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Spanking

N O S H E M O S M U D A D O

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Verano del 72

Verano del 72

Autor: Pit

Interesantísimo articulo, Bruja Mestiza. A veces cuando leo tus experiencias infantiles y juveniles me siento muy identificado. Tu con tus sentimiento spankees y yo con los de spanker hemos tenido, por lo visto, muchas sensaciones análogas.

Adoro los cómics y mi infancia y adolescencia estuvieron repletas de ellos. Y como tú, en ellos rastreaba siempre a la busca de esa escena de spanking tierna y divertida que me hiciese fantasear y desencadenase en mí toda una serie de sensaciones placenteras.

Recuerdo también perfectamente a esa peque llamada Periquita a la que su tía Dorita calentaba el culete muy a menudo, a la pequeña Lulú refunfuñando y frotándose las pompas, a Daniel el travieso en su rincón "acomodado" en su taburete y muchos otros personajes, que por cierto muchos de ellos estaban publicados por Novaro una editorial mexicana y cuyos cómic yo compraba con el duro (5 pesetas) que me daban de paga semanal siendo un niño. Hoy por el equivalente a ese dinero no te darían ni un pequeño caramelo. Grrrr vaya viejito soy. Hay una escena que se me quedó grabada y es en un libro de cómic que tuve sobre la famosa, al menos en España, familia Telerín. En esa viñeta el padre sentado en su silla iba dando tendidos sobre sus rodillas unas buenas nalgadas en el culito al aire y con su mano a todos sus vástagos. Una estaba sobre las rodillas mientras los/las que le precedieron se frotaban el culo colorado y los demás esperaban turno con el pantalón del pijama ya bajado. La escena era de una gran ternura y divertida, en ningún caso inspiraba violencia y era muy hogareña. También recuerdo con precisión una escena de una revista que en mi ciudad editaba una caja de ahorros y que para explicar a los niños la importancia del ahorro ideo a dos personajes llamados Ahorrito y Manirrota. Y recuerdo una tira de ellos que acababa con una tunda clásica OTK.

En todos los cómics de aquella época, los años de mi niñez los 60 y adolescencia los 70, salían escenas así, y la azotaina OTK era algo muy popular, no dándosele ninguna connotación perversa. A mi héroe El Capitán Trueno también lo recuerdo en una viñeta en la que "muy a su pesar" tuvo que poner en su regazo a una pirata muy bella y propinarle una buena tunda con su manota de caballero español. El ayudante del Corsario de Hierro, un grandón escocés, a veces soñaba que su mama una grandota pelirroja le tendía en sus rodillas y le nalgueaba por alguna razón. Ni que decir tiene que tal como estaba dibujado era muy gracioso. Para mí, una vez despertada mi sexualidad en la adolescencia, ver que mi héroe el Capitán Trueno daba esa azotaina a una mujer bonita supuso algo a magnífico y lo que hasta por entonces era algo que me resultaba excitante pero intrigantemente curioso, ahora pasaba a formar parte de mi erotismo Luego ya, como es lo normal con al efervescencia hormonal, ya solo pensaba en chicas, ver revistas prohibidas aquí por entonces, y en sexo en general. Un día viendo una revista extranjera, llamada LUI, que habían traído unos amigos viaje, lo vi, y fue un gran impacto, había una pequeña foto de un culete precioso de mujer algo rojito, tendido sobre una rodillas, una mano palmeándole y debajo un slogan que decía: just for you".Era la contestación a una carta al director de la revista de una mujer que le contaba como se sentía a veces de traviesa y su necesidad de ser tratada como tal. ¡No estoy solo en el mundo! , pensé para mí. Luego un poco después, con la apertura de mi país, ya se comenzaron a publicar todo tipo de revistas, libros etc. en los que algunas veces salía el tema del spanking, pero este ya es otro tema.

Siguiendo con los cómics de aquellos maravillosos años, otra escena muy divertida que todavía se puede conseguir es la que sale en el álbum " La verdadera historia de Mortadelo y Filemón", personajes de Fco. Ibáñez , popularísimos en España .En ella el niño, Filemoncito, no era nada aplicado en sus estudios y tras una "charla" con su padre, y en esa viñeta se le ve con las nalgas al aire rojotas recibiendo una azotaina tendido en las rodillas de su progenitor, decidió estudiar Derecho", ja ja ja. ¡Claro! como no se podía sentar. Típico humor de Ibáñez .El álbum data de primeros de los años 70 y aún se reedita (lo vi. un día en el Supermercado), pero dudo que si lo llegase a dibujar ahora incluyese esas viñetas, pues no es políticamente correcto. También recuerdo a dos pilluelos que no se como se llamaban, americanos, de dibujos muy típicos de la primera mitad del s. XX, que vivían con un capitán y su mamá y que siempre acababa la historieta recibiendo los dos juntos unas buenas nalgadas.

En fin, estos son algunos de mis recuerdos. He sido un enamorado de los cómics, no solo de escenas de spanking. Lo de la TV y el cine también es interesantísimo y espero podamos tocarlo en otro articulo.

Elegir pareja de juego

Elegir pareja de juego

Autora: Ter

La mayoría de las personas que nos sentimos atraídas por este mundo de los azotes, quisiéramos encontrar a nuestra media naranja dentro de este mundillo. Muchos lo han conseguido, ya siendo su pareja (amigo/a marido/mujer Amo/sumisa etc.) ¿Pero qué pasa con las personas que no tienen pareja o que sí la tienen pero no comparten el gusto por las nalgadas?

En el caso de parejas de hecho que no comparten el gusto de las nalgadas (siempre hablando desde mi punto de vista) se pueden dar múltiples casos, tantos como parejas hay, pero lo más “normal” son dos o tres situaciones:

La primera y, no por eso más habitual o corriente, o normal, sería que una parte le contara sus gustos a la otra, con lo cual pueden ocurrir dos cosas, una que la otra parte ponga el grito en el cielo, que no lo entienda, que se rasgue las vestiduras, que tache de loco/a al otro, que le ponga las maletas en el rellano, etc. La segunda opción que se puede dar es que la parte de la pareja que no comparte sus gustos ceda de vez en cuando a jugar al juego del otro, haciendo un pequeño o gran sacrificio, según los ojos de cada cual y, poco a poco ir cogiendo gustillo al juego, o jugar a cambio de algún tipo de gratificación.

En ambos casos se podría dar, de hecho se da en gran parte de ellos, que la persona interesada en estos temillas de dar o recibir calor en la parte donde la espalda pierde su glorioso nombre, es una persona afín a sus gustos.

Otra opción que se da y que sería ideal es que las parejas compartieran los gustos en todo, pero eso no es lo más habitual, lo cual lleva en muchos casos a buscar gente afín a nuestras perversiones.

Ahora a través de Internet, lo tenemos mucho más fácil que nuestros predecesores, detrás de las pantallas nos sinceramos, nos abrimos, no vemos a la otra persona y al principio, cada cual se hace una imagen de cómo es esa persona que te lee en la distancia, casi siempre al gusto y semejanza de uno mismo. Hasta que se decide dar el gran paso y salir del anonimato y de la protección que te da una pantalla y un teclado… y allí es donde viene la prueba de fuego, que es ni más ni menos, no compartir los gustos de cómo, cuánto, en qué postura, que intensidad, ni la tonalidad de color te gusta que te dejen el culo (los spankees claro), todo eso se supone que se ha hablado con la persona que te vas a encontrar… La prueba de fuego es que en verdad conectes con esa persona y, un café, un rato de charla, o simplemente a primera vista ya es un paso para ver si conectas o no. Lo ideal sería que ambos conectaran, tuvieran simbiosis y que se formara una pareja para jugar, pero no todo es jauja y puede ocurrir que si, que en la red se conecte muy bien, pero en la realidad sea otra cosa bien distinta.

Hay muchos factores que pueden hacer que rechaces a una persona para ser tu partenaire en este mundillo. Hablaré siempre bajo mi punto de vista, que no por ello es el mejor, ni tampoco el peor, simplemente es el mío. A mi lo que me lleva a rechazar a una persona para ser mi spanker, no es el aspecto físico, bueno en realidad, tengo que tener una cierta atracción por él, gustarme en su conjunto, no necesariamente tiene que ser alto, delgado y guapo, sino que puede ser un chico con unos cuantos kilos de más y no ser un Adonis precisamente, puesto que yo disto mucho de ser una modelo de alta costura.

Lo que me llega a rechazar, ojo no siempre he sido yo la que he rechazado a alguien, sino que muchas veces me han rechazado a mi sea por el motivo que sea… bueno, como iba diciendo, una de las cosas que me llevan a rechazar a un posible candidato a calentar mi muslamen, es que en nuestro encuentro, cuando estamos conversando me relate todas y cada una de sus conquistas, que si la niña esta muy buena, que si tenia el culo ummm que maravilla de culo, que si era un bombón, que me estén hablando de sus conquistas anteriores y posteriores; ojo no quiero un sexsymbol en el mundo del spank, quiero a alguien que comparta mis gustos y que sienta deseos de castigarme en cierto modo y yo sentir deseos de ser castigada por él.

La distancia física entre nosotros no es un handicap para mí, hombre si es de mi misma ciudad o de los alrededores pues mejor que mejor, pero si está lejos, y no podríamos vernos con la frecuencia que quisiéramos pero si nos sintiéramos que tenemos mucho feeling, no me importaría tener encuentros esporádicos, para mí bien vale la pena esperar, si la dicha es buena. Así que por eso puede pasar por delante de muchos un spanker que viva a cientos de kilómetros de mí antes que uno que viva al lado si no es de mi gusto.

Así que espero algún día mi partenaire en estos juegos… pero siendo como soy de exigente creo que no me va a ser tarea fácil.

Salir del armario

Salir del armario

Autora: sevishana

Salir del armario. Salir del armario siempre es sano. El aire está viciado dentro. No se puede respirar. Y como alguien haya metido ropa sucia es insoportable. Esta oscuro. Parece que estas solo. Y sobre todo es angosto. Pequeño. Asfixiante.

Salir del armario en todos los sentidos. Hablaba de una situación figurada en la que te halles físicamente dentro de un armario de estos modernos realizados con conglomerado de madera. Sin embargo se puede salir del armario en muchos otros. Yo salí del armario con mi homosexualidad. Salí por orden: con mis amigos, con mis compañeros de clase, en el trabajo, en mi casa. Y me siento tan absolutamente tranquila con mi forma de ser, tan feliz y despreocupada, que me permite vivir más intensamente todo aquello que yo desee.

Señores y señoras spankos. Ya es hora de que salgan del armario spank. También lo he hecho. Y no pasa nada. Absolutamente nada. Si no ha pasado nada en una ciudad sureña de matavacas y señoritos a caballo… ¿que demonios puede pasar en un Madrid o una Barcelona?

Igual que todo el mundo sabe (todo el mundo cercano a mi, mi vecina me la pela…) que me gustan las chicas. Mis amigos más cercanos, mis colegas de cervecitas, saben que me va el tema del spanking. Más o menos, nunca he dado detalles. Tengo la suerte, la gran suerte, de tener amigos muy abiertos, con los que se puede hablar siempre de sexo y todo lo concretamente que desees. “Has probado…?” “tía, a que no sabes qué me ha propuesto fulanita?”

Pero lo más gracioso de salir del armario spanko fue que según he ido saliendo poquito a poco, mis amigos también!!!!! Resulta que a la mayoría de ellos les va el tema. Esto no es algo que me haya sorprendido en todos ellos. De más de una lo sospechaba… Lo que más me ha agradado ha sido la naturalidad. Igual que cuando fui exteriorizando mi gusto por las niñas, sin dar ruedas de prensa, ni ocultarlo, mi spankofilia ha salido a la luz con tanta normalidad, que parece que hablemos de practicas fetichistas que ya están aceptadas socialmente exentas de tabú alguno.

Yo no dije: “hola soy sevishana y soy spankee o spanker a ratos”. No… simplemente bromeábamos, un tirito por aquí, una bromita por allá, y, que casualidad, que a mis amigas no solo les hacían gracia las bromas sino que les encantaba seguirlas… Dios santo!!! Si a una de ellas le encanta azotarme cuando bailamos en un pub!!!

Otro amigo mío… switch perdido… me lo pregunto abiertamente un DIA en el coche. Un DIA que bromeábamos en torno a un chiste que os contaré para finalizar. “oye, sevishana, a ti te va…?” y lo estuvimos hablando… sin ponernos nombres ni etiquetas, con toda naturalidad. Y hoy DIA, cuando vemos a alguien que detectamos de los nuestros nos miramos y nos reímos, o nos damos un codazo, igual que cuando veo una chica que “entiende” por la calle le echo un guiño a una de mis amigas.

En cierto modo mis dos salidas del armario han sido muy parecidas, y en ambas, lo único que me han aportado es una absoluta tranquilidad y fortaleza en mi forma de ser.

¡Y al que no le guste que no mire!

El chiste:

Un sádico
Un asesino
Un masoquista
Un violador
Y un necrófilo

Están comiéndose el bocadillo en el parque, cuando dice el violador:
- mira! Un gato!!! Vamos a follarnoslo!!!
Pero dice el sádico
- vamos! Pero después lo azotamos!!
el asesino añade:
- si!!! Y después lo matamos!!!
Y el necrófilo sentencia:
- hummm y para finalizar lo volvemos a violar!!!
Un silencio…
Y dice el masoquista:
- miau???

Espero que nadie se ofenda, no hay mas que tomarse la vida a broma, empezando por nosotros mismos…o no???

Miauuuuuuuuuu

Literatura al asalto de nuestras hormonas

Literatura al asalto de nuestras hormonas

Autora: Gavi

Wow Bruja... qué deliciosa aportación hiciste... qué amplia información y qué memoria prodigiosa tienes!! :)) qué envidiaaaaa!! Bwwaaaa!!!

Me parece que todos los spankos vivimos esas mismas sensaciones a través de cómics... de literatura... del cine... de la TV en fin.

Estando ya casada... compré un día una novela que resultó estar pletórica de escenas que me sumergían en riquísimas fantasías... Siempre había una dama a la cual "domar"... siempre había lucha de voluntades... y muchas veces hubo amenazas de azotainas que no se concretaban jamás... Por qué lo sé?... porque me hice adicta a esta escritora y compré un chorro de sus novelas... es más... un día... de forma totalmente involuntaria pero oportunista... ñaca ñaca... salí de la librería sin pagar la novela lero leeero! ja!

Alguna tundita sí se dio... pero no me resultó indispensable (aunque sí un pelín frustrante en ocasiones)leer las tundas... Muchos de los spankos disfrutamos enormemente también otras partes del juego de las nalgadas... como son las acciones que las provocan... los regaños... las amenazas... y de esto estaban plagadas esas novelas... Ya en mi fantasía y a solas conmigo... me encargaba de construir los finales que a mí... me llenaban de sano júbilo y solaz esparcimiento... por no decir que me provocaban grandes fugas de líquidos!! Jaa!

Se entiende muy bien que... al restringir, en tiempos del oscurantismo, estos gustos tan fuertes y tan urgentes al ámbito de nuestra más intimísima intimidad únicamente (por razones ya ampliamente explicadas) se entiende – repito- ... que la alimentación y el desfogue de tanta hormona activa y demandante se diera a través de la literatura y de las imágenes que se nos presentaban como al asalto frente a nuestros ojitos ávidos.

Memín IV

Memín IV

Autor: Fer

A ver si esta imagen es más expresiva...

Memín III

Memín III

Autor: Fer

Más imágenes de este curioso y polémico personaje, tan entrañable para los spankos mexicanos...

Memín II

Memín II

Autor: Fer

Aquí va otra imagen de Memín Pinguín ya que la anterior, al tener que bajar su peso hasta 20 k como exige Blogia, ha perdido mucha nitidez. Lo siento. Espero que podamos contar con alguna imagen de una zurra recibida por Memín algo más clara.

Memín Pingüín ¿ingenuo spankee o instrumento del racismo?

Memín Pingüín ¿ingenuo spankee o instrumento del racismo?

Autor: Fer

En el artículo de Bruja Mestiza Recuerdo y homenaje. Historietas y comics aparece nombrado el personaje de unas historietas mexicanas Memín Pinguín, un niño negro muy travieso que, por sus mismas diabluras, recibe frecuentemente nalgadas de su madre Eufrosina . En este artículo Bruja Mestiza agradecía a gavi la aportación de la ilustración que figura aquí y me sumo yo a este agracecimiento.

De Memín Pinguín sabemos muy poco pese a que recientemente saltó a la fama ya que el 29 de junio de 2005 la Fox, una cadena de TV, prensa e Internet ultraconservadora de EEUU lanzó la siguiente noticia a raiz de la emisión de 6 sellos con la imagen de Memín Pinguín:

Timbre mexicano racista causa indignación
Ciudad de México.- El gobierno mexicano ha emitido estampillas postales ilustrados con un exagerado negro, personaje de caricatura, conocido como Memín Pinguín, apenas unas semanas después de las declaraciones del presidente Vicente Fox que hicieran enojar a los negros de Estados Unidos. La serie de 5 estampillas lanzadas el miercoles ilustradas con un niño desgraciado niño negro de rasgos exagerados, labios gruesos y enormes ojos. Su apariencia, modo de hablar y modo de comportarse son objeto de burlas por parte de los personajes blancos en el cómic, que comenzó a publicarse en 1940 y aún se publica en México

Activistas censuraron fuertemente las estampillas, calificándolas de ofensivas, aunque algunos funcionarios lo negaron. "Uno podría esperar que el gobierno mexicano fuera un poco más cuidadoso y evitara seguir abriendo heridas", dijo Sergio Peñalosa, un activista de la pequeña comunidad negra de México en la costa sur del Pacífico.

Aunque hubiesen elementos con contenidos de reminiscencias racistas, en este sentido, en la nota reseñadase ve como la “corrección política” de la cual hablamos en el artículo El spanking no es políticamente correcto es una forma de hipocresía ya que se condena un ssimple comic. Meses después ocurre el Katrina y no se condena en la misma proporciol el genocidio racial que se produjo en Nueva Orleans. Pese a ser un admirador de muchas de las cosas de los EEUU no puedo dejar de sorprenderme por esta doble moral. En este sentido confío en el gran talento de los norteamericanos de EEUU para cambiar la dirección de su cultura como lo han hecho en otras ocasiones.

En internet he encontrado algunas informaciones que están en este enlace http://members.tripod.com/gmoaguilera/ sin embargo nada mejor que los spankos que han incluido a Memín Pinguín en su educación sentimental para ilustrarnos sobre la naturaleza de este comic.

Me gustaría mucho que gavi y Bruja Mestiza nos contasen más cosas sobre este encantador personaje.

Azotes seguros

Azotes seguros

Publicado en el excelente blog GOTHIC-BDSM

Información sobre nociones elementales de seguridad en el Spanking y en los azotamientos en general.
Muchas veces no se practica un sadomasoquismo seguro por desconocer los peligros que deben evitarse y, por eso, desde Esencia BDSM abogamos por un sadomasoquismo seguro. Esperamos que os guste el artículo, os aclare muchas cosas y os permita practicar unos azotamientos seguros.

Como todo el mundo sabe, y esto no es ninguna novedad, azotar es golpear a algún animal o algún ser vivo con algo. Partiendo de esta especie de definición vamos a hacer un pequeño recorrido por los diferentes órganos y tejidos y por los distintos aparatos o utensilios con los que podemos azotar. De esta forma veremos lo que está indicado, lo que puede ser peligroso y lo que jamás deberíamos hacer.

Vamos a realizar dos divisiones o estructuraciones. Una es del cuerpo humano que le vamos a dividir en tres partes principales, la primera será el tejido de sostén (lo que es el esqueleto), la segunda será el aparato locomotor (que son los músculos y los tendones) y por último las vísceras o tejidos huecos.

A continuación dividiremos los utensilios utilizados para aplicar el castigo (los azotes en este caso); según sus características y su forma: rígidos o flexibles y estrechos o anchos. Esta segunda división viene a cuento del principio físico que dice: a mayor superficie, menor presión. Pero de este axioma y su relación con el s/m hablaremos un poco más adelante.

He hecho las tres divisiones del cuerpo humano tan fuera de los cánones normales por resultar conveniente hacerlo así desde el punto de vista S/M. Primero he apuntado la estructura rígida como son los huesos, porque su principal característica es carecer de flexibilidad. Por lo tanto ante un golpe o ante una tensión fuerte se quiebra. Es decir, una sesión de azotado con un palo podría producir fracturas.

La principal característica de los tejidos huecos o las vísceras es que como son huecos, no resisten bien los golpes y se revientan. Dentro de las vísceras incluimos el hígado, los riñones, el páncreas, los intestinos, etc. En general la mayoría están en el abdomen que además carece, a diferencia de los pulmones o el corazón, de la rejilla de la parrilla costal que actúa como una verdadera coraza protectora.

En este apartado de vísceras o tejidos huecos, incluimos también las venas y las arterias. Por la facilidad que tienen para reventar se producen los hematomas y cardenales.

Por último tenemos los músculos y los tendones, refiriéndonos a los músculos estriados o de contracción voluntaria, cuya principal característica es su resistencia y fortaleza, así como su facilidad para estirarse y contraerse, es decir su elasticidad. Sabiamente, nuestros mayores nos corregían las actitudes díscolas con una buena azotaina en el culo.

Generalmente los que eran más listos azotaban con la zapatilla en lugar de con la mano que sí se resentía. Casualmente los músculos del culo, los glúteos, son gruesos, están protegidos por una capa de tejido adiposos sobre la piel, son cortos de longitud y además no protegen una estructura hueca, con lo cual es la típica zona donde se puede azotar a placer con casi todo tipo de aparatos sin correr graves riesgos.

Con los tendones hay que tener un especial cuidado, pues carecen de la elasticidad de los músculos y actúan como los cables de una grúa articulada, siendo los músculos el motor y la pluma de la grúa serían los huesos. El efecto de una presión inadecuada, como pueden ser unos azotes mal dados sobre una zona tendinosa, podría producir una inflamación de éstos tendones; lo que se conoce como tendinitis. Esta es una lesión grave, difícil de curar y que puede reproducirse con muchísima facilidad.

Por lo tanto a la hora de azotar hemos de evitar las zonas desprotegidas de músculo, como pueden ser la parte inferior de la pierna, la espinilla y la parte posterior de esta, así como las articulaciones en general.

Como hemos visto, una técnica incorrecta en una zona inadecuada puede producir serias lesiones. Por lo tanto, para un correcto azotado por toda la superficie corporal, hemos de estar adaptándonos constantemente a medios e intensidad.

Por ejemplo, lo que se denomina bastinado o suplicio turco, que consiste en azotar las plantas de los pies con una vara, puede producir serias lesiones ya que la planta de los pies es muy sensible. Es una estructura exactamente igual que la mano, solamente que en nosotros se ha adaptado a la marcha, para recoger información del suelo sobre su textura, inclinación, etc.

Además describe una especie de mapa de todo lo que son los órganos de cuerpo, de tal modo que según la estimulación que reciban ciertos puntos de la planta de pie, desde los dedos hasta el talón, incluidos los tobillos, vamos a obtener diferentes respuestas orgánicas. Esto es lo que estudia y trata la reflexoterapia podal.

Por lo tanto si sobre los pies aplicamos un castigo indiscriminado, no solamente vamos a dañar su estructura, sino que podemos alterar el funcionamiento de diferentes órganos. Por lo tanto, el instrumento adecuado para castigar esta zona en una paleta de azotar, no una vara o una fusta, puesto que no se trata de torturar.

Será mejor una paleta de azotar de las de forma de lengüeta como de tres centímetros de ancho, que no sea rígida para que se pueda adaptar a la superficie de pie y no produzca lesiones, ni en los tendones ni en las articulaciones del pie; y aplicar el azote con una fuerza media-baja.
Continuando una trayectoria ascendente, de la planta del pie pasaremos directamente a lo que es la pantorrilla, sin tocar prácticamente todo lo que hay en medio (desde la espinilla hasta los tobillos).

En la pantorrilla el castigo será muy similar al de la planta del pie, tal vez aumentando un poquito la fuerza (no demasiado), ya que tenemos los músculos que nos hacen ponernos de puntillas y que mueven el pie. Son unos músculos cortos, muy gruesos, muy potentes, pero que generalmente sufren muchas contracturas y se pueden lesionar con facilidad ya que soportan el peso de todo el cuerpo.

Seguimos hacia arriba y, respetando la rodilla, nos encontramos con los muslos, donde la estructura sea del fémur se ve envuelta por numerosos músculos muy potentes, muy largos y que permiten casi todo tipo de azotado; siendo especialmente sensible la zona interior.

A pesar de todo hay que tener muy en cuenta que este grupo muscular, junto con los de la pantorrilla, son los que nos permiten caminar y desplazarnos. Por lo tanto se van a resentir si se les castiga con severidad. Las lesiones, aunque transitorias, son muy visibles ya que la cojera o la dificultad de movimiento se nota enseguida.

Después encontramos el culo y los genitales. En el culo están los músculos glúteos y ya hemos comentado antes que es la zona de azotamiento por excelencia.

Los genitales son otra cosa. Los genitales femeninos se deberán de tratar como la planta del pie, por lo que respecta a los masculinos, el pene también se tratara como la planta del pie y los testículos como vísceras. Hay que tener mucho cuidado al golpear los testículos, no utilizar nunca objetos rígidos o semirígidos como palas de azotar, puesto que el dolor que se produce puede ser muy intenso y causar graves problemas.

Han sido frecuentes los fallecimientos de personas que trabajaban con caballos cuando dichos animales soltaban una coz y acertaban casualmente en la zona de los testículos. Y no es extraño que un golpe certero con una pala de azotar o incluso una patada puedan acabar con la vida de un hombre, siempre y cuando se acierte plenamente en los testículos y se puedan reventar.

Un castigo adecuado en esta zona podría ser azotar con un latiguillo pequeño que pueda escocer, hacerle restallar o golpeteos muy suaves con la punta de una fusta acabada en una tirita de cuero. Hay que tener en cuenta que el recorrido que haga esta lengüeta de cuero no sea superior a quince centímetros y el golpe debe ser de intensidad muy suave.

Seguimos hacia arriba y nos encontramos la espalda, el tórax y el abdomen. La espalda es una estructura protegida por la columna vertebral y, en la zona superior, por las costillas; por lo tanto aquí el castigo que se impone ha de ser con objetos flexibles, golpes suaves con palas de azotar, con fustas y se puede emplear el látigo a gusto puesto que la estructura admite una elevada intensidad, pero también es verdad que las marcas que pueden dejarse tardan en desaparecer.

El abdomen es la parte donde están situadas la mayor parte de las vísceras y está protegido por los potentes músculos abdominales; no obstante, si golpeamos con un objeto semirígido o rígido podríamos reventar cualquiera de estas vísceras.

Por lo tanto no está indicado utilizar ni palas ni objetos más duros y los azotes con látigo deberán de hacerse de forma que abracen desde los costados. No obstante, la intensidad debe ser suave, pues también están en esta zona los riñones que son muy delicados.

En el tórax, aunque está protegido totalmente por las costillas, hay que tener en cuenta que estas actúan como fuelle en la función respiratoria y por lo tanto un golpe fuerte con un objeto rígido o semirígido podría producir un fallo en esa función. Además, el corazón que está situado debajo del esternón, podría ver alterado su ritmo normal si se acierta con un golpe fuerte en esta zona.

Tengamos en cuenta que cuando se produce una parada cardio-respiratoria la primera maniobra que se suele hacer es golpear fuerte el esternón y a continuación aplicar un masaje en esa zona con fuerza de forma rítmica. Por lo tanto si un corazón que late normalmente recibe un impacto en esa zona su funcionamiento se podría alterar; aparte que si producimos una hemorragia interna, la hemorragia podría producir un derrame con serias consecuencias.

Sin embargo, en esta zona nos encontramos con los pechos (o las tetillas en el caso de los hombres) que es una zona que requiere un exquisito trato por su alta sensibilidad. No es necesario aplicar una intensidad elevada en los golpes para obtener un suplicio adecuado.

Podemos dedicarnos a golpeteos pequeños, con azotes cortos, hacer restallar látigos también cortos o golpear con la lengüeta de cuero de una fusta, en un recorrido similar al que aplicábamos en los testículos y haciéndolo coincidir directamente sobre el pezón.

Por último nos encontramos con los carrillos de la cara y en esta zona yo me atrevería a recomendar solamente el abofeteado. De esta manera controlamos perfectamente la intensidad del golpe y hay que tener en cuenta que al ser una zona totalmente visible, su trato debe ser más humillante que doloroso.

Hablaremos ahora de la intensidad de los golpes de la que hemos estado hablando a lo largo de toda la descripción pseudo anatómica. Está dicho hasta la saciedad, que en el s/m, como en cualquier otra actividad, hay que empezar por cosas muy simples, muy sencillas e ir aprendiendo poco a poco.

Con la intensidad de los golpes sucede lo mismo. No todos los esclavos tienen el mismo aguante y por lo tanto hay que empezar suavemente; primero con azotes, con pequeños golpecitos y luego ir incrementando la intensidad a medida que vayan tolerándolo.

Hemos de tener en cuenta que es mucho más satisfactoria, para ambas partes, una tortura refinada que un apaleamiento bestial. Por lo tanto es más interesante el ir incrementando gradualmente la intensidad de los golpes que aplicar directamente estacazos cuyas consecuencias podían ser nefastas.

En un principio he hablado del principio físico que dice que, a mayor superficie mayor presión. Por lo tanto si golpeamos con una vara o con una fusta, cuyo diámetro apenas llega a un centímetro, la presión que ejercer este golpe ser mucho mayor, ocasionando algo similar a un corte.

Si golpeamos con una pala de azotar la intensidad se reparte uniformemente en toda la superficie de la pala. En resumen, si golpeamos con una fusta, con una vara o con un palo, podemos provocar golpes mucho más profundos, con lesiones vasculares como hematomas; cosa que difícilmente sucederá si azotáramos con la mano, con un zapato, con una pala de azotar, con una raqueta de ping-pong, etc.

Un hematoma en sí no tendría mayor trascendencia pero si eso se hace repetitivo puede llegar a dejar lesiones permanentes y alteraciones del tejido de graves consecuencias como podrían ser úlceras, etc. Por el contrario, la pala, la mano, etc., producen lesiones menos profundas, mucho más extensas, lo cual creo que a nosotros nos es mucho más interesante.

Hay que tener en cuenta además que, normalmente para extraer la piel de los animales se les mataba a palos para desprender la capa de piel, la epidermis, por reventar las células grasas que la sustentan a los otros tejidos.

Eso mismo nos puede suceder a las personas, pues haríamos prácticamente un desollamiento en vivo. Para evitar dejar cicatrices permanentes en la piel, debemos utilizar instrumentos que sean planos, evitando golpear con la parte cilíndrica de la fusta o directamente con látigos.

Yo prefiero el azote formado por tiras de cuero de diferentes anchos al látigo, pues éste deja terribles marcas, muy difíciles de disimular y que en ocasiones, si lo que golpea es la punta del látigo, deja incluso heridas abiertas. No obstante, la ventaja que presenta el látigo frente a la fusta es que es semirígido y va descargando la fuerza a medida que se agarra al cuerpo, por lo cual las lesiones son menores y el castigo se amplia a toda la zona que abarca el látigo.

Pero insisto en que es preferible utilizar un cinturón o un azote o el gato de nueve colas formado por tiras de cuero, antes que utilizar un látigo. Preferibles a una fusta tradicional terminada en punta son las que terminan en una lengüeta de cuero o bien las lengüetas.

Por último, para todos aquellos que se inician, les recomiendo, que además de empezar con suavidad, incrementando poco a poco la intensidad y duración del castigo, lo hagan también con objetos suficientemente amplios (zapatillas, paletas) y poco a poco, a medida que adquiera habilidad con éstos, vayan disminuyendo su tamaño y cambiando paulatinamente a otros, como pueden ser la vara, el látigo, el azote, etc.

El empleo de látigo, vara o fusta puede practicarse previamente como entrenamiento en un cojín de casa, para adquirir puntería, aplicar una fuerza equitativa y controlar la fuerza. En el cojín debe quedar una marca no muy profunda y alargada cuya profundidad sea uniforme, pues cuanto más fino es el instrumento de castigo, más entrenamiento requiere para su correcto manejo y más peligrosa es su utilización.

De la revista Esencia BDSM.

Escrito por ReJeCt en Diciembre 29, 2004 01:06 AM
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Recuerdo y homenaje. Historietas y comics

Recuerdo y homenaje. Historietas y comics

Autora: Bruja Mestiza

Para quienes fuimos spankos clandestinos durante años, el tema del que escribo no les parecerá nuevo, seguramente hasta se sentirán identificados y tendrán mucho que agregar. En mí, el interés y gusto por las nalgadas se inició desde que era una niña (ya en otro artículo narré cómo un profesor de inglés me disparó este gustillo), obviamente que en ese entonces yo no podía comentar con nadie mi pasión. Hubiera sido muy mal vista por mis compañeras de la escuela -algunas de las cuales sufrían castigos corporales en sus hogares-, si yo hubiera revelado mi interés en conocer a detalle cómo eran castigadas. Me conformaba entonces con escuchar ávidamente sus quejas y lloriqueos cuando llevaban una mala nota en la boleta de calificaciones, y me confiaban sus temores de ser castigadas. Por supuesto, procuraba consolarlas y darles valor, y al día siguiente, como toda buena amiga, preguntaba interesada cómo había estado el castigo. Cuando mucho me contestaban algo como: “me pegó bien fuerte” o “¡me dio de nalgadas!” Y yo no preguntaba más, aunque una morbosa curiosidad me carcomía y sus escuetos comentarios me daban material para fantasear por varios días.

Pero esto no bastaba para calmar mi avidez de ver, o al menos, oír nalgadas, por el contrario, parecía alimentar mi necesidad de saber más. Así que buscaba nalgadas en todas partes, las intuía, creo que incluso desarrollé un olfato especial hacia los azotes. Qué delicia era entonces, encontrar alguna referencia, por mínima que fuera, en alguna historieta infantil. Me hice adicta a revistas como Periquita – a quien la tía Dorita le daba sus nalgadas con cierta regularidad y hasta le aplicaba el cepillo de madera ¡mmmmh! –,


La Pequeña Lulú era menos pródiga en el tema, pero no faltaba que saliera de su casa llorando, con las manos en las nalgas y quejándose de un castigo injustamente recibido, lo cual ya era suficiente para que yo fantaseara. En Lorenzo y Pepita, Cuquita, la hija menor, cumplía muy seguido con horas de castigo en el rincón, lo cual le era tan aburrido que le pedía a su padre que mejor le diera una tunda y la dejara salir a jugar, ante la necia insistencia de la niña, Lorenzo acababa amenazándola con una tunda… y a veces se la daba: la ponía sobre sus rodillas y la postura provocaba que la corta falda se levantara y se asomaran unas lindas braguitas blancas, adornadas con encaje ¡mmmmh! Recuerdo haber atesorado esos números de la revista y colocarlos bajo el colchón de mi cama.

A Quique Gavilán, su madre lo azotaba con mano y cepillo para el pelo (recuerdo que siempre me pareció un tanto absurdo que en una familia de aves se tuviera un cepillo para el pelo, no me parecía lógico que el cepillo fuera adquirido para otros menesteres). Hubo un número, del que me acuerdo especialmente, en el que la madre era aconsejada por la maestra para cambiar su sistema educativo, pues empezaban a estar de moda las ideas pedagógicas modernas. La historieta terminaba con Quique en las rodillas de su madre, recibiendo las “caricias” del cepillo y la madre asegurando con una gran sonrisa que seguiría siendo partidaria del sistema tradicional, pues resultaba más eficiente. ¡Todo un poema!

Los domingos, en las tiras cómicas del periódico, aparecían Maldades de dos pilluelos, los dos chicos eran tan traviesos y maliciosos que invariablemente terminaban, ambos y al mismo tiempo, sobre las rodillas de algún adulto, recibiendo una buena tunda, por la cual lloraban a raudales. También en esas tiras aparecía El príncipe Valiente, del cual sólo puedo recordar una escena de azotes –ingratamente he olvidado el motivo-, pero en virtud de que el dibujo de esta tira era muy realista, la escena me pareció fascinante.

Hugo, Paco y Luis, sobrinos del Pato Donald, también se llevaban muy de cuando en cuando, una buena zurra. Fix y Fox, unos zorritos traviesos probaron, al menos en una ocasión, la mano de su tío, así como Tuco y Tico, unos cuervos que aparecían en las mismas revistas. Jamás supe de que Beti o Verónica, las novias de Archie, fueran azotadas, pero sí recuerdo a la brujita Sabrina, que ocasionalmente recibía una zurra de mano de alguna de sus tías. Y por supuesto, el genial Memín Pingüín, historieta mexicana, llena de candor y ternura, que narraba las travesuras de un niño negro a quien su madre le daba tremendas zurras, eso sí, con mucho amor maternal.



Ya más grande, mis gustos en tiras cómicas cambiaron, quizá fue porque el tema de los azotes dejó de estar presente en aquellas que habían hecho mi delicia en la infancia. Descubrí a Mafalda, que le decía a su padre, mientras se sobaba el trasero que, si se había casado con su madre por su sentido del humor, había sido un chasco. A su amigo Miguelito, que rehusaba sentarse a platicar sobre el encuentro de opiniones que había tenido con su madre, pues sus nalgas habían sido la mesa de conferencias. Y a Manolito, que aseguraba que las rondas (que no son buenas, que hacen daño y se acaba por llorar, según reza la canción), se parecían enormemente al cinturón de su papá. Papá que, a decir de Manolito, consideraba que un castigo en el rincón o “penitencia”, era laaaargo como un cheque, por lo que prefería dar bofetones al contado, o le mostraba la zapatilla como un convincente medio audiovisual para obligarlo a ir a la escuela.

Trino, un dibujante mexicano, publicaba y todavía publica, tiras cómicas en diferentes periódicos y revistas. Son de un humor tan simple que resultan muy hilarantes, los dibujos son igualmente sencillos, casi bocetos, pero su popularidad ha radicado, quizá, en el retrato de la sociedad mexicana. Son varios los títulos de sus tiras: Historias para lelas, Historias del rey chiquito, Policías y ladrones… pero en casi todas ellas el tema de los azotes ha hecho su aparición, a veces sin mucha razón de ser y otras veces de manera absurda y reiterativa. Estoy casi segura que Trino es de los nuestros.



Cuando estaba por terminar mi licenciatura, para cumplir con mi Servicio Social, me ofrecieron integrarme a un proyecto para rescatar un acervo privado de revistas de historietas. Mis intereses eran otros, pero por razones que no viene al caso explicar, terminé uniéndome al proyecto. El resultado fue delicioso. Se trataba de ordenar una bodega llena de comics, revistas y más revistas, americanas, mexicanas, guatemaltecas, argentinas… había de todo un poco: súper héroes de la Marvel (números de colección que valen un dineral), fotonovelas, historietas porno, de luchadores (las de El Santo eran una joya), otras para niños, y por supuesto, todas las que aquí he citado. Aquello fue reencontrarme con mi infancia mientras descubría cosas nuevas, como a El Santo azotando a una mujer adulta… ¡wooow! Eso fue impresionante, pues para mí, las nalgadas sólo se daban a los niños, pero si El Santo azotaba así a una mujer, pues yo todavía podía tener esperanzas. En las historietas porno encontré al menos una escena de nalgadas, pero el contexto era muy desagradable pues se abusaba de la chica, y por ello ni siquiera busqué más. Pero durante cuatro meses, tres tardes a la semana, las pasé revisando aquellas maravillas y encontrando material suficiente para alimentar todas mis fantasías.

Material suficiente para hacer un pequeño homenaje spanko a la historieta que, estoy segura, fue la delicia de muchos de los que compartimos esta afición.

En futuros artículos abordaré otros medios, que en aquellos años de afición spanko clandestina, me acompañaron alimentando mis fantasías: cuentos, novelas, la televisión, el cine… Y es que parece que nalgadas las hay en todas partes. Afortunadamente.

Mi agradecimiento para Gavi que me facilitó la imagen de Memín.

Identidades

Identidades

Autor: Fer, también conocido como Señor Diez o 10

Las personas que hemos impulsado y sostenido este blog, cuya idea surge a principios de este mismo año, publicándose su primer artículo el 4 de marzo de 2005, hasta ahora hemos actuado con un nick superpuesto a nuestro nick de otros foros. A pesar de ser personas conocidas, en algunos casos desde hace años, en muchos tablones y grupos nos hemos otorgado una “segunda identidad”

¿Por qué?

El motivo ha sido primar la idea por encima de las personas.

Parece que esto ha dado muy buenos resultados, ya hay más de 60 artículos, todos ellos de excelente calidad, según nos dicen los lectores, escritos por más de 15 autores, acompañados de buenas ilustraciones y mejores comentarios. Nos enlazan de varios blogs importantes y mucha gente nos lee.

No se trataba de nicks ultra-secretos pero han cumplido un papel hasta ahora y según piensan varios de mis colegas, en el momento actual esto puede ser un freno para la participación de la cual se debe nutrir vuestro blog.

Por lo tanto, muchos de nosotros, creemos que es hora de despojarnos de ese segundo nick puesto que el blog ya anda por si mismo.

En Internet todos tenemos uno o varios nicks o apodos. En mi caso me he movido entre Fer, Fernando y Dr. Morbus. Es algo así como la ropa que te pones cuando vas a una reunión o a una fiesta, es como quieres que los otros te vean. Siempre hay gente que no se sabe vestir o se pone lo que menos le favorece, claro está.

También el seudónimo es una forma de mantener el anonimato, lo cual es una protección en muchos sentidos. Desde la seguridad personal hasta un entorno social que puede no sintonizar con nuestras andanzas por Internet.

Algunas veces se han usurpado nicks o ha habido personajes, generalmente patológicos, que han empleado de forma maligna varios seudónimos secretos.

Sin embargo el nick es casi una parte de nuestra identidad, a veces cuando nos conocemos personalmente nos sentimos más cómodos con el nick que con el nombre que aparece en el documento de identidad. Los spankos tenemos muchas veces nicks – y los hay muy bonitos - que expresan nuestros deseos, fantasías o nuestra propia historia.

¡Yo soy esa amiga spanker!

¡Yo soy esa amiga spanker!

Autora: Lady Spanker (artículo-comentario al artículo de Granuja)

Yo soy esa amiga spanker!!.... he aquí mi comentario.

Esta entrega de “poder” del que hablábamos, es un regalo enorme que hace un spankee varón a una spanker mujer. Te regala su seguridad, su hombría y fuerza por un momento y lo deja todo en tus manos.

Nalguear a mi spankee, crea un cúmulo de sensaciones que me son difíciles de describir. No tengo interés en hacer daño a mi pareja, pero el nalguearlo, hace que un escalofrío recorra mi columna vertebral. En el momento del nalgueo, la “fuerte” soy yo, la que domina, la que tiene el control sobre la escena, y al final, soy la que protege y consuela (como normalmente hacen los hombres a las mujeres). En ese momento tengo todo el poder sobre él y él está feliz de que lo tenga. Puede él liberarse sin cuidado, porque la que tiene el control en ese momento, soy yo.

No es muy común tener contacto con la parte “débil” de un hombre y yo soy de las mujeres afortunadas que pueden hacerlo. Conocer la parte del ser humano con miedos y vulnerabilidades, no aquella del hombre fuerte, seguro y marcho que muchos conocen. Esa es la parte de la que yo puedo hacerme cargo y él tiene la confianza plena que haré buen uso de ella.

El ser un varón spankee, implica, según mi opinión, ser un hombre suficientemente inteligente y seguro de su masculinidad, que no tiene miedo de perder el poder y fuerza que caracteriza al sexo masculino. Esas son características maravillosas que me ponen a mil. Hay una apertura a la parte sensible y vulnerable de su personalidad, que me hechiza y esto solo puede lograrse mediante un afecto profundo, admiración y confianza desmedida.

Hay que ser un gran hombre para permitirlo, para “abandonarse” de esa forma y permitir que alguien más tenga el control de su cuerpo y sensaciones. Es dejar de ser ese “hombre maduro”, lleno de responsabilidades y cargas sociales, por un momento.... porque para eso, aquí está su spanker para despojarlo de todo... y mas!!

Este hombre me regala su poder y fuerza, sabiendo que no abusaré, me entrega toda su confianza, sabiendo también que puede volver a ser quien es, en cuanto el juego termina.

Sé que esta es una dinámica que supera la relación tradicional. También que hay diversas opiniones y criterios sobre esta forma de relacionarse y esta, es la mía.

Otra visión del spanking

Otra visión del spanking

Autora: Catalina

Querido Sr. 10, comunidad Spanko,

Más de alguna vez mi Dr. me ha pedido que escriba un artículo refiriéndome a mi visión del spanking desde una supuesta militancia en el BDSM. Vamos por partes, ya he abandonado toda militancia, como él sabe muy bien, mi simpatía por el BDSM siempre fue bastante matizada. De partida porque es una iglesia de terror, con sus papas y cardenales de la culpa, con sus mandamientos y penitencias, con sus sacerdotes autoritarios y sus lamentables monjitas de claustro. Sin embargo, durante un tiempo me entregué al juego intensamente, me divertí es cierto, porque guardaba mis reservas en secreto y me aprovechaba de toda aquella intensidad. Pero luego esa misma intensidad hizo que los aspectos de mi personalidad que quedaban fuera del rol sumiso empezaran a reclamar su lugar en la relación con el que por ese entonces era mi "Amo". Un desastre, como podrán imaginar. Lo de sumisa resultaba caricaturesco, estereotipado e inverosímil. Lo peor de todo era mi tendencia al sarcasmo, definitivamente transformaba ciertas escenas en farsas grotescas. En suma, renunciamos a los roles, a identificarnos con ellos, sin por ello desecharlos. Los guardamos en el cajón de los disfraces, listos para ser usados cuando la situación lo ameritara.

Otra cosa que me hizo alejarme del ambiente, y renunciar a la identificación con cualquier rol, fue que éstos se utilizaban para reproducir esquemas machistas de dominación y sumisión que excedían con mucho el afán del goce mutuo. El poder anquilozado y naturalizado en roles era más o menos lo contrario de lo que yo había estado buscando. Buscaba yo más bien una parodia del poder, una puesta en escena que revelara sus mecanismos, una utilización cómplice para explorar las posibilidades de goce escondidas tras el tabú de la humillación, el dolor, la angustia, la frustración, etc.

En cuanto al spanking, me parece -debo decirlo a pesar de que pueda herir a más de una personalidad devota en el rincón- un fetichismo demasiado estrecho, como ocurre con casi todos los fetichismos. Es cierto que buscamos para gozar re-editar ciertas escenas cuyo origen ha de buscarse en la infancia primera. Pero no es menos cierto que a través de la elaboración, del análisis de uno mismo y sus mecanismos, es posible liberarse de ciertas compulsiones que por ejemplo llevan a ciertos hombres a desear únicamente a mujeres pequeñitas, tetonas, de voz aguda, idénticas a su mamá. O a mujeres a gustar sólo de hombres brutos, grandes, malolientes, que representan lo contrario de aquel padre que les hizo tanto daño. Luego vienen los fetiches más intrincados, cada vez más intrincados, hasta que pensamos que sólo podemos disfrutar de unas dos o tres maneras, reduciendo de este modo el abanico de posibilidades que ofrece el erotismo y la diversidad humana.

La escena de la niña mala, que ha cometido una falta y que merece el castigo del padre, es sin duda interesante para conjurar viejos fantasmas, para reírnos de nosotros mismos y de la forma en que entendemos el poder y el rol que le adjudicamos en el erotismo y todo lo que queráis. Pero si esta escena la repetimos incesantemente hasta el hartazgo es evidente que lo que ocurre es una reducción pasmosa del eros, la creación de una nueva posición del misionero revestida esta vez de una aura perversa, cuya real perversidad fue remplazada hace mucho por su propio estereotipo, domesticada por la pertenencia a ciertas comunidades, por la aceptación tácita o explícita de un montón de reglas, como si hubiera una república entera que normar en la práctica de darle al culo, por la identificación con un grupo de iguales, que lo único de iguales que tienen es haber caído en la misma trampa.

Hoy prefiero calificarme de masoquista. En el entendido de que no es una identidad, sino una posibilidad para el goce que no todos tienen. Me gusta ofrecer mi cuerpo para que otro ejerza ciertas violencias, me gusta sentirme humillada y ridícula. Gozo de ciertas frustraciones. Muchas veces la tensión, me parece mejor que su liberación espasmódica. Pero eso es todo. Las formas que puede adoptar mi masoquismo exceden por supuesto lo sexual. Intento volverlas hacia allá porque es aquel un terreno más o menos seguro en el que de alguna forma mis cómplices me contienen.

Un abrazo y un azote.
Catalina

Ahora yo también tengo blog: visítalo

Ahora yo también tengo blog: visítalo

Autor: 10

"Ahora yo también tengo blog: visítalo:http://www.barquitoaladeriva.blogspot.com/

Con ese escueto "yo también ya tengo blog" me escribió Catalina de los Ríos, que aparece en el blog cuyo nombre es "Hibakusha" y su subtítulo "textos en transformacion" como La Artífice. De inmediato he enlazado el blog y mi sorpresa ha sido mayúscula y tremendamente grata al encontrar este delicioso cuaderno de notas. Desde luego, La Artífice hace gala de su sofisticación y exquisitez en todo momento, cosa que me resulta encantadora.

El título, entiendo que es una alegoría que invita a reflexionar, alude al drama de las bombas atómicas lanzadas sobre Japón hace más de 60 años La Artífice nos dice "Los hibakusha son aquellos que estaban allí, sobrevivieron al impacto de la bomba y lo llevan consigo. No sólo han quedado traumados y enmudecidos sino también alterados en su estructura cromosomática. De su reproducción pueden esperarse deformidades, se convierten así en novias indeseadas."

Recomiendo este blog a aquellas personas que deseen una lectura de la literatura, la sexualidad, la política, la creación y la vida desde un ángulo muy personal y sumamente personal. El enlace está tanto en la sección de links y también al inicio del artículo.

Es fantástico constatar que entre los más de 10 millones de blogs existentes, en todos los idiomas, hay cada vez más en castellano y entre ellos algunos como el de nuestra buena amiga Catalina de los Ríos en donde se pueden leer desde reflexiones sobre la vida cotidiana hasta referencias autobiográficas o seudoautobiográficas, ya que Catalina a veces se discute con La Artífice, sobre el masoquismo y su goce.

Por último, pero no menos importante en un blog, me gustan las ilustraciones y fotos que acompañan los artículos, están seleccionadas con muy buen gusto y muchas de ellas son un guiño al humor y a la inteligencia.

¡Larga singladura al barco a la deriva! ¡Qué los textos no cesen jamás de transformarse!

Charlas entre spankers

Charlas entre spankers

Autor: Granuja

Mucho se ha hablado ya de lo que mueve a una mujer a ponerse en las rodillas de un hombre, o de otra mujer, pero dentro del tabú de nuestra práctica, me atrevería a decir que hay un tabú dentro del tabú, del que hoy quisiera dar mi opinión.

Me estoy refiriendo a los spankees hombres, que se ponen sobre las rodillas de una mujer. Hasta ahora que yo sepa nada se ha hablado de ellos en este tablón.

Yo soy spanker y lo que voy a decir forma parte de las reflexiones que he tenido, tras mi charla con una amiga spanker.

Nuestra charla surgió, a partir de comentar si ambos habíamos probado la “medicina” que nosotros repartimos. Ninguno de los dos la hemos probado, pero esta conversación despertó mi curiosidad.

Me comentó que a una pareja vainilla que tuvo, cuando le propuso la “idea” de dejarse nalguear por ella, no le gustó la idea. Pensaba que tenía miedo de ser sometido y nalgueado por una mujer dentro de la alcoba y fuera seguir siendo la figura de fuerza.

Sería tanto como permitir que “la mujer” perdiera el respeto y la confianza en él. (Ese miedo “ancestral” transmitido a los hombres, generación tras generación, a presentarse débiles ante una mujer …)

- Le pregunté a ella: - ¿Qué te mueve la sensación de tener a un “macho” en tus rodillas a tu merced?

- Y me contestó: - Me mueve que en ese momento, él está dejando toda su responsabilidad, fuerza, carga social y por supuesto confianza, en mi, para que tenga poder sobre él.

Me encantó su respuesta. Me pareció perfecta, y pensé que el rol social que nos han transmitido a los hombres como “los fuertes”, es muy fuerte, valga la redundancia y una carga muy pesada en ocasiones…

Pienso que hay que ser “muy hombre” y tener muy claro que no “pierdes poder” ni autoestima, porque en un momento dado, lo cedas a una mujer…

Pero siguiendo con mi curiosidad, me planteé la conveniencia de recuperar en algún momento dado la “fuerza masculina” como una de las dos fuerzas motoras de la atracción y necesaria para crear la famosa “chispa” entre un hombre y una mujer, y seguí preguntando.

Me llama mucho la atención –dije- que ese hombre, poderoso y fuerte socialmente, se hace vulnerable y niño durante el tiempo en que está sometido y que, como es natural, no puede permanecer ahí, puesto que en ese caso estaríamos hablando de un tipo de relación madre-hijo, y no una relación hombre-mujer, que pienso que no te satisfaría… ¿no?

- Cierto - respondió sin dudarlo ella.

Bien - nuevamente pregunté:

- ¿Qué pasa en esos momentos de intermedio? Tú le ves en todas sus facetas. Desde el niño desvalido que hace unos instantes, tu azotabas hasta que vuelve a ser el hombre fuerte, atrayente y atractivo, que imbuido de nuevo de toda su fuerza masculina, es capaz de atraerte a ti como mujer…

Con gran sentido del humor, y con paciencia ante mis preguntas, me contestó:

- Creo que es el reto del spanking, tener mucha confianza y muchísima
Complicidad, para poder recordar en todo momento que es un juego.

Yo acostumbro terminar la azotaina con un castigo en el rincón, y cuando los llamo a mi lado, y se acurrucan en mi y masajeo su culo recién azotado poco a poco van convirtiéndose y yo dejo que se conviertan poco a poco…

Para cuando terminan la conversión, ya están completamente vestidos o….completamente desnudos, ja, ja, ja.

- Imagino que esos momentos deben ser de una gran belleza para ti ¿no? – seguí preguntando.

- ¡Enorme! - Contestó rápidamente – Ir viendo cómo se va convirtiendo en un hombre y al mismo tiempo verle el culo rojo, es un regalo. Me produce una gran ternura. Sale de inmediato mi instinto de protección cuando lo nalgueo y lo “apapacho” y cuando se produce la transformación, hay una mezcla de protección de él hacia mí y viceversa…

Después de todas sus respuestas, estuvimos hablando de libros acerca de la masculinidad, quejándonos ambos de que hay muy poco escrito sobre el tema, y comentamos que en el caso del hombre, ( tal vez aún con más fuerza que en el caso de la mujer actualmente) existe una fortísima presión social para cumplir con un determinado tipo de “rol masculino”.

Esos “arquetipos masculinos” nos encasillan y nos hacen perdernos muchas facetas de lo que hoy en día en el siglo XXI, significa ser hombre o hablar de “masculinidad” y esas reminiscencias educacionales, transmitidas generación tras generación tanto a hombres como a mujeres, en estos tiempos de cambio, de sagaz búsqueda, de ruptura de esquemas caducos, nos empobrecen si permitimos que sigan marcando nuestro comportamiento.

Los hombres, de nuestra generación, por lo menos algunos, andamos en constante búsqueda. No para perder nuestra masculinidad ni para convertirnos en andróginos, sin sexo definido.

No pretendemos perder nuestra deliciosa “atracción” masculina que tan agradables miradas ( y más….) por parte del sexo femenino, nos regala, sino para encontrar una nueva forma de ser hombres, donde la ternura, la expresión de los sentimientos que nacen del alma y la sensibilidad, tengan cabida en “lo masculino” sin sentirnos afeminados por ello.

Donde nos podamos sentir libres de “tener que” ser siempre los fuertes. De poder ceder poder a la mujer sin sentirnos inútiles o perdidos por ello. Pero sin renunciar, en absoluto, a nuestra propia identidad, y como decía anteriormente a nuestra propia fuerza masculina.

Por todo ello aunque soy spanker “mononeuronal” quiero hoy manifestar mi profunda admiración a los hombres spankees y a los swich que de una u otra manera se atreven a cambiar el rol impuesto socialmente, y de una o de otra forma dan paso libre a la experimentación de todas las facetas, tanto de su sexualidad, como de su masculinidad, y por supuesto mi rendida admiración también a las mujeres que les (nos) acompañan en esta empresa.

Por último contaros que, para mi desazón, tuve que aguantar las risas de burla, de mi amiga que me decía que después de esta perorata que he soltado, me voy a tener que replantear mi rol de spanker, porque así demostraría que al menos tengo “dos neuronas”. Brrrrrrrrrr

Oído, vista y tacto

Oído, vista y tacto

Autora: Ocho

(En primer lugar, aclaro que hablo de las spankees en femenino y de los Spankers en masculino simplemente porque yo soy mujer y spankee y me gustan los Spankers varones. Sin embargo, aunque no he compartido intimidades con ningún spankee de género masculino, asumo que no difiere mucho lo que ellos sienten de lo que sentimos nosotras, por lo que este artículo habla de todos por igual y no tiene ánimo de exclusión. Explicado esto...)

No es la primera vez que un Spanker me pregunta qué siente una spankee en determinadas ocasiones. Por ejemplo, parece que ningún Spanker entiende que pueda gustarnos permanecer de pie castigadas en un rincón. A menudo, quieren saber qué se nos pasa por la cabeza, qué sentimos y qué es exactamente lo que hacen ellos que a nosotras nos vuelve locas. ¿Dudas de novatos? ¿Curiosidad? Podría ser, pero me gustaría poner mi granito de arena para despejarles su gran incógnita:

Las spankees, como todo el mundo, disponen de cinco sentidos (incluso seis, dirían algunas...). Hablaremos aquí de los tres primordiales para el spank. Asumo que habrá quien no esté de acuerdo con dejar fuera de esto a dos sentidos tan importantes como el gusto y el olfato, pero considero que ambos forman parte de situaciones donde el spank no es lo primordial, por lo que me atreveré a “pasar” de ellos.

Tenemos, en primer lugar, y creo que fundamental (aunque todos lo son), el sentido del oído. Nada es tan excitante, erótico y apasionante como una frase dicha en su justo momento y en el tono correcto. Ciertamente (al menos, así es para mí) el spank no sería lo mismo sin esas expresiones. El sentido del oído comienza a funcionar, en un gran número de ocasiones, minutos, horas o incluso días antes de que la azotaina tenga lugar. Frases como “Te voy a dejar el culo como un tomate”, “Ven aquí, que esta vez te la has ganado”, “No me lo hagas repetir dos veces o será peor para ti”, “Hoy quieres dormir caliente, ¿verdad?”, “Esto me duele a mí más que a ti”, “Quiero que te pongas sobre mis rodillas inmediatamente y te prepares para recibir lo que mereces”, “Esas nalguitas tuyas van a aprender a portarse bien”, “Deja todo lo que estás haciendo y ven aquí”, “Ni se te ocurra protestar”, “Ese culito está pidiendo a gritos unos azotes”, “Voy a hacer algo que tus padres tendrían que haber hecho hace mucho tiempo”, “Ya sabes lo que viene ahora”, “No me hagas ir a por ti”, etc... (dependiendo del criterio y gusto de cada una) más una variedad casi infinita de alusiones a lo que aún no ha sucedido son el más poderoso afrodisíaco. De hecho, un simple “Ya hablaremos”, “Prepárate”, o “Espera que lleguemos a casa” funciona... Y si a esto le sumamos el tono, un tono adusto, severo, algo impaciente y muuuy “enfadado”... Ufffff. El cerebro, que como ya dije en alguna ocasión es nuestro más poderoso órgano sexual, se conecta directamente con nuestros genitales, y éstos envían mensajes de profunda fogosidad.

¿Y qué decir de los sonidos propiamente dichos? Las palmetadas resuenan, las fustas silban, los cinturones crujen al salir de las trabillas del pantalón, las varas vibran... Todos esos sonidos son perfectamente audibles (y reconocibles) para una spankee. Si no podemos girarnos y mirar, dependemos de nuestro oído para ir reconociendo los pasos de la azotaina y, así, no sólo averiguar el implemento usado en cada momento antes de sentirlo (cosa profundamente erótica), sino distinguir la intensidad de lo que se nos viene encima... Las azotainas son ruidosas, con proliferación de sonidos entremezclados, y el monótono discurso admonitorio del Spanker mientras su actividad no cesa sobre nosotras es un murmullo que sirve de música de fondo a las nalgadas. Incluso nuestros gritos, protestas o promesas vanas de buen comportamiento encuentran un ritmo en la orquestada sinfonía. Son tan apasionantes estos sonidos que incluso dudamos si nuestros vecinos se excitan con ellos; y si pueden excitarse los vecinos, ¿qué no nos ocurre a nosotras?

El sentido de la vista. Pongamos como ejemplo el momento post-azotaina en el que vamos a parar al rincón. El Spanker, sentado en su sillón preferido, ojea el periódico con supuesta y repentina atención mientras, justo frente a él, la spankee vuelve a medias la cabeza y le observa con el rabillo del ojo. Él siempre descubre esa mirada, y la prohíbe o no (a voluntad). ¿Hay algo más erótico que ese momento? ¿Es posible explicar cuán profunda es la sensación íntima cuando le escuchamos moverse arriba y abajo y hacemos mil y una filigranas con la cabeza para que no se nos note que le estamos mirando pero no perderle de vista? El juego erótico de buscar su mirada para, en el momento de no encontrarla, sobarnos con precipitación y durante unos instantes el maltrecho trasero no requiere de contacto físico, ni de palabras. Es apasionante por sí mismo (y ya quisieran eso muchos otros momentos íntimos...).

Hablemos también de otra situación fundamental relacionada con la vista: El momento en el que el Spanker aparece en el sitio propuesto para administrar el castigo con el implemento en su mano, o el momento en que, con la azotaina ya comenzada, y quizás sobre sus rodillas, le escuchamos cambiar de utensilio. ¿Cuántas se han arriesgado a “ganarse” más azotes con tal de volver la cabeza y observar la maldita mano, ya no desarmada, y han dado además esas nalgadas extra por bien ganadas y mejor empleadas? A veces ni los azotes son necesarios. Sólo ver la mano del Spanker sujetando una fusta, acariciando un cinturón, blandiendo una vara, o lo que sea que cada una de nosotras más temamos es en ocasiones suficiente para arrepentirnos de la falta cometida, implorar perdón y recurrir a todos nuestros famosos “truquitos de spankee”. La sensación ya ha llegado a nuestra entrepierna, y aunque no negaré nunca mi predilección por los azotes, afirmo que en ocasiones puedo llegar a estar igual de excitada y “compungida” sin necesidad de pasar por ellos. Sólo ver esa mano ya puede hacerme... “despegar”.

Y por último el sentido del tacto. Bueno, no creo que haya mucho que explicar en este caso. El spank se basa en el contacto físico, y ni siquiera estoy hablando de los azotes propiamente dichos... Nuestra mano sujetando la mano del Spanker para impedir momentáneamente una nueva nalgada, nuestro esfuerzo fútil por sujetar prendas de ropa y evitar vernos privadas de ellas, el momento en que nos agarramos con fuerza al Spanker y... sobre todo, por encima de todo, la sensación de calor inconcebible al rozarnos el trasero y sentirlo candente. En ese momento, el ardor se expande de forma imprudente y arrolladora por toda nuestra orografía y nos inunda de pasión y deseo.

¿Y cuando quien toca es el Spanker? ¿Qué haríamos sin esas caricias que nos procura cada cierto tiempo para comprobar nuestra temperatura dérmica y acallar el dolor de nuestro cuerpo? ¿Sin la sorpresa del roce repentino con otras partes de nuestra anatomía? ¿Sin el contacto frío e inesperado del bálsamo paliativo que unge en nosotras? Y... por supuesto, ¿qué haríamos sin ese contacto rítmico de su mano en nuestras nalgas?

Los "grados" del spank

Los "grados" del spank

Es más que obvio que a cada spankee (y a cada Spanker, claro) le gustan las cosas de una manera. A todos les (nos) gustan los azotes, pero ahí terminan las coincidencias. Implementos, posturas, intensidad, duración, roles... A cada quién, lo suyo. Sin embargo, este artículo pretende centrar vuestra atención (y recabar vuestras opiniones) en los que creo que pueden considerarse como dos grados indiscutibles, a catalogar según el consumidor. Llamémosles Primer y Segundo Grado.

Primer grado:

También llamado Grado Novato, Grado Tierno o Grado Comodón. Este grado se caracteriza por el uso de implementos como el cepillo del pelo, la zapatilla, la regla, el paddle y, por supuesto, la mano. Es el grado con el que se dan los primeros pasos en el mundo spanko, y es el grado por excelencia de la OTK. También es el grado de la ternura entre Spanker en rol activo (ya que la palabra “dominador” no suele gustar por aquí) y spankee en rol pasivo. Y, por qué no, también el grado de la azotaina aplicada “sin ganas”, esa que es “necesaria” para que la spankee no se “pase” (o porque ha sucedido algo que no puede quedar sin castigo) pero que se aplica en un momento que, por cualquier circunstancia, no es el idóneo. En estos casos últimos casos dicha azotaina suele ser más larga que dura, intensa (como todas) pero a veces algo monótona... Es también, creo yo, el grado de los juegos Papi-hijita, Tío-sobrina, Profesor-alumna, etc.

Segundo grado:

También llamado Grado Experto o Grado Severo. Este es el grado al que se llega una vez superados los primeros miedos spanko (por una y/u otra parte). Es el grado en el que se investigan nuevas posturas (sobre una silla, apoyadas las manos en una mesa, de pie...) y en el que el Spanker ya disfruta de cierta confianza y práctica con los implementos llamémosles “duros”; fusta, cinturón, vara, cane, tawse, látigo... Este grado, ciertamente desaconsejado para primerizos, implica una mayor “violencia” (aunque sé que ese término tampoco va a gustar aquí, espero que entendáis el sentido) y confianza. Este grado, para mí, es más característico de los juegos de Disciplina Doméstica o entre dos personas sin “jerarquías” (Esposo-esposa, Novio-novia...).

Hasta ahí mi explicación sobre ambos grados. Aclaro ahora que esto arriba expresado es una opinión (o clasificación) mía que no tiene por qué ser cierta. Sin embargo, yo la veo bastante clara, y de ahí que quiera saber vuestra opinión al respecto. Por supuesto, sé que la mayoría de las parejas spanko practicantes (probablemente bastantes más de las que lo confiesan en un simple grupo de Internet) no se ciñen a uno de los dos grados, pero sí creo que dependiendo de la falta en cuestión, y de la subsiguiente seriedad aplicada al rol del momento tienden a uno u otro de ellos. ¡Y conste también, por supuesto, que no estoy diciendo que un juego Papi-hijita no pueda incluir una fusta, o que no pueda darse una OTK entre cónyuges! Ya me contaréis qué opináis...

Ocho

Caballero entrado en años

Caballero entrado en años

Autor: Señor Diez, dedicado a Mayte, el Tío Jano el Tío Pit y el Tío Fer.

Estamos en guerra, una guerra demográfica y de culturas. La disminución de los nacimientos y el aumento incesante de la expectativa de vida están generando en todo el mundo un fenómeno mundial de envejecimiento de la población sin precedentes. Nos encaminamos a un mundo que no hemos conocido en el cual las personas mayores serán numéricamente muy abundantes.

Según la ONU en el año 2050 en un país considerado “joven” como México un 19 % de la población superará los 65 años de edad y vivirán en los Estados Unidos Mexicanos unos 6 millones de personas mayores de 80 años. El caso de España es el más acusado en este sentido con un 35% de mayores de 65 y también 6 millones de mayores de 80.

Hasta ahora la vejez se consideraba un fenómeno de países desarrollados y básicamente femenino, es decir la supervivencia más alta de algunos grupos como las mujeres japonesas o catalanas hacían de esos países tierra de chicas muy muy mayores. Esto está cambiando en muchos sentidos la ONU pronostica para la India 50 millones de mayores de 80 años para el año 2050.

La buena noticia es que los caballeros cada vez tardan más en morir. Hoy en día una gran cantidad de enfermedades cardiovasculares, típicamente masculinas, se están logrando controlar. En el mundo desarrollado es ya extraño encontrar un hombre universitario de más de 40 años que fume y que no se cuide algo en las comidas. Por lo tanto nos encaminamos a una masculinización de la vejez en lo que respecta al mundo desarrollado.

Sin embargo este fenómeno se acompaña de una gran marginación de las personas mayores, un desprecio a las personas que aparentemente han cumplido con el ciclo reproductivo y productivo. Es como si una vez cumplidas esas obligaciones de la especie las personas mayores pasasen a ser envases desechables que están molestando por todas partes con su tozudez por seguir vivos. Se habla de los gastos en pensiones con mucha alarma, preocupa la construcción de geriátricos y el gasto médico-farmacéutico de los mayores.

Por más que muchos octogenarios se empeñan en lanzarse en paracaídas, escalar cumbres muy elevadas o cruzar el Pacífico en un pequeño velero, los hombres y las mujeres mayores están destinados a convertirse en invisibles. En la televisión no aparece nunca nadie mayor de 50 años, a no ser que se trate de un anuncio de compresas para la incontinencia urinaria, planes privados de pensiones o adhesivos para dentaduras postizas. A las personas mayores se las estigmatiza con su lentitud, mala memoria y otras taras desmentidas una y mil veces por la ciencia contemporánea. Existe una discriminación por edad que a veces es, como toda discriminación, sutil e imperceptible para todo aquel que no sea objeto de la misma. Algo similar ha sucedido y sucede con las mujeres, pero su lucha y evolución ha dado sus frutos y todos somos conscientes del machismo y otras formas de exclusión.

La discriminación por edad es una suerte de machismo o de sexismo silencioso que pretende atacar a los que en un futuro seremos la mayoría de la sociedad ¿No es hora ya de rebelarse? Muchas veces cuando alguna jovencita me trata de usted le digo que no admito este trato ya que lo considero discriminatorio para un hombre cercano a la cincuentena.

Sin menosprecio de los jóvenes, la juventud es una enfermedad que se cura con la edad, hemos de decir que cuando las personas mayores seamos una gran mayoría de votantes, contribuyentes y consumidores, muchas de las actuales tiranías como la “moda juvenil” tal vez cambien. Habrá poderosos lobbyes de “lobos grises” y se impondrá la presencia de los entraditos en años en la política, en los medios de comunicación y en todas las áreas sociales determinantes del comportamiento colectivo.

Afortunadamente en nuestro mundo spanko, pese a que no estamos libres de los prejuicios generales de la sociedad, los caballeros entraditos en años cotizan alto. Esto es debido a que el mundo spanko es un mundo poblado por “Tíos”, “Papis”, “Profesores”, “Jefes” y otras figuras masculinas de autoridad que normalmente pueden doblar y hasta triplicar la edad de su spankee, real o imaginaria (eso es lo bueno).

Eso es lo que me gusta del mundo del spanking tanto las entraditas en carnes como los caballeros entrados en años no somos discriminados, bien al contrario se valoran unas buenas curvas y se aprecian unas canas adornando la augusta cabeza de un spanker maduro.

Todo el morbo y el roleplaying de la edad juegan un papel fundamental en el mundo imaginario spanko. No en vano es un mundo con raíces muy hondas enclavadas en la infancia.

El peinar canas, en nuestro planeta spanko, imprime carácter. Muchas spankees me han confesado que ser nalgueadas por un jovencito no les produce el mismo efecto erótico, ni les ofrece la misma confianza derivada de la experiencia del spanker, que ser azotadas por un autoritario caballero entrado en años.

Entradita en carnes

Entradita en carnes

Autor: Señor Diez dedicado a las chicas de “La Lista de Fer” y a Granuja

Todos los lunes millones de mujeres en el mundo se enfrentan a comenzar una nueva dieta. Es probable que esta dieta no funcione, incluso si es la dieta de moda o se la ha proporcionado su mejor amiga. La dura lucha contra un peso y un volumen corporal considerado excesivo es una pelea encarnizada sin treguas, se podría definir como una guerra sin cuartel.

Muchas veces lo que estas mujeres desconocen es contra la naturaleza y poderío del enemigo contra el cual combaten que puede tener aliados implacables como el biotipo (forma estructural del cuerpo), los genes (hay que mirar a la mamá y a la abuela) o simplemente los equilibrios hormonales.

Todo vale en esta lucha desigual, millones de euros gastados en cremas supuestamente reductoras cuyo efecto es nulo, hierbas milagrosas, fármacos implacables con la voracidad y una floreciente industria de gimnasios, bodypumps y pilates. Pero los resultados son pobres y la balanza es tozuda.

He visto casos en que esta guerra ha llevado a la mujer hasta el quirófano para practicarse una liposucción o lipoescultura, procedimientos caros y no exentos de riesgos, que al cabo de algunos meses o un par de años han perdido toda su vigencia.

Una de estas noches de verano alquilé un deuvedé con el sugerente título de “Spanglish”, la película resultó un pastel, pero actuaba Paz Vega (actriz de “Lucía y el sexo”) en el papel de una inmigrante mexicana en EEUU. Pese a que la película es el clásico y previsible producto hollywoodense, en un determinado momento el personaje de Paz Vega se entrega a un pequeño monólogo reflexivo sobre los supuestos kilos de más, las curvas y la negación de todo ello que llega hasta la negación de la sexualidad.

El hecho muy conocido y debatido es que la gordura o la delgadez se basan en unos modelos sociales de tipo estético muy cambiantes. Tan cambiantes que Marilyn Monroe hoy estaría desempleada, al menos en la industria cinematográfica. Con esto no quiero negar el problema patológico de la obesidad mórbida, la obesidad o el sobrepeso que se abate como una plaga sobre las personas más pobres del mundo desarrollado. El IMC (Índice de Masa Corporal) sigue siendo la mejor medida para valorar el peso, incluso hay calculadoras en Internet para detectar cual es nuestro IMC.

Evidentemente una dieta sana de tipo Mediterráneo, con frutas, verduras, hortalizas, legumbres, pescado y lácteos descremados; exclusión del exceso de grasas, alcohol, azúcares, fritos y pan; ejercicio moderado, agua abundante y un buen horario de comidas ayudan no solo a tener una figura más estilizada sino una mejor salud. Pero la obsesión con la delgadez puede llevar a que sea peor el remedio que la enfermedad.

De todas formas, un ligero sobrepeso o un sobrepeso de cierta entidad acarrean, por regla general, para la mujer que lo padece un auténtico drama personal. En nuestra sociedad el sobrepeso, incluso en su versión moderada, puede atacar la autoestima de la persona que lo padezca, dificultarle el acceso al empleo, a la vida social e incluso a la vida de relación amorosa. Una mujer entradita en carnes o si usamos la palabra prohibida en diminutivo, para quitar hierro, “gordita”, es una mujer estigmatizada en nuestra sociedad.

En los últimos años se viene relacionando la epidemia de anorexia que padecen los países desarrollados con la presión social que ejerce el modelo social de estética de la delgadez. Este modelo se multiplica a través de los medios de comunicación de masas y de los líderes de opinión. Ya lo decía la Baronesa de Roschild “nunca se es lo suficientemente rico ni lo suficientemente delgado”.

Sin embargo hay un submundo, una cultura, un planeta que es el mundo de los spankos en donde las curvas, las redondeles, especialmente posteriores, no están desprestigiadas sino, en muchos casos, valoradas en todo su peso las redondeces más incitantes. En el spanking un buen par de nalgas, aunque superen el tamaño valorado por los modistos de París y Milán, siempre son bienvenidos y se reconoce la belleza de un cuerpo de mujer con curvas.

Lamentablemente la cultura spanko solo es, por el momento, un reducto marginal y subterráneo que se mueve por los resquicios de Internet, en pequeñas reuniones, en fiestas privadas, en la intimidad de algunas parejas y en moteles de carretera.

Algunos spankers tienen una marcada y confesa preferencia por un par de nalgas grandes, fuertes y azotables sin miedo. Cuestiones como el dolor, que suele ser menor cuanto mayor es la diana, o la puntería mejoran en el caso de unas posaderas importantes.

No quiere decir que los spankers rechacemos el culito pequeño, respingón y casi aniñado de algunas spankees. Simplemente que nuestro criterio es mucho más amplio, nunca mejor dicho, que el del conjunto de la población actual de los países desarrollados.

Es muy difícil que de momento retroceda, el modelo estético femenino de cuerpo andrógino, musculado, y exento de grasa subcutánea, sin embargo los genes, las hormonas y un abanico de sensualidades más amplios pueden lograr que el péndulo alguna vez vuelva a incorporar más tejido adiposo al canon de belleza. Mientras tanto invitamos a todas las chicas entraditas en carnes a pasarse por nuestras rodillas, aquí son bienvenidas.