cosa que me hayan hecho hasta ahora; la obligada intimidad carne a carne es mucho peor que estar atada a una cama, que encogerse en el suelo; las esposas y las cadenas son una gracia de Dios comparadas con estar colgada, como si estuvieran sirviendo mis nalgas, la sangre barboteando en mis oídos…

Como es natural, termino por gritar. Se detiene, pero sin soltarme. La fresca palma de una mano acaricia suavemente mi piel, unos dedos trazan líneas de aquí para allá; una mano plana se mueve con delicadeza por mis muslos abajo, hasta donde éstos están sujetos por sus piernas, sigue hacia arriba entre los muslos, desde las rodillas, baja y asciende otra vez, lentamente.

- Dame esa vaselina que traías – dice – y sujétale las manos.
Me están separando las nalgas, siento la presión de su dedo en el ano, una mano entre las piernas, un dedo resbaladizo deslizándose fácilmente en su lugar entre labios cerrados. Tenso todos los músculos. Me concentro en espirales amarillas que giran sobre fondo negro en el interior de mis párpados apretados, rechino los dientes, me hundo las uñas en la palma de las manos, más frenética ahora que cuando empezó a pegarme: no puedo soportarlo, así no, por favor no me dejes… Mi cuerpo empieza a moverse bajo la lenta presión que me obliga a arquearme contra él, y no tarda en contorsionarse codiciosamente sobre su mano.

- Crees que sabes lo que quieres, querida – dice su voz a mi oído, muy baja, casi en un susurro –, pero haces lo que quiere tu coño, siempre.

Me golpea brutalmente.

- Haz que se calle – dice, y me tapa la boca con una mano perfumada, que muerdo con todas mis fuerzas; luego, me meten el foulard entre los dientes, y alguien, que respira pesadamente a mi derecha, lo sujeta en su sitio. Mi boca es liberada una vez más, y sus manos me acarician hasta que mi cuerpo sucumbe, esta vez mucho más aprisa.

- Por favor, no puedo soportarlo, por favor, haz que me corra – lo que, tras un nuevo golpe, se convierte en una sola palabra:

- Por favor…

Siento mi cuerpo empujado encima de la cama, oigo mis sollozos bajo la almohada, apagados y distintas hasta para mí misma, noto una lengua en mi cuerpo; la almohada fuera, su rostro cuelga sobre el mío, pero la lengua sigue allí, abajo, y no tarda en hacerme gemir; mi cabeza en su hombro cuando se tumba cuan largo es a mi lado, su brazo me rodea apretadamente, sus dedos en mi boca; ella lo monta y lo cabalga. Ella y yo nos miramos muy cerca mientras él se corre.

Señorita ocho

El spanking en la literatura

El spanking en la literatura Autor: Granuja

Hoy quería comentar y preguntaros si habeis leido el libro de Paulo Coelho “Once Minutos”.



En este libro, se narra la historia de una prostituta, y sus vivencias y pensamientos y en la página 145 de la edición española (no figuran capítulos) comienza la narración de una escena de spanking o tal vez, hablando con las palabras del escritor: de sometimiento, dolor y humillación.



Y en la página 175, se repite otra escena o tal vez “LA ESCENA” de una sesión completita de amo-esclava, y tras ella, la protagonista, María, necesita entender por qué le ha gustado tanto.



Me resulta tremendamente difícil saber por dónde empezar a escribir, no soy ningún psicólogo, cuando algo nos gusta, nos gusta y basta, como los helados en verano o una sopa cuando venimos de la calle con el frío metido en los huesos, sin tener que plantearnos a cada momento el por qué nos gusta lo uno o lo otro, pero tenía muchas ganas de comentar este libro con todos vosotros y ya me muero de ganas de leer vuestros comentarios.

Se que este tema de porqué nos atrae o nos gusta el spanking ya es viejo aquí en este foro, y recupero un comentario de niña quince al artículo “Juego versus disciplina; Pensar en un castigo real me enciende ¿Por qué?” que me encantó:
“Yo también convivo con esta dicotomía entre cabeza y hormonas. Lentamente aprendieron a vivir juntas. Mis hormonas se aburrieron de oír lo que mi cabeza decía y mi cabeza se canso de intentar convencer a mis hormonas, así que han hecho una tregua; y conviven pacíficamente cada cual en su espacio”



pero bueno, saco otra vez el tema a debate, esta vez con la literatura por delante



Básicamente, lo que yo entiendo que se destaca en este libro es la idea de que todos los seres humanos tenemos un sentimiento de culpa, y buscamos a través del dolor la expiación de esta, y al conseguirlo obtenemos placer.

Por otro lado, al castigar a otros, castigamos a la parte que es la culpable de toda nuestra infelicidad y desdicha.



Espero no estar infringiendo ninguna ley de protección de la propiedad intelectual, pero Paulo Coelho lo escribe exactamente así en su libro, que os recomiendo a todos, si no lo habéis leído.



“Por el sentimiento de culpa, de dependencia, por tus complejos, por tu inseguridad. Es la naturaleza humana”



“Somos seres humanos, nacemos llenos de culpa, nos da miedo cuando la felicidad se transforma en algo posible, y morimos queriendo castigar a los demás porque siempre sentimos impotencia, injusticia, infelicidad. Pagar por tus pecados, y poder castigar a los pecadores, ah, ¿no es una delicia? Si, es genial”



Un poco más adelante se dice:



“Si consigues entender que puedes vivir sin sufrimiento, ya es un gran paso, pero no creas que otras personas van a comprenderte. Si, nadie desea sufrir y, aún así casi todos buscan el dolor, el sacrificio, y se sienten justificados, puros, merecedores del respeto de sus hijos, de sus maridos, de los vecinos, de Dios.

¿El soldado va a la guerra a matar al enemigo? No: va a morir por su país.

¿Le gusta a la mujer mostrarle a su marido lo contenta que está? No: quiere que él vea cuánto se dedica, cuánto sufre para verlo feliz.

¿Va el marido al trabajo pensando que llegará a su realización personal? No: esta dando su sudor y sus lágrimas por el bien de la familia. Y así sucesivamente: hijos que renuncian a los sueños para alegrar a los padres, padres que renuncian a la vida para alegrar a los hijos, dolor y sufrimiento que justifican aquello que debía proporcionar simplemente alegría: amor”



“El dolor está en nuestra vida cotidiana, en el sufrimiento escondido, en la renuncia que hacemos y culpamos al amor por la derrota de nuestros sueños. El dolor asusta cuando muestra su verdadera cara, pero es seductor cuando se viste de sacrificio, renuncia o cobardía”





Voy a copiar otros párrafos que me han llamado mucho la atención para que también los comentemos si queréis.



“Estaba bien recibir órdenes. No tenía que pensar, simplemente obedecer”



“Ella obedeció, impotente por voluntad propia, sumisa porque así lo deseaba”



“Se sentía un objeto, un simple instrumento, y por increíble que parezca, aquella sumisión le daba la sensación de completa libertad”



“Sentía dolor, sentía la humillación, que era más poderosa y fuerte que el dolor y se sentía en otro mundo, donde no había nada más y eso era una sensación casi religiosa. Anularse por completo, servir, perder la idea del ego, de los deseos, de la propia voluntad…”



Más adelante, siguiendo con la lectura, otro personaje que también ha tenido experiencia de BDSM, y ha dejado estas prácticas tras su encuentro con un leñador japonés comenta:



“Me obligó a entender la belleza del dolor, pero un dolor aplicado por la naturaleza, no por el hombre. A eso lo llamó Shugen-do. Una práctica milenaria. Me dijo que para dominar el alma, hay que aprender a dominar el cuerpo. Me dijo que estaba empleando el dolor de manera equivocada, y que eso era muy ruin”



Bueno chic@s. La polémica esta servida y el tema de debate también. ¿Qué pensáis del libro los que lo halláis leído y de estos párrafos que os destaco?



Un saludo fuerte para tod@s. Fdo. Granuja.

La flagelación

La flagelación La flagelación es tratada ya en textos tan antiguos e ilustres como el Kamasutra. No me refiero a su empleo como castigo (aun esta vigente en ciertos códigos) ni a supuestas aplicaciones terapéuticas, para hacer fértiles a mujeres estériles o, como aun se recomendaba en el siglo XVI, para tratar a los locos. Pero sí se acerca a mi tema el frecuente uso ritual de la flagelación porque lo religioso y lo erótico son dos ámbitos mas afines de lo que parece. Los oficiantes de cultos chamánicos, por ejemplo, se hacen fustigar para estar en trance, salir de si mismos y entrar en comunión con los dioses. Y el uso piadoso ha sido frecuentísimo y sigue dándose en la Iglesia cristiana, tras unos precedentes mistericos cuyas huellas pueden verse todavía en los frescos de Pompeya.

El Occidente medieval, sobre todo, vio surgir numerosas sectas de flagelantes voluntarios. En los conventos eran azotados frailes y monjas como corrección o penitencia, mencionándose cierta "disciplina corneliana", como receta especial del padre Cornelius Adriaensens, que requería desnudar a la victima, hombre o mujer. Ahora bien, pese a la intención piadosa con el flagelante ofrecía su padecer a Dios, hay noticias de casos en que en esa práctica se lograba cierta excitación sexual. Vemos documentado el caso de Maria Magdalena de Pazzi, monja carmelita en Florencia hacia 1580, muy celebrada por haberse dedicado toda su vida a tales penitencias. Habitualmente suplicaba a su superiora que le atara las manos a la espalda y la fustigara delante de las demás hermanas. Durante los azotes experimentaba alucinaciones y expresaba sentimientos eróticos con clamores como "¡Basta, basta; no aticéis mas la llama que me consume! ¡Ya recibo demasiado placer y deleite!". La monja acabo concibiendo "las mas sensuales y lascivas fantasías y hubo ocasiones en que estuvo a punto de perder su castidad". Sobran las evidencias de que, en general, lo místico y lo erótico son cumbres afines de lo humano, según comentare mas adelante, aunque la Iglesia cristiana enjuicie la cuestión con dos medidas contrarias: si las disciplinas hieren las espaldas de una monja que se deleita ofreciéndolas a su Señor se trata de un acto piadoso y un admirable ejemplo, pero si los azotes los recibe un amante que goza con ellos por amor a su pareja, entonces es un acto sexual y por tanto, nefando y abominable. Sutilezas de esa rama de la ciencia ficción que es la Teología.

Por supuesto que en el mundo laico la flagelación como placer -por chocante que eso suene a quienes solo han aprendido la única receta oficial para el amor- tuvo y tiene numerosos adeptos. Reduciéndome a los mundos y tiempos mas próximos podría extenderme sobre los llamados "clubs pornológicos" ingleses del siglo XVIII (como el llamado La Alegre Orden de Santa Briget, de cuyas sesiones se conserva documentación) o los análogos de Francia. Desde entonces se alude a esa practica como "el vicio ingles", pues fueron numerosos los periódicos y libros publicados entonces sobre la materia, destacando una novela en varios tomos lanzada en 1872 con el inocente titulo de Biblioteca Explicativa del Progreso Social, bajo el cual aparecían textos sobre el uso del látigo en el amor y cuestiones análogas. La mas famosa novela de la época, todavía leída hoy (Fanny Hill, de John Cleland, 1750) incluye desde luego escenas de flagelación, en cierto caso para estimular la impotencia de un viejo, como ya se hacia en Roma según atestigua el Satiricón de Petronio. La fe en ese tratamiento se apoyaba en autoridades médicas como el famoso doctor holandés Meibomius, con su libro Utilidad de la flagelación, ampliamente traducido.

La persistencia de esas creencias permite pensar que, contra la condenación oficial, es posible el placer de algunos en esa práctica y no solo por la satisfacción de ofrendarla al amado (Dios o la pareja) sino por motivos más tangibles y experimentales. Hoy se sabe que la impresión dolorosa recibida externamente en las terminales nerviosas puede tener distintas interpretaciones por el cerebro receptor. El estimulo puede además excitar la sensibilidad de un cuerpo abotagado y, según los casos, provocar la secreción de endorfinas y otras substancias anestestésicas o placenteras, que no tendré la pretensión de detallar. En todo caso, resulta innegable la importancia y difusión de la flagelación entre los aspectos eróticos del comportamiento humano.

Autor(a) desconocido(a)

El yin y en yan en una relación spanko

El yin y en yan en una relación spanko Pues entrando en materia les diré que soy un spanker nato,alguien a quien la fortuna ha favorecido en este mundo de las nalgadas y las he disfrutado y propinado desde que tengo uso de razón.

Tengo la convicción de que mi afición está en las venas y
tal vez mi más remota memoria se ubica en unas nalgadas que el médico propinó a una bebita en una sala de parto al lado de la que usó mi madre para darme a luz.

El caso es que durante muchos años, pude practicar mi afición
con muchas niñas, adolescentes y mujeres ( durante toda mi infancia, adolescencia, juventud y ya como adulto) a medias, sí a medias aunque lo disfruté de verdad. ¿porqué digo esto? no soy ingrato con la fortuna ni con las numerosas mujeres que he nalgueado en mi vida antes de lo que puedo denominar la era de la apertura. El dar nalgadas a quien quiere complacerle a uno, como la novia o en mi caso mi ex-esposa, NUNCA es igual a una sesión con una verdadera spankee.

No fue sino hasta el advenimiento de la RED que yo pude experimentar una relación spanko plena, el yin y el yan que se da solo cuando los dos tienen la misma inclinación.

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Pues bien mis queridos cófrades, señalaba en mi
participación anterior que las sesiones de nalgadas con compañeras que en
realidad NO SON SPANKEES, son agradables pero no tienen esa magia,
esa poesía que representa una cita sobre las rodillas entre una
spankee y un spanker en el verdadero sentido de estas acepciones.

Una novia, esposa o amiga complaciente acepta nuestra "manía"
o "chifladura" para hacernos ver que es open mind, de amplio
criterio y para "experimentar" pero créanme, se disfruta pero
NUNCA se puede ni remotamente experimentar y jugar como cuando uno tiene
la fortuna de encontrar a esas singulares princesitas que son las
spankees,con las que cada instante de esas mágicas sesiones se
convierte en una experiencia religiosa como diría Enrique Iglesias.

Y no me refiero a una sesión de preludio del sexo, como
frecuentemente se da en esas sesiones a medias que suelen
desarrollarse cuando alguna de las partes ( en mi caso la chica) NO
es spankee, en las que suele tener la sesión de nalgadas el
carácter de "juego de calentamiento". Me refiero a una sesión de nalgadas
pura, en la que no importa si enseguida se da o no otro tipo de
actividades, aquella en la que la zurra es principio y fin, el alfa
y el omega, aquella que se da porque sí, por que la sesión de
nalgadas entre spankos tiene su propia circunstancia.

En mi experiencia personal debo decir que no fue sino hasta el
advenimiento de la red y mi incursión temerosa en ella hasta que
encontré verdaderas spankees, sin miedo de su naturaleza y que
piensan en la misma frecuencia que este spanker. ¡Qué agradable
descubrir que actos prohibidos, conductas, anécdotas fantasías
y hasta el compartir escenarios se puede dar con alguien que
COMPLEMENTA PERFECTAMENTE CON NOSOTROS!

Y puedo asegurar que cuando llega ese día no se conforma uno con
menos y entonces se abre ese tesoro que se ocultaba y ocultábamos
y se desarrollan amistades muy especiales, en las que no hace falta
circunscribir y justificar nuestra "afición" para lograr una
sesión de nalgadas a medias.

Platicando con spankees natas, hemos coincidido con este punto,y
hemos llegado a la conclusión de que no hay como una sesión
entre partes que engranen perfectamente.

Si ustedes (spankers o spankees) tienen la dicha de conocer a la
gente mágica que los complementa, no duden en experimentar una
sesión de yin y yan , les aseguro que va a pasar como en el
comercial de las papas sabritas, A QUE NO PUEDEN TENER SOLO UNA (
SESIÓN)

En espera de sus comentarios y de compartir muchas experiencias más

Alan

Llorar, sentimiento o histrionismo

Llorar, sentimiento o histrionismo Mi muy personal y tal vez única… forma de mirar al llanto durante una buena tunda.

Creo honestamente que el llanto durante las nalgadas requiere de un talento histriónico que no poseo en absoluto.

Y mi participación con este tema es un poco más bien también para averiguar por qué y cómo es que un/a spankee llora siempre que se lo/la nalguean.

Mi experiencias lacrimógenas han sido digámoslo así, desfavorables, sin haberlo sido realmente al final, porque las recuerdo siempre con cariño y con morbo, por feas que parecieran en su momento.

Dos lloradas fueron debidas a recibir zurras que no quería, o que no aceptaba o que no justificaba, y una, pues porque estaba metida en una depresión causada por una cadena de decepciones, y lo que pareció un juego alegre más de nalgadas, se convirtió en un detonador de unas lágrimas que mi empecinada psique me había prohibido dejar salir.
Llorar durante una nalgueada me ha resultado finalmente siempre, mucho muy rico, ¿por qué?, yo qué sé!... tal vez porque salieron genuinamente del alma?... El plus de la llorada por depresión fue que, al finalizar la tunda tuve un sexo increíblemente satisfactorio y… después de eso… la depresión se había evaporado.

Señores Spankers, ya pueden ir pensando en aplicar sus dotes punitivas para causas nobles y altruistas como curar de la depresión a quién sabe qué cantidad de mujeres… ojo… que no dije ya pueden ir pensando cuánto cobrar ehhhhhh ?? :p

¡Por qué yo no lloro jamás?... creo que mi lógica es hasta infantil… aplastante vaya!

Recibir nalgadas es un juego feliz para mí, por mucho que trate de escabullirme, por mucho que pida que pare, por mucho que patalee y que resista (no olvidemos que llegué a las rodillas de… gracias a que lo busqué y lo provoqué con mi natural talento para sacar de quicio! Jaaaaa!... bueno a veces!... otras realmente no entiendo cuál fue el motivo para ser “castigada” o no lo veo hasta que me lo explican mientras contemplo la trama y la textura del piso bajo mis ojos)… como decía… por mucho que parezca que no quiero… en mi fuero interno… en mi corazoncito… en mi cerebro… en mi líbido…. hay fiesta!... entonces… ¿por qué he de llorar entonces?... sucede que simplemente no me dan ganas de llorar y que con frecuencia he reído incluso en un intermedio azotístico. Cualquiera que me viera durante una nalgueada pensaría que sufro mucho!... que de verdad no quiero… pero ambos… él y yo… sabemos que no es así.

¡Alguien más siente como yo?
Las chicas o chicos que lloran, cuéntenme, ¿cómo le hacen?
¡Es un objetivo de todo Spanker?... conseguir que su spankee llore?

besos
niña número dos

Juego versus disciplina; Pensar en un castigo real me enciende ¿Por qué?

Juego versus disciplina; Pensar en un castigo real me enciende ¿Por qué? Durante mucho tiempo el spanking fue (y en algunos casos es) considerado como una forma de disciplinar y corregir. Si bien cuando hablamos de las nalgadas eróticas las calificamos, en general, como juegos sensuales, las fantasías y la carga histórica siempre las relacionan con algún tipo de castigo, con una forma de enderezar conductas, actitudes, etc.

Teniendo esto en mente me cabe preguntar ¿Hasta que punto quienes disfrutamos del spanking, lo consideramos solo un juego? ¿Acaso no es una fantasía transversal, dentro de los spankos, el castigo como tal? ¿En que medida un(a) spankee solo busca la parte lúdica?

Estoy segura que en este mundo lleno de matices, habrá quienes buscan solo el placer erótico del spanking y otros que solo lo ven como una practica punitiva. Pero entre estas dos posturas han de haber miles de “tonalidades”. Por consiguiente, la ley de probabilidades me dice que la mayoría debería caer en alguno de los puntos medios entre ambos planteamientos. Por eso, muchas veces, me he cuestionado lo siguiente:

“Yo, mujer del nuevo milenio, feminista, independiente y liberada ¿existe la posibilidad de que este buscando limites en mi vida?”

La verdad no lo creo, al menos no es mi búsqueda principal dentro de esta práctica. Entonces ¿Por que la idea de ser castigada de verdad me pone a full las hormonas? Pues la respuesta es, sin lugar a dudas, un definitivo "NO LO SÉ". La imagen de recibir un merecido correctivo, algo ganado a pulso, me es increíblemente seductora. Que el castigo sea necesario, meritorio y enmendador, es una idea que hace despegar mi imaginación y mis deseos. ¿Por qué?

Se me viene a la cabeza una frase que siempre dije cuando alguna amiga me preguntaba que buscaba de un hombre en el sexo. Mi respuesta en voz alta era, quiero un hombre con quien tener sexo a menudo y hacer el amor de vez en cuando…(la otra mitad de la frase, solo la pensaba, jamás la decía) …un hombre que me nalguee seguido y que ocasionalmente me castigue.

En mi caso, no hay duda de que me gusta flirtear con la idea del spanking disciplinario. Las razones del porque se da este coqueteo son las que no logro comprender por completo.

No se cual será la postura de ningún otro spanko, (ya sea spankee o spanker) frente a este tema, así que haciendo uso y “abuso” de este blog, aprovecho a preguntarle a todos ¿Qué crees tu?

Saludos y Besos

Srta. Quince

Juego versus disciplina; Pensar en un castigo real me enciende ¿Por qué?

Juego versus disciplina; Pensar en un castigo real me enciende ¿Por qué? Durante mucho tiempo el spanking fue (y en algunos casos es) considerado como una forma de disciplinar y corregir. Si bien cuando hablamos de las nalgadas eróticas las calificamos, en general, como juegos sensuales, las fantasías y la carga histórica siempre las relacionan con algún tipo de castigo, con una forma de enderezar conductas, actitudes, etc.

Teniendo esto en mente me cabe preguntar ¿Hasta que punto quienes disfrutamos del spanking, lo consideramos solo un juego? ¿Acaso no es una fantasía transversal, dentro de los spankos, el castigo como tal? ¿En que medida un(a) spankee solo busca la parte lúdica?

Estoy segura que en este mundo lleno de matices, habrá quienes buscan solo el placer erótico del spanking y otros que solo lo ven como una practica punitiva. Pero entre estas dos posturas han de haber miles de “tonalidades”. Por consiguiente, la ley de probabilidades me dice que la mayoría debería caer en alguno de los puntos medios entre ambos planteamientos. Por eso, muchas veces, me he cuestionado lo siguiente:

“Yo, mujer del nuevo milenio, feminista, independiente y liberada ¿existe la posibilidad de que este buscando limites en mi vida?”

La verdad no lo creo, al menos no es mi búsqueda principal dentro de esta práctica. Entonces ¿Por que la idea de ser castigada de verdad me pone a full las hormonas? Pues la respuesta es, sin lugar a dudas, un definitivo "NO LO SÉ". La imagen de recibir un merecido correctivo, algo ganado a pulso, me es increíblemente seductora. Que el castigo sea necesario, meritorio y enmendador, es una idea que hace despegar mi imaginación y mis deseos. ¿Por qué?

Se me viene a la cabeza una frase que siempre dije cuando alguna amiga me preguntaba que buscaba de un hombre en el sexo. Mi respuesta en voz alta era, quiero un hombre con quien tener sexo a menudo y hacer el amor de vez en cuando…(la otra mitad de la frase, solo la pensaba, jamás la decía) …un hombre que me nalguee seguido y que ocasionalmente me castigue.

En mi caso, no hay duda de que me gusta flirtear con la idea del spanking disciplinario. Las razones del porque se da este coqueteo son las que no logro comprender por completo.

No se cual será la postura de ningún otro spanko, (ya sea spankee o spanker) frente a este tema, así que haciendo uso y “abuso” de este blog, aprovecho a preguntarle a todos ¿Qué crees tu?

Saludos y Besos

Srta. Quince

El Cane o la Vara

El Cane o la Vara Veamos si Don Diez me hace repetir una y otra vez que no tengo nada en contra del Cane (usado en otros :p )como él tuvo que repetir... innecesariamente jaaa!... que no tenía nada en contra de lo que no fuera el fuete o la fusta :p

El Cane según entiendo, viene directamente del sistema educativo escolar en Gran Bretaña. Siendo cualquiera de mi Escuelas incapaces de tocar a un alumno (antes había otro tipo de castigos) pues tenía cero referencias sobre la Vara. Conocí la existencia del Cane o la Vara a través de Internet, y mientras más lo fui conociendo, más me fui alejando de él :[

¿Qué me gusta del juego de las nalgadas?
-Ser tratada como una niña, amenazada, regañada, en fin.
-Ser “obligada” a ponerme sobre las rodillas
-Estar sobre las rodillas (uyyyyyyyy ¡cómo me gusta eso !!! )
-Estar sujeta por el Spanker
-Sentir su reacción bajo mi vientre
-Resistir y sentirme aun más apretada contra él y su fuerza ejercida sobre mi cintura
-Sentirme protegida, querida y respetada.
-El dolor, de moderado a fuerte en las nalgas. (¡una nalgada que no me duele… no sirve! Jaaa)
-Los dos redondeles coloraditos que veo en un espejo, cuando me asomo con el cuello torcido, al terminar.
-Y para concluir, sentirme dominada por él e indefensa y en sus manos totalmente.

Para los que conocen el juego y el ritual de la Vara, se habrán dado cuenta a estas alturas del partido, de que no tiene ninguna coincidencia con el juego que me gusta jugar.

-La Vara requiere de total sumisión por parte de la spankee... para permanecer ahí quietita y recibiendo... sin salir corriendo!! Jaaaa
-La Vara requiere de una, para mi, inmensa distancia entre Spanker y spankee. En realidad no es tan inmensa, es sólo que a mí, debido a la fascinación que siento por el contacto físico, me lo parece.
-El tipo de dolor que provoca el cane me parece… mmm… errrrr… mmmmm… puesssss… mmmmm… pues bien feito!... es el tipo de dolor que mi culete no agradece, por decirlo así jaaa!
-La estética de las marcas que deja una vara, no miusta.

Bondades de la Vara (vistas desde mi miopía con respecto al implemento)

-Satisface totalmente las expectativas de un Spanker con inclinación a la Dominación
-Satisface totalemente a una spankee con carácter sumiso y que prioriza el dolor.
-La posición ideal ofrece al Spanker una visión deliciosa del trasero y acompañantes, de su spankee.
-Dependiendo del trabajo del Spanker, tanto Spanker como spankee se delitarán ante las inflamaditas y ordenaditas líneas rojas dibujadas en aquel blanco culito de hacía unos minutos.
-Más las que mi miopía me impida apreciar.

Pero digamos que una es muy permisiva jaa!... entonces… una zurra dada con un cane, pero estando sobre sus rodillas de él, mm mm... vale pues !!... ya le haré sobar mis rayitas... hasta que desaparezcan!!! jaaaaa!

Besos
niña dos

El niño que vive en mí

El niño que vive en mí "A veces pienso que mis pies andan por un camino que seguiré siempre, y que poco a poco el centro de gravedad de mi ser se irá desplazando del mundo del día -del reino de las potencias universales organizadoras y reguladoras- al mundo de la imaginación. En este instante siento, como cuando a la edad de diecisiete años iba a ir a un baile por la noche, que el día es un espacio de tiempo sin significado, y que sólo a la llegada del oscurecer, al encenderse el primer astro y el primer cirio, volverán a ser las cosas lo que realmente son, y entonces saldrán a mi encuentro."

Isak Dinesen



Con esta bellísima frase de la escritora, que conoceréis por Memorias de Africa , Karen Blixer, de pseudónimo Isak Dinesen, he querido comenzar mi pequeña primera contribución a esta bitácora spankera.



Yo sigo siendo ese niño que imaginaba escenas, siempre tiernas y entrañables, de azotainas.Que cuando en una película o un cómic veía como a una traviesilla niña o mujer o a un traviesillo le daban sus nalgadas (bella palabra de tierras americanas), tumbados sobre las rodillas de un siempre justo/a spanker, sentía una extraña sensación muy sensual, alejada siempre de cualquier sensación violenta. Como a nuestra coleguilla spanke, más tarde y con la llegada de la pubertad y de la adolescencia estas sensaciones se ligaron definitivamente a mi sexualidad. Y todo esto, que con matices propios de cada cual creo que nos pasó a casi todos, es lo que nos une y es nuestro gran secreto, no siempre entendido por los demás. De ahí la magia de poder a través de este medio cibernético comunicarnos y compartir algo que sino difícilmente saldría a la luz. Algo que para nosotros es lo más alejado de la violencia y que entra a formar parte de un universo lleno de ternura, de tantas y tantas sensaciones en las que siempre prima el respeto y el cariño por la amiga o amigo que juega con nosotros.



Curioso mundo este del spanking, que como va ligado a sentimientos en muchas ocasiones nacidos en la infancia y muy sentidos a lo largo de todas nuestras diferentes etapas, quizá nos hace poder disfrutar o sonreír tiernamente tanto de un dibujo de una mamá o un papa dando unas nalgadas otk a una adolescente, sin que por eso sintamos deseo de realizarlo como forma de vida real, como que sintamos verdadero deseo cuando vemos una fotografía de una traviesa como vosotras que tiene el traserillo bien coloradote por haberse portado como una malcriada. Complejos y maravillosos sentimientos, sin duda.



Muchos de los aficionados de nuestra generación hemos hecho una verdadera travesía del desierto. Antes de Internet no había o era muy escasa la posibilidad de conocer gente que compartiese nuestro secreto más íntimo. Atrás quedan años de correspondencia epistolar con una anónima amiga de Barcelona que me contaba sus supuestamente reales historias, y que nunca quiso darse a conocer, o mis solicitudes por correo a un Sex-Shop barcelonés, de las revistas inglesas Februs y Janus, todo ello recibido en un anónimo apartado de correos.



Sin embargo yo nunca me sentí mal por mis gustos. Siempre supe que iban ligados a sensaciones tiernas y positivas, a sensaciones entrañables y cariñosas (que pesado con estas palabras), y me sentía seguro sabiendo que eran fantasías sanas y naturales que me proporcionaban placer y muy buenos ratos de lectura y visión de grandes dibujos y fotografias, compartidos, ejemmm eso si, la mayoría de las veces solo con mi manito.



Mi universo spankero ya lo conocéis por mis dibujos y relatillos. Anhelo el jugar con una amiga o varias ja! que sean algo malcriadas. Ponerlas en mi regazo , darles una regañina , bajarles las braguitas,, y todos esos rituales que nos hacen disfrutar y vivir ese momento mágico. Pero tampoco me obsesiono ya. Quizá sea este el peligro de nuestra afición, me gusta llamarla así, el que pueda crearte ansiedad y vivas solo para ella enganchado todo el día al PC. Si bien esto creo que es algo que varía según la personalidad del spankero. Todo es bueno siempre que no cree adicción. No es el caso de nuestra pandilla, por suerte. Tenemos nuestras vidas, profesiones y obligaciones y vivimos esto sanamente. Lo MARAVILLOSO es poder compartirlo.

En mi caso, y creo que en el de muchos, este gusto se une a otros quizá todos relacionados con el culito y el pudor. Los supositorios, la toma rectal de temperatura, enemitas quizá (esto nunca lo practiqué pero me atrae la postura al ponerlo), el sexo anal con mujeres lindas. Como ya sabéis los que me conocéis y siempre os machaco con ello, todo lo imagino en un ambiente hogareño o domestico. Quizá con variantes como es el ambiente escolar o médico, pero nunca ligado a un ambiente que yo considero sado y que para mí, y no deseo la verdad polemizar sobre ello, no tiene en absoluto nada que ver con el spanking, al menos con el mío.

Una cosa si que creo firmemente, y es que para disfrutar esto plenamente la otra parte debe tener a su vez los gustos similares, sino , sin complicidad , sin vivir juntos estas sensaciones , no se puede a la larga compartirlo. Si alguien se lo deja hacer por solo agradar y por cariño al spanker o spanke, nada es igual. Y además creo que se es spanker y/o spanke desde siempre, desde niño, y que nadie se puede aficionar a esto voluntariamente por mucho empeño que ponga y solo por agradar a otra persona. Esa es la realidad, o eso creo yo.



Como todos siempre sentí la curiosidad por saber como se nos originaban estos gustos y de esta forma habitualmente tan precóz. Leí sobre ello lo que pude conseguir y siempre es interesante hacerlo. Pero como creo que nos pasa a la mayoría, ya no es algo que me preocupe en demasía. Como decía el sabio abuelito (si, si, ese de la casita en el campo que te da azotainas en su regazo si te comportas mal y si te empachas te pone el enemita de hierbas de su jardín, je je ¡que viejillo más pícaro y encantador!), “si estás en el baile, baila”



Disfrutar amigos, dar amor y afecto al prójimo, hagamos este mundo más feliz y mmmm a las traviesas/os que se lo merezcan, por su bien, ponerles el culo bien rojillo.



Pues nada, ya escribí algo, a uno le gustaría poder haber expresado muchos más sentimientos, pero esperaremos a que baje la inspiración en otro momento.



Salud y amor a todos



Sr. Siete

Dualidad vainilla-spanko

Dualidad vainilla-spanko Es probable (es más que probable, de hecho) que muchos spankers y spankees terminen compartiendo su día a día con una pareja vainilla. ¿Por qué? Pues porque no hay tantos spankófilos en nuestra vida cotidiana de los que echar mano y, porque, desgraciadamente, el amor y el deseo no siempre van de la mano. Existen parejas spanko, por supuesto, y no seré yo quien lo niegue, pero no son lo más habitual...

¿Qué pasa con todas esas parejas entonces? Suelen ser parejas (hablo de “soler” como sinónimo de... de “que hay de todo, como en botica”) con una relación de pareja (valga la redundancia) normal, ni mejor ni peor. Son parejas que disfrutan del sexo en común y que, por supuesto, comparten alegrías, sinsabores y éxitos como siempre se ha hecho entre pares de dos. Centrémonos en la frase “Disfrutan del sexo en común”... ¿Es cierta? ¿Cuando un spankófilo ha probado el spank... puede disfrutar del sexo convencional sin azotes previos? ¿Disfrutar de verdad? Tengamos en cuenta que, en el mundo en que vivimos, el sexo es cada vez una parte más importante (por no decir tristemente fundamental) del amor. ¿Dónde nos deja eso? Existen parejas (y muchos las conocemos) en las que uno de los dos ni siquiera sabe por dónde “resopla” el otro. Parejas que viven engañadas (al menos uno de ellos, repito) porque no saben que existe algo más allá que hace que se le vuelvan los ojos a quien duerme cada día a su lado en la cama. Parejas en las que uno de los dos es, casi irremisiblemente, una persona sexualmente frustrada, castrada, no del todo completa. También existen otras parejas en las que, subrepticiamente, el que tiene gustos fuera de lo vainilla busca y completa fuera lo que tiene en casa. Básicamente se parecen al primer tipo, pero en este segundo caso, la decisión que lleva a esa búsqueda suele ser fruto de largas meditaciones e, imagino, de necesidades insatisfechas que surgen de forma perentoria, y no se queda en frustración. Aquí es otra persona la... ¿engañada? Aún hay otro tipo de parejas; aquéllas en las que ambos saben lo que le gusta al otro, aunque no compartan sus gustos, y son capaces, en momentos de máximo amor, de practicar con ellos estas experiencias aun sin disfrutarlas, tan sólo para solaz de su ser amado... De hecho... ¡existe incluso un cuarto tipo de parejas!, quizás el más caro de ver; las que gozan de un diálogo abierto y una mente progresista (avanzada, extraña, incongruente, enferma... cada uno que aplique el calificativo que mejor le convenza) que, sabiendo lo que su “otra mitad” disfruta y a veces anhela, permiten que ésta tenga encuentros más o menos esporádicos que le permitan volver a casa con las pilas “recargadas” y su corazón al rojo.

Me gustaría recabar opiniones al respecto. ¿Qué debería anhelar? ¿Cuál es el tipo de pareja, aparte de la ideal-spanko, más satisfactorio? ¿Con cuál le haríais menos daño a vuestras parejas, a esas personas que están a vuestro lado porque comparten con vosotros el regalo absoluto, llamado amor? ¿El amor lo puede todo? ¿También la falta de azotes?

spanking casual

spanking casual Siento la demora en participar en el tablon. De veras no he tenido tiempo para respirar.
Bueno, tengo los ojitos al 10% de uso, pero tratare de hablar de un fenomeno muy comun: los azotes casuales.

No recordais la imagen en el mundo deportivo, especialmente en el futbol cuando dos jugadores se dan un cachete? son azotes casuales, sin carga, asi... como el que no quiere la cosa...

Entre amigas es muy tipico este comportamiento tambien. Estan hablando tranquilamente, y cuando se despiden una le da un azote suave a la otra. Tambien se da el caso cuando una chica quiere meter prisa a otra. O para llamar su atencion o saludarla, llegar por detras y darle un cachete, para que ésta se de la vuelta y asi entablar la conversacion. Son muchas las maneras en que sucede esto. Yo tenia incluso una jefa, que permanentemente me daba azotes en el culo cada vez que pasaba a mis espaldas, y esto era muy a menudo. Me pregunto si todos estos azotes casuales, no lo son tanto en su naturaleza, y si guardan algo de instinto spankero reprimido que salta a la primera oportunidad posible. Y que oportunidad posee menos carga simbolica o sexual? Cuando dos amigas estan hablando...

besos y azotes, jovenzuelos y jovenzuelas

Fdo: Neun