Azotes entre chicas
Autor: Señor Diez
Artículo dedicado con cariño a Mayte, Merce, Pili, Rosario, Sevi y otras muchas amigas
He tenido, en más de una ocasión, el indudable privilegio de asistir a una sesión de azotes entre chicas tanto con juegos florales posteriores como sin ellos. He participado en algunas ocasiones, en otras he sido un simple testigo ocular y, algunas veces, lo confieso, he incitado yo mismo a las chicas.
Hay varios aspectos que me llaman la atención de los juegos de spanking entre chicas. Obviamente, como hombre, no escapo el tener grabada a fuego en mi imaginario una fuerte filia hacia toda escena erótica entre mujeres. Cuando una chica castiga a otra, puedo asegurarlo por experiencia propia, nos encontramos frente a una de las escenas más erótica posible.
Pero más allá de esta fijación masculina ¿qué tienen de especial los azotes entre chicas? ¿Por qué representan una parte muy importante de toda la iconografía spankera de la red? También ocupa un papel muy importante en los relatos publicados en la red. La respuesta no es sencilla y, obviamente, sólo seré capaz de dar mi opinión basada únicamente en mi experiencia y lo que me han comentado otras personas.
Hay algunas cosas del ritual de los azotes eróticos que parecen funcionar diferente entre dos chicas que entre un hombre y una mujer. Si en el spanking hay una parte que castiga y otra que es castigada se precisa, para que todo salga a pedir de boca, dos actitudes básicas, que la parte castigadora sea inflexible y que la parte castigada acepte de una u otra forma su merecido castigo.
Cuando es un hombre el que castiga, la chica intenta utilizar un sinfín de argucias femeninas que en un 99,99% de los casos consiguen el éxito y tiene un efecto u otro sobre la conducta punitiva del spanker. Normalmente lo que consigue es ablandarlo.
Ese despliegue de seducción de la spankee en apuros, que está integrado por trucos femeninos tan bien calculados, no surte el mismo efecto sobre una mujer spanker; es más, incluso puede resultar contraproducente. En muchos casos a la spankee ni se le ocurre hacer ninguna tontería que pudiese complicar, aún más, su posición ya de por sí muy comprometida.
La spanker está blindada contra los trucos de la spankee, los ve venir, los anticipa y se puede enfurecer si ve que le intentan manipular.
Se dice que la mejor cuña es la de la propia madera y en las palmadas entre damas esto es un hecho. Todo el ritual tiene algo de más serio, menos juguetón, más estricto y más eficiente. En resumen, el desarrollo del castigo es menos disperso, funcionan menos las estratagemas de la spankee y se cumple el objetivo en la forma y en el fondo.
En cuanto a la spanker mujer, sin caer en generalizaciones que convierten a las personas en estereotipos vacíos, mi sensación es que ella, cuando ha de azotar a una persona de su mismo sexo, se toma la tarea mucho más en serio que el spanker varón, es más concienzuda, más escrupulosa y esto es muy importante- más cuidadosa con la graduación del dolor. Lo último es fundamental ya que permite azotes más prolongados en el tiempo, más persistentes. Muchas veces el spanker varón controla menos su fuerza física y se deja llevar más por sus instintos básicos. Sería muy largo e incluso discutible intentar fundamentar estos hechos, pero la observación empírica los constata y corrobora perfectamente.
El calado erótico de la azotaina entre chicas es extraordinario, de alguna forma la frontera heterosexual-homosexual es más difusa entre mujeres y esto permite que dar el salto a una relación sexual o a algunos juegos con claro contenido sexual no sea tan complicado.
Algunas de las teóricas feministas más serias han expresado en muchos de sus ensayos que la sociedad patriarcal ha negado la sexualidad a las mujeres, por eso dos chicas pueden darse un beso al saludarse, ir juntas al baño, decirse piropos, tocarse en un entorno social, ir tomadas de la mano e incluso dormir juntas sin que nadie haga ningún comentario; según las autoras que han analizado este fenómeno, la reacción social consiste en una negación de la sexualidad femenina, si las mujeres no tienen una sexualidad propia, según el discurso de la sexualidad patriarcal y falocéntrica, las mujeres juntas no harán nada más que lo que se ve en superficie.
Sin embargo, hay que darles la razón a esas feministas teóricas tan serias ya que la sexualidad femenina no solo es diferente que la masculina, sino que me atrevería a calificar como más poderosa. Una mujer es capaz de gozar de mil y una manera, es capaz de erotizar su cuerpo y es capaz de ser multiorgásmica. Sin duda alguna la sexualidad del hombre es activa, enérgica, pero tiene su fin en la orgasmo, justo cuando comienza la femenina.
Evidentemente en la cuestión de las relaciones del mismo sexo, el reverso, en el mundo masculino, las cosas cambian ya que dos chicos que tengan que compartir, por ejemplo, cama por no haber suficientes en un apartamento de una estación de esquí, son objeto de todo tipo de bromas maliciosas e incluso burlas. Por otra parte para los hombres la homosexualidad es una frontera bien delimitada y que requiere una gran determinación para su traspaso que, además, tiene tintes de irreversibilidad.
De hecho en muchas situaciones hay una gran asimetría entre los comportamientos entre ambos sexos. En el mundo del porno nunca falta el juego entre chicas. Y si vamos a cualquier club liberal de intercambio de parejas lo que ocurre en la pista oscura es que hombres y mujeres que no son previamente pareja inician sus juegos sexuales y también las mujeres juegan entre si; es más muchas veces son las que inician el encuentro, pero nunca los hombres juegan entre si. En los pequeños anuncios eróticos por cada anuncio clasificado en que una pareja pide un chico para sus juegos en trío, veinte piden una chica.
Con lo cual el traspaso de esa frontera es menos traumático y menos irreversible en mujeres que en hombres. Muchas mujeres, según una gran y querida amiga mía, son heteroflexibles, es decir heterosexuales capaces de jugar con otra chica si las circunstancias son las adecuadas y les resulta apetecible.
Hay una forma de comprobar que esa flexibilidad es muy poco traumática que no es otra que la observación posterior de ambas jugadoras. Lo que suele ocurrir es que si existía ya una amistad, esta se reafirma, pero los comportamientos incorporan una naturalidad enorme a la hora de volver a los roles respectivos de la vida diaria. Lo que se podría decir es que aquí no ha pasado nada.
Todo ello da como resultado que el sexo que puede ocurrir entre chicas, después de una larga sesión de azotes, puede ser de inenarrable potencia volcánica. Verdaderos y prolongados incendios sexuales vienen después de un juego de azotes entre amigas.
Otra de las características femeninas es que su sensualidad no solo está centrada en sus genitales sino que está repartida en otras zonas del cuerpo muy capaces de goce. Las chicas saben muy bien cómo explotar esa cantera erótica en caso de otra chica. Por otra parte son muy persistentes y pacientes a lo hora de obtener un orgasmo que tarda en llegar.
Puede no haber sexo de una forma directa al final de los azotes entre dos chicas, sin embargo siempre habrá una carga erótica de profundidad que nos hará temblar con su deflagración.
Una dimensión muy especial es el de la fantasía. Muchas chicas spanko, ya sean spankers o spankees han soñado despiertas con la escena del castigo entre chicas, tal vez nunca pase de ser una fantasía que muchas veces es el rico combustible de auténticos orgasmos telúricos, pero muchas veces es el prólogo de una fantasía que se puede hacer realidad. Quiero recomendar el maravilloso artículo de Mayte sobre las deliciosas fantasías con su profesora que ounchando aquí se puede leer. También recomiendo un magnífico relato de Sevi llamado El Convento que si pinchas aquí lo puedes disfrutar.
Por último, pero no menos importante, está el aspecto emocional del azote entre dos chicas y no por menos sutil es menos espectacular. La compenetración que puede llegar a establecerse entre dos chicas en una escena de spanking, es enorme. Muchas veces solo se puede apreciar en signos muy sutiles, como tonos de voz, palabras que quedan en el aire, súplicas o en los tiernos gestos de consuelo y reparación al final de los azotes. Las más de las veces son un refuerzo de la alta tensión sexual del final. Para mí el observar a dos chicas en una sesión de azotes seguida de sexo ha sido algo hipnótico, como cuando se mira el fuego o una puesta de sol. Puedo decir sin exagerar que, algo así como el éxtasis ha ocurrido en mi interior, una enorme paz llena todos mis confines mentales cuando contemplo una escena de este tipo. Incluso muchas veces he tenido la facultad de desaparecer estando allí, me explico, me he quedado dormido mientras ellas seguían jugando, porque no creo que la escena de dos mujeres requiera necesariamente un tercero en el juego. Tal vez, en ciertos momentos, todo lo contrario.
Sé que muchas spankers y muchas spankees tienen la fantasía de jugar entre ellas, yo las animaría a hacerlo ya que puede ser una de las experiencias más bonitas de sus vidas.
Artículo dedicado con cariño a Mayte, Merce, Pili, Rosario, Sevi y otras muchas amigas
He tenido, en más de una ocasión, el indudable privilegio de asistir a una sesión de azotes entre chicas tanto con juegos florales posteriores como sin ellos. He participado en algunas ocasiones, en otras he sido un simple testigo ocular y, algunas veces, lo confieso, he incitado yo mismo a las chicas.
Hay varios aspectos que me llaman la atención de los juegos de spanking entre chicas. Obviamente, como hombre, no escapo el tener grabada a fuego en mi imaginario una fuerte filia hacia toda escena erótica entre mujeres. Cuando una chica castiga a otra, puedo asegurarlo por experiencia propia, nos encontramos frente a una de las escenas más erótica posible.
Pero más allá de esta fijación masculina ¿qué tienen de especial los azotes entre chicas? ¿Por qué representan una parte muy importante de toda la iconografía spankera de la red? También ocupa un papel muy importante en los relatos publicados en la red. La respuesta no es sencilla y, obviamente, sólo seré capaz de dar mi opinión basada únicamente en mi experiencia y lo que me han comentado otras personas.
Hay algunas cosas del ritual de los azotes eróticos que parecen funcionar diferente entre dos chicas que entre un hombre y una mujer. Si en el spanking hay una parte que castiga y otra que es castigada se precisa, para que todo salga a pedir de boca, dos actitudes básicas, que la parte castigadora sea inflexible y que la parte castigada acepte de una u otra forma su merecido castigo.
Cuando es un hombre el que castiga, la chica intenta utilizar un sinfín de argucias femeninas que en un 99,99% de los casos consiguen el éxito y tiene un efecto u otro sobre la conducta punitiva del spanker. Normalmente lo que consigue es ablandarlo.
Ese despliegue de seducción de la spankee en apuros, que está integrado por trucos femeninos tan bien calculados, no surte el mismo efecto sobre una mujer spanker; es más, incluso puede resultar contraproducente. En muchos casos a la spankee ni se le ocurre hacer ninguna tontería que pudiese complicar, aún más, su posición ya de por sí muy comprometida.
La spanker está blindada contra los trucos de la spankee, los ve venir, los anticipa y se puede enfurecer si ve que le intentan manipular.
Se dice que la mejor cuña es la de la propia madera y en las palmadas entre damas esto es un hecho. Todo el ritual tiene algo de más serio, menos juguetón, más estricto y más eficiente. En resumen, el desarrollo del castigo es menos disperso, funcionan menos las estratagemas de la spankee y se cumple el objetivo en la forma y en el fondo.
En cuanto a la spanker mujer, sin caer en generalizaciones que convierten a las personas en estereotipos vacíos, mi sensación es que ella, cuando ha de azotar a una persona de su mismo sexo, se toma la tarea mucho más en serio que el spanker varón, es más concienzuda, más escrupulosa y esto es muy importante- más cuidadosa con la graduación del dolor. Lo último es fundamental ya que permite azotes más prolongados en el tiempo, más persistentes. Muchas veces el spanker varón controla menos su fuerza física y se deja llevar más por sus instintos básicos. Sería muy largo e incluso discutible intentar fundamentar estos hechos, pero la observación empírica los constata y corrobora perfectamente.
El calado erótico de la azotaina entre chicas es extraordinario, de alguna forma la frontera heterosexual-homosexual es más difusa entre mujeres y esto permite que dar el salto a una relación sexual o a algunos juegos con claro contenido sexual no sea tan complicado.
Algunas de las teóricas feministas más serias han expresado en muchos de sus ensayos que la sociedad patriarcal ha negado la sexualidad a las mujeres, por eso dos chicas pueden darse un beso al saludarse, ir juntas al baño, decirse piropos, tocarse en un entorno social, ir tomadas de la mano e incluso dormir juntas sin que nadie haga ningún comentario; según las autoras que han analizado este fenómeno, la reacción social consiste en una negación de la sexualidad femenina, si las mujeres no tienen una sexualidad propia, según el discurso de la sexualidad patriarcal y falocéntrica, las mujeres juntas no harán nada más que lo que se ve en superficie.
Sin embargo, hay que darles la razón a esas feministas teóricas tan serias ya que la sexualidad femenina no solo es diferente que la masculina, sino que me atrevería a calificar como más poderosa. Una mujer es capaz de gozar de mil y una manera, es capaz de erotizar su cuerpo y es capaz de ser multiorgásmica. Sin duda alguna la sexualidad del hombre es activa, enérgica, pero tiene su fin en la orgasmo, justo cuando comienza la femenina.
Evidentemente en la cuestión de las relaciones del mismo sexo, el reverso, en el mundo masculino, las cosas cambian ya que dos chicos que tengan que compartir, por ejemplo, cama por no haber suficientes en un apartamento de una estación de esquí, son objeto de todo tipo de bromas maliciosas e incluso burlas. Por otra parte para los hombres la homosexualidad es una frontera bien delimitada y que requiere una gran determinación para su traspaso que, además, tiene tintes de irreversibilidad.
De hecho en muchas situaciones hay una gran asimetría entre los comportamientos entre ambos sexos. En el mundo del porno nunca falta el juego entre chicas. Y si vamos a cualquier club liberal de intercambio de parejas lo que ocurre en la pista oscura es que hombres y mujeres que no son previamente pareja inician sus juegos sexuales y también las mujeres juegan entre si; es más muchas veces son las que inician el encuentro, pero nunca los hombres juegan entre si. En los pequeños anuncios eróticos por cada anuncio clasificado en que una pareja pide un chico para sus juegos en trío, veinte piden una chica.
Con lo cual el traspaso de esa frontera es menos traumático y menos irreversible en mujeres que en hombres. Muchas mujeres, según una gran y querida amiga mía, son heteroflexibles, es decir heterosexuales capaces de jugar con otra chica si las circunstancias son las adecuadas y les resulta apetecible.
Hay una forma de comprobar que esa flexibilidad es muy poco traumática que no es otra que la observación posterior de ambas jugadoras. Lo que suele ocurrir es que si existía ya una amistad, esta se reafirma, pero los comportamientos incorporan una naturalidad enorme a la hora de volver a los roles respectivos de la vida diaria. Lo que se podría decir es que aquí no ha pasado nada.
Todo ello da como resultado que el sexo que puede ocurrir entre chicas, después de una larga sesión de azotes, puede ser de inenarrable potencia volcánica. Verdaderos y prolongados incendios sexuales vienen después de un juego de azotes entre amigas.
Otra de las características femeninas es que su sensualidad no solo está centrada en sus genitales sino que está repartida en otras zonas del cuerpo muy capaces de goce. Las chicas saben muy bien cómo explotar esa cantera erótica en caso de otra chica. Por otra parte son muy persistentes y pacientes a lo hora de obtener un orgasmo que tarda en llegar.
Puede no haber sexo de una forma directa al final de los azotes entre dos chicas, sin embargo siempre habrá una carga erótica de profundidad que nos hará temblar con su deflagración.
Una dimensión muy especial es el de la fantasía. Muchas chicas spanko, ya sean spankers o spankees han soñado despiertas con la escena del castigo entre chicas, tal vez nunca pase de ser una fantasía que muchas veces es el rico combustible de auténticos orgasmos telúricos, pero muchas veces es el prólogo de una fantasía que se puede hacer realidad. Quiero recomendar el maravilloso artículo de Mayte sobre las deliciosas fantasías con su profesora que ounchando aquí se puede leer. También recomiendo un magnífico relato de Sevi llamado El Convento que si pinchas aquí lo puedes disfrutar.
Por último, pero no menos importante, está el aspecto emocional del azote entre dos chicas y no por menos sutil es menos espectacular. La compenetración que puede llegar a establecerse entre dos chicas en una escena de spanking, es enorme. Muchas veces solo se puede apreciar en signos muy sutiles, como tonos de voz, palabras que quedan en el aire, súplicas o en los tiernos gestos de consuelo y reparación al final de los azotes. Las más de las veces son un refuerzo de la alta tensión sexual del final. Para mí el observar a dos chicas en una sesión de azotes seguida de sexo ha sido algo hipnótico, como cuando se mira el fuego o una puesta de sol. Puedo decir sin exagerar que, algo así como el éxtasis ha ocurrido en mi interior, una enorme paz llena todos mis confines mentales cuando contemplo una escena de este tipo. Incluso muchas veces he tenido la facultad de desaparecer estando allí, me explico, me he quedado dormido mientras ellas seguían jugando, porque no creo que la escena de dos mujeres requiera necesariamente un tercero en el juego. Tal vez, en ciertos momentos, todo lo contrario.
Sé que muchas spankers y muchas spankees tienen la fantasía de jugar entre ellas, yo las animaría a hacerlo ya que puede ser una de las experiencias más bonitas de sus vidas.
11 comentarios
Jano -
No puedo añadir más piropos y halagos de los ya descritos anteriormente: por ciero, justísimos.
Abrazos, Jano
niña dos -
Si las cosas son como dices... y no dudo que así sean... aunque no tenga interés en experimentar una relación homosexual... sí que lo tengo en vivir la experiencia de las nalgadas con una mujer por puritita curiosidad y un pelín de morbo... porque quiero saber qué se siente ser nalgueada por alguien a quien no puedo seducir y que de verdad va a tener el absoluto control y también quiero saber... y de hecho le estaría apostando a eso... si recibir nalgadas de una mujer me excitaría igualmente... Qué haría con esa información en caso de ser afirmativa?... pues supongo que asumirla y disfrutarla de ese momento en adelante!! jaja... Qué pasaría si no me gustara?... pues naa... dilema resuelto y aquí se rompió una taza :)
Un beso tronado y bravo Mister Ten!!
niña dos
10 -
nani -
Uno -
una niñata -
Ni yo misma podría haber descrito mejor los sentimientos que se perciben cuando es una mujer quien azota.
Mi más sincera enhorabuena. Tras leerle me muero de ganas de colocarme sobre sus rodillas, o sobre las de una chica, o sobre la de ambos...
Besos de una niñata
Tane -
Besos y abrazos.
Ocho -
Merce -
¡Enhorabuena!
Sr. Diez -
Granuja -
¡Vaya pedazo de foro que tenemos todos entre las manos! ¡¡Enhorabuena!!