Charlas entre spankers
Autor: Granuja
Mucho se ha hablado ya de lo que mueve a una mujer a ponerse en las rodillas de un hombre, o de otra mujer, pero dentro del tabú de nuestra práctica, me atrevería a decir que hay un tabú dentro del tabú, del que hoy quisiera dar mi opinión.
Me estoy refiriendo a los spankees hombres, que se ponen sobre las rodillas de una mujer. Hasta ahora que yo sepa nada se ha hablado de ellos en este tablón.
Yo soy spanker y lo que voy a decir forma parte de las reflexiones que he tenido, tras mi charla con una amiga spanker.
Nuestra charla surgió, a partir de comentar si ambos habíamos probado la medicina que nosotros repartimos. Ninguno de los dos la hemos probado, pero esta conversación despertó mi curiosidad.
Me comentó que a una pareja vainilla que tuvo, cuando le propuso la idea de dejarse nalguear por ella, no le gustó la idea. Pensaba que tenía miedo de ser sometido y nalgueado por una mujer dentro de la alcoba y fuera seguir siendo la figura de fuerza.
Sería tanto como permitir que la mujer perdiera el respeto y la confianza en él. (Ese miedo ancestral transmitido a los hombres, generación tras generación, a presentarse débiles ante una mujer )
- Le pregunté a ella: - ¿Qué te mueve la sensación de tener a un macho en tus rodillas a tu merced?
- Y me contestó: - Me mueve que en ese momento, él está dejando toda su responsabilidad, fuerza, carga social y por supuesto confianza, en mi, para que tenga poder sobre él.
Me encantó su respuesta. Me pareció perfecta, y pensé que el rol social que nos han transmitido a los hombres como los fuertes, es muy fuerte, valga la redundancia y una carga muy pesada en ocasiones
Pienso que hay que ser muy hombre y tener muy claro que no pierdes poder ni autoestima, porque en un momento dado, lo cedas a una mujer
Pero siguiendo con mi curiosidad, me planteé la conveniencia de recuperar en algún momento dado la fuerza masculina como una de las dos fuerzas motoras de la atracción y necesaria para crear la famosa chispa entre un hombre y una mujer, y seguí preguntando.
Me llama mucho la atención dije- que ese hombre, poderoso y fuerte socialmente, se hace vulnerable y niño durante el tiempo en que está sometido y que, como es natural, no puede permanecer ahí, puesto que en ese caso estaríamos hablando de un tipo de relación madre-hijo, y no una relación hombre-mujer, que pienso que no te satisfaría ¿no?
- Cierto - respondió sin dudarlo ella.
Bien - nuevamente pregunté:
- ¿Qué pasa en esos momentos de intermedio? Tú le ves en todas sus facetas. Desde el niño desvalido que hace unos instantes, tu azotabas hasta que vuelve a ser el hombre fuerte, atrayente y atractivo, que imbuido de nuevo de toda su fuerza masculina, es capaz de atraerte a ti como mujer
Con gran sentido del humor, y con paciencia ante mis preguntas, me contestó:
- Creo que es el reto del spanking, tener mucha confianza y muchísima
Complicidad, para poder recordar en todo momento que es un juego.
Yo acostumbro terminar la azotaina con un castigo en el rincón, y cuando los llamo a mi lado, y se acurrucan en mi y masajeo su culo recién azotado poco a poco van convirtiéndose y yo dejo que se conviertan poco a poco
Para cuando terminan la conversión, ya están completamente vestidos o .completamente desnudos, ja, ja, ja.
- Imagino que esos momentos deben ser de una gran belleza para ti ¿no? seguí preguntando.
- ¡Enorme! - Contestó rápidamente Ir viendo cómo se va convirtiendo en un hombre y al mismo tiempo verle el culo rojo, es un regalo. Me produce una gran ternura. Sale de inmediato mi instinto de protección cuando lo nalgueo y lo apapacho y cuando se produce la transformación, hay una mezcla de protección de él hacia mí y viceversa
Después de todas sus respuestas, estuvimos hablando de libros acerca de la masculinidad, quejándonos ambos de que hay muy poco escrito sobre el tema, y comentamos que en el caso del hombre, ( tal vez aún con más fuerza que en el caso de la mujer actualmente) existe una fortísima presión social para cumplir con un determinado tipo de rol masculino.
Esos arquetipos masculinos nos encasillan y nos hacen perdernos muchas facetas de lo que hoy en día en el siglo XXI, significa ser hombre o hablar de masculinidad y esas reminiscencias educacionales, transmitidas generación tras generación tanto a hombres como a mujeres, en estos tiempos de cambio, de sagaz búsqueda, de ruptura de esquemas caducos, nos empobrecen si permitimos que sigan marcando nuestro comportamiento.
Los hombres, de nuestra generación, por lo menos algunos, andamos en constante búsqueda. No para perder nuestra masculinidad ni para convertirnos en andróginos, sin sexo definido.
No pretendemos perder nuestra deliciosa atracción masculina que tan agradables miradas ( y más .) por parte del sexo femenino, nos regala, sino para encontrar una nueva forma de ser hombres, donde la ternura, la expresión de los sentimientos que nacen del alma y la sensibilidad, tengan cabida en lo masculino sin sentirnos afeminados por ello.
Donde nos podamos sentir libres de tener que ser siempre los fuertes. De poder ceder poder a la mujer sin sentirnos inútiles o perdidos por ello. Pero sin renunciar, en absoluto, a nuestra propia identidad, y como decía anteriormente a nuestra propia fuerza masculina.
Por todo ello aunque soy spanker mononeuronal quiero hoy manifestar mi profunda admiración a los hombres spankees y a los swich que de una u otra manera se atreven a cambiar el rol impuesto socialmente, y de una o de otra forma dan paso libre a la experimentación de todas las facetas, tanto de su sexualidad, como de su masculinidad, y por supuesto mi rendida admiración también a las mujeres que les (nos) acompañan en esta empresa.
Por último contaros que, para mi desazón, tuve que aguantar las risas de burla, de mi amiga que me decía que después de esta perorata que he soltado, me voy a tener que replantear mi rol de spanker, porque así demostraría que al menos tengo dos neuronas. Brrrrrrrrrr
Mucho se ha hablado ya de lo que mueve a una mujer a ponerse en las rodillas de un hombre, o de otra mujer, pero dentro del tabú de nuestra práctica, me atrevería a decir que hay un tabú dentro del tabú, del que hoy quisiera dar mi opinión.
Me estoy refiriendo a los spankees hombres, que se ponen sobre las rodillas de una mujer. Hasta ahora que yo sepa nada se ha hablado de ellos en este tablón.
Yo soy spanker y lo que voy a decir forma parte de las reflexiones que he tenido, tras mi charla con una amiga spanker.
Nuestra charla surgió, a partir de comentar si ambos habíamos probado la medicina que nosotros repartimos. Ninguno de los dos la hemos probado, pero esta conversación despertó mi curiosidad.
Me comentó que a una pareja vainilla que tuvo, cuando le propuso la idea de dejarse nalguear por ella, no le gustó la idea. Pensaba que tenía miedo de ser sometido y nalgueado por una mujer dentro de la alcoba y fuera seguir siendo la figura de fuerza.
Sería tanto como permitir que la mujer perdiera el respeto y la confianza en él. (Ese miedo ancestral transmitido a los hombres, generación tras generación, a presentarse débiles ante una mujer )
- Le pregunté a ella: - ¿Qué te mueve la sensación de tener a un macho en tus rodillas a tu merced?
- Y me contestó: - Me mueve que en ese momento, él está dejando toda su responsabilidad, fuerza, carga social y por supuesto confianza, en mi, para que tenga poder sobre él.
Me encantó su respuesta. Me pareció perfecta, y pensé que el rol social que nos han transmitido a los hombres como los fuertes, es muy fuerte, valga la redundancia y una carga muy pesada en ocasiones
Pienso que hay que ser muy hombre y tener muy claro que no pierdes poder ni autoestima, porque en un momento dado, lo cedas a una mujer
Pero siguiendo con mi curiosidad, me planteé la conveniencia de recuperar en algún momento dado la fuerza masculina como una de las dos fuerzas motoras de la atracción y necesaria para crear la famosa chispa entre un hombre y una mujer, y seguí preguntando.
Me llama mucho la atención dije- que ese hombre, poderoso y fuerte socialmente, se hace vulnerable y niño durante el tiempo en que está sometido y que, como es natural, no puede permanecer ahí, puesto que en ese caso estaríamos hablando de un tipo de relación madre-hijo, y no una relación hombre-mujer, que pienso que no te satisfaría ¿no?
- Cierto - respondió sin dudarlo ella.
Bien - nuevamente pregunté:
- ¿Qué pasa en esos momentos de intermedio? Tú le ves en todas sus facetas. Desde el niño desvalido que hace unos instantes, tu azotabas hasta que vuelve a ser el hombre fuerte, atrayente y atractivo, que imbuido de nuevo de toda su fuerza masculina, es capaz de atraerte a ti como mujer
Con gran sentido del humor, y con paciencia ante mis preguntas, me contestó:
- Creo que es el reto del spanking, tener mucha confianza y muchísima
Complicidad, para poder recordar en todo momento que es un juego.
Yo acostumbro terminar la azotaina con un castigo en el rincón, y cuando los llamo a mi lado, y se acurrucan en mi y masajeo su culo recién azotado poco a poco van convirtiéndose y yo dejo que se conviertan poco a poco
Para cuando terminan la conversión, ya están completamente vestidos o .completamente desnudos, ja, ja, ja.
- Imagino que esos momentos deben ser de una gran belleza para ti ¿no? seguí preguntando.
- ¡Enorme! - Contestó rápidamente Ir viendo cómo se va convirtiendo en un hombre y al mismo tiempo verle el culo rojo, es un regalo. Me produce una gran ternura. Sale de inmediato mi instinto de protección cuando lo nalgueo y lo apapacho y cuando se produce la transformación, hay una mezcla de protección de él hacia mí y viceversa
Después de todas sus respuestas, estuvimos hablando de libros acerca de la masculinidad, quejándonos ambos de que hay muy poco escrito sobre el tema, y comentamos que en el caso del hombre, ( tal vez aún con más fuerza que en el caso de la mujer actualmente) existe una fortísima presión social para cumplir con un determinado tipo de rol masculino.
Esos arquetipos masculinos nos encasillan y nos hacen perdernos muchas facetas de lo que hoy en día en el siglo XXI, significa ser hombre o hablar de masculinidad y esas reminiscencias educacionales, transmitidas generación tras generación tanto a hombres como a mujeres, en estos tiempos de cambio, de sagaz búsqueda, de ruptura de esquemas caducos, nos empobrecen si permitimos que sigan marcando nuestro comportamiento.
Los hombres, de nuestra generación, por lo menos algunos, andamos en constante búsqueda. No para perder nuestra masculinidad ni para convertirnos en andróginos, sin sexo definido.
No pretendemos perder nuestra deliciosa atracción masculina que tan agradables miradas ( y más .) por parte del sexo femenino, nos regala, sino para encontrar una nueva forma de ser hombres, donde la ternura, la expresión de los sentimientos que nacen del alma y la sensibilidad, tengan cabida en lo masculino sin sentirnos afeminados por ello.
Donde nos podamos sentir libres de tener que ser siempre los fuertes. De poder ceder poder a la mujer sin sentirnos inútiles o perdidos por ello. Pero sin renunciar, en absoluto, a nuestra propia identidad, y como decía anteriormente a nuestra propia fuerza masculina.
Por todo ello aunque soy spanker mononeuronal quiero hoy manifestar mi profunda admiración a los hombres spankees y a los swich que de una u otra manera se atreven a cambiar el rol impuesto socialmente, y de una o de otra forma dan paso libre a la experimentación de todas las facetas, tanto de su sexualidad, como de su masculinidad, y por supuesto mi rendida admiración también a las mujeres que les (nos) acompañan en esta empresa.
Por último contaros que, para mi desazón, tuve que aguantar las risas de burla, de mi amiga que me decía que después de esta perorata que he soltado, me voy a tener que replantear mi rol de spanker, porque así demostraría que al menos tengo dos neuronas. Brrrrrrrrrr
9 comentarios
Fer -
Fer -
Tersuer -
Soy mujer, de mediana edad en la vida real y adolescente cuando juego a esta maravilla que para mi es el spank.
En relación con este artículo, solo decir que Granuja y Lady escriben de maravilla, y nos ponen el listón muy alto a los que no estamos acostumbrados a expresarnos a través de las palabras escritas. Yo soy diriamos que sino el 100 % spankee, si el 95 %, a veces he azotado a un hombre, pocas tres, para ser exactos.
La primera vez fue con mi primer Amo, ese fué quien me inició en el juego del spanking en real, y verle en mis rodillas toltamente desnudo, a mi merced, me produjo una sensación extraña, ese día vi a mi Amo con otros ojos distintos a como le habia visto hasta entonces. Si ya tenia un vinculo extrecho con el, ese dia aun se extrecho más... pero lo mio no es azotar, sino que me azoten, siempre con cariño y amor (no de enamoramiento, sino de confianza, de sentirse bien el uno con el otro)
Fer -
Teo -
Ocho -
Por eso, aunque no nos guste... Seguimos sin escuchar hablar a un cierto (y numeroso) grupo de hombres a los que les gusta sentirse niños (o no tan niños) en las rodillas de una mujer. ¡Ole por el artículo de Granuja, y ojalá sirva para que otros muchos hombres (que no necesariamente Spankers) nos cuenten sus opiniones, pensamientos y filosofías al respecto. ¡Chapeau!
Fer -
Sería estupendo ver artículos aquí u opiniones de spankos que por experiencia estén más cerca del tema que nos expone tan bien el amigo Granuja.
Jano -
Tengo mi parte femenina dela que me siento orgulloso y que me resulta imprescindible para conocer, reconocer y admirar el rol de la mujer además de serme útil en la relación con ellas. La mujer que quiero, mi spankee y amiga ha reconocido siempre esa parte femenina de mi personalidad y le gusta que la tenga.
Esa parte femenina, como Ying y Yang, está presente en todos los hombres lo sepan o no, lo confiesen o no.
Durante cientos de generaciones, la sociedad ha obligado en el "macho" a soterrar esa parte de su personalidad tan necesaria para mantener un equilibrio emocional. Los hombres también lloramos...afortunadamente.
Las mujeres también tienen su parte masculina (otra vez el Ying y el Yang). De hecho, es mi opinión, en muchos aspectos son más fuertes que nosotros. Al menos en mi caso, ellas han sido y son mi soporte.
No me alargo más.
Felicidades a los que hacen posible el blog. Gracias.
Jano.
Señor Diez -
Yo vería con muy buenos ojos un artículo sobre el spanking entre chicos, pero no he logrado que nadie lo escriba...
¡Enhorabuena Granuja por tu magnífica aportación!