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Spanking

Y LO COMPRÉ YO MISMA

Y LO COMPRÉ YO MISMA

Y lo compré yo misma, lo vi en una tienda, inesperadamente y fue amor a primera vista. Es de madera, tal cual lo veis en la foto, mide 35 centímetros y pesa mmm, pues no sé, unos 200 gramos. Es bastante recio y lleva una leyenda en el dorso, en lugar de spanking pone “Sauna y Massagebürste”, una pena pero no se puede tener todo.

Todo aquel fin de semana me lo pasé deseando que lo utilizara, sabía que no le gustaría demasiado pero siempre nos hacemos concesiones con los implementos, unos le gustan más a él y otros más a mi. Sabía que lo acabaría usando pero no tenía idea de en qué momento.

Por algún extraño milagro, parecía ser un fin de semana tranquilito, el spanker estaba de lo más vainilla así que por variar no caían lluvias de azotes por todas partes.

En nuestro último día juntos, casi sin venir a cuento y de forma completamente inesperada para mi, algo sacudió la paz, tranquilidad y vainilleo del spanker y agarrando el cepillo con ganas, me tumbó sobre sus rodillas y dio comienzo a lo que se acabó convirtiendo en una larga y dolorosa azotaina a cepillo.

Sufrí desde el primer azote, pataleé, rogué y supliqué que parara (no utilicé la palabra de seguridad, entre otras cosas porque no tenemos, podría haber dicho “Constantinopla” y tal vez la sorpresa o la curiosidad le hubiesen hecho parar).
Los azotes estaban siendo fuertes pero espaciados, creo que él mismo se dio cuenta de que tenía un “arma” dolorosa entre manos. Me azotó a conciencia, mis súplicas no consiguieron nada y mis insultos, que también hubo más de uno, tampoco. El castigo siguió y siguió hasta que el spanker se dio por satisfecho consiguiendo que balbucease algún tipo de disculpa o propósito de enmienda.

Para mi sorpresa y a pesar de que ya os digo que acabé con el culo completamente rojo y dolorido, el spanker justiciero consiguió encontrar humedad en lo que debería haber sido un desierto o una lija, es la primera vez que tras el sexo aún conservo el culo rojo y calentito.

Me gustaba el cepillo como implemento pero creo que son mejores otros tipos, más ligeros o cortos aunque éste se corresponda con imagen tradicional.
Las imprudencias se pagan, ya lo dice la Dirección general de Tráfico y el spanker justiciero.

Tane

Los otros fetiches

Los otros fetiches

Autor: Señor Diez

Los spankos que somos verdaderos niños grandes tenemos varios juegos y varios juguetes. No solo de azotes vive el Hombre. De momento dejo de lado el fetiche medical, sobre el cual me gustaría ver algún artículo en este blog seguido de unos cuantos e inteligentes comentarios.

La palabra fetiche, según recuerdo proviene del portugués y significa algo así como “figura”, en definitiva un objeto al cual se le profesa una adoración de marcado carácter sexual. Del objeto, esa adoración o fijación que dirían los psicoanalistas, pasa a determinadas partes del cuerpo humano. El ejemplo clásico es la fascinación por el calzado, estilizados y negros tacones de aguja, que pasa a la adoración del pie.

Evidentemente la percepción fetichista puede ir más allá, buscar “objetos de adoración más complejos” como la de un amigo mío que le gustan las piernas de las chicas, pero no cualquier pierna es capaz de satisfacer su mirada y de despertar su libido, él busca en la calle, en gimnasios, en discotecas, en playas y en todas partes en donde haya piernas de mujer un par de extremidades casi anoréxicas de delgadas pero de músculos muy marcados. Para mi pobre amigo no existe mujer atractiva sino hay una tibia, un peroné, una rótula y un fémur recubiertos de unos fibrados y estrechos gemelos, de unos femorales tensos pero poco voluminosos y de unos isquiotibiales largos y marcados.

Internet tiene una profusa iconografía de casi todos los fetiches posibles, desde fotografías artísticas de damas vestidas en cuero, látex y otros materiales apropiados, hasta fotos de baja calidad y peor gusto. Sin embargo el mundo del fetichismo parece inagotable y a muchos una parte del cuerpo, una prenda de vestir, una determinada posición, un objeto, nos puede despertar el deseo sexual de una forma instantánea. En algún artículo que he leído, especialmente con abordaje psiquiátrico, se decía que el fetichismo era más bien cosa de hombres, yo, sin otro fundamento que mi propia experiencia y lo que me han contado, discrepo de ese punto de vista ¿cómo se explica sino que una mujer sea capaz de gastarse 645 € en un bolso de Prada?

Uno de mis muchos fetichismos, de los “otros fetichismos” ya que el spanking y todas sus percepciones asociadas son en sí mismas un enorme fetiche, es el de las chicas en cuclillas. Las mujeres en cuclillas, especialmente si llevan una falda estrecha, ejercen sobre mi libido una capacidad magnética de primer orden. El colmo del fetiche es el de la mujer en cuclillas con un uniforme tipo azafata o con un traje de falda (estrecha) y chaqueta, acuclillada buscando algo, muy concentrada ella, en unos cajones bajos o en una zona cercana al suelo. Hay todo un mundo de percepciones que va desde la posición del cuerpo que marca de forma especial caderas, nalgas y piernas; hasta la idea de que la concentración en su actividad haga que en un descuido se puedan ver sus braguitas, inicio de sus medias o su culete (caso de pantalones de tiro bajo); pasando por una cierta actitud de sumisión que una chica tiene cuando está en cuclillas.

En las fotos que provienen de mi Nokia observamos a la izquierda una chica joven deliciosamente acuclillada para atender a su perro y en la foto de la derecha una mujer adulta comprando un pañuelo y enseñándonos la raya de su culete, actitud punible, dicho sea de paso, como quien no quiere la cosa. En el último año una de las mejores percepciones que he tenido es la de una azafata de los trenes de alta velocidad rubia y sexy que, por motivo de su trabajo, se acuclillaba constantemente para deleite de mis ojos.

La mirada del Spanker

La mirada del Spanker

Autor: Señor Diez

La mirada del Spanker no es una mirada inocente. Incluso cuando no está de servicio. La mirada del Spanker es una mirada de ave de presa, puede ser más o menos perceptible para los demás, pero se parece más a la mirada de un águila que a la mirada de una gacela.

Seguramente, para los que no son spankers, se tendría que recurrir para su explicación a algo así como la cámara subjetiva utilizada, según tengo entendido, por vez primera en la película expresionista “El gabinete del doctor Caligari” (1919), de Robert Wiene, quien nos muestra lo que el propio protagonista ve. Posteriormente, a partir de la película “La Soga” (1948), el Gran Maestro Alfred Hitchcock utiliza ampliamente este recurso narrativo. Otro recurso narrativo que sería muy útil para describir “desde dentro” la mirada del Spanker sería la voz en off, en ese caso me pido la de Morgan Freeman en la oscarizada película de Clint Eastwood, “Million dollar baby”.

Hace algunos meses me tuve que cambiar mi Nokia 6310i, que era simplemente un buen teléfono tribanda, por un Nokia 6630 que es un buen teléfono pero con una cámara de fotos. Bueno, esta cámara de fotos a veces es mi cámara subjetiva de Spanker, especialmente cuando el buen tiempo aligera de ropa a las chicas. Entonces la voz en off diría “El Spanker observa como esa chica de los pantalones blancos deja alegremente que se le transparenten las bragas, cosa que censura” o “Cuando nuestro personaje ve a esa leona de negro seguramente piensa ¿Sería más una spanker o una spankee? ¿O tal vez una switch?” La visión de esta impresionante mujer de negro vendría a ser la versión de la natural curiosidad del Spanker.

Y en cuanto a la del vestidito blanco, hasta el momento del disimulado disparo, sentada en una maleta esperando probablemente otra maleta en la cinta y casi viéndosele las bragas al levantarse, la voz en off diría algo así como “Nuestro amigo el Spanker ve que esta chica de blanco necesita muy urgentemente ser nalgueada a consciencia ¿dispondrá el aeropuerto de algún cuartito para estos propósitos?”

Al fin y al cabo, yo he hecho aquí una generalización sobre la mirada del Spanker basada en mi propia experiencia y en los testimonios de otros(as) colegas de afición. Tal vez haya spankers muy miopes, distraidos o tan táctiles que ni siquiera miran, por no hablar de algún spanker discapacitado visual (ciego). Sin embargo está claro que el spanker es un depredador de nalgas y como todo depredador su vista anticipa los placeres que obtendrá junto con su "presa".

Bueno, tal vez el Spanker convierte con su penetrante mirada al mundo en un lugar más gentil de lo que en realidad es, probablemente como dicen en las películas cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Con lo que concluyo que la mirada del Spanker es una maravillosa ventana abierta hacia los sueños, esa sutil materia capaz de transformar la realidad en algo más apetecible.

Azotes por doquier

Azotes por doquier

Muchas veces los spankos creemos que pertenecemos a algo así como a una secreta secta satánica, muchos spnakos - tanto spankers como spankees, hombres o mujeres - al ser conscientes de su gusto por las nalgadas eróticas se han sentido especímen único de rara perversidad sin parangón en todo el Planteta.

Gracias a San Internet el spanking se está difundiendo a velocidades aceleradas. En un foro de temas femeninos encontré esta delicia que os dejo en forma de enlace con la ilusión que lo pincheis y participeis en ese foro: Foro sobre azotes en las nalgas (haz click aquí)

Slurping

Slurping

Autora: Gavi con la ayuda de Renata Migueles
Editor: Señor Diez

Hoy quiero hablarles sobre un gustito muy particular que supongo que comparto con alguno que otro spanko y que se trata del Slurp... que le llamo yo (Slurp=onomatopeya de la succión) y que sucede cuando... el Spanker mete entre las pompis de su spankee sus panties... Me parece algo muy sexy... tal vez porque la desnudez completa no me encanta, ni en hombres ni en mujeres,... entonces el Slurp deja las dos nalgas perfectamente accesibles y visibles y nalgueables... dejando cubierto y oprimido el sexo volviéndolo más sensible.

Además siento... porque no lo veo ¡ja!... que las nalgas quedan enmarcadas ¡haciéndolas brillar como un sol! jaa ... y por tanto... para esta gaviota... hacerla sentirse mas sexy.

No dudo que hay a quien le parece incomodo... o antisexy... o inútil... o todo lo anterior... pero bueno ¿para gustos se hicieron los colores no?

Uuuuy... como todos y todas spankies, creo, tenemos una sensibilidad erógena en nuestras nalgas... culo... trasero... pompis y traste (no es broma ¡así le dicen nuestros amigos argentinos, ja!) pues creo que sentimos de forma muy especial la ropa directamente sobre nuestras nalgas... No sucede lo mismo con la ropa interior a la cual esa zona parece estar acostumbrada... pero sí creo que el solo roce de la ropa... pantalón... fondo... falda...sobre la piel desnuda de nuestras nalgas nos hace tan conscientes de ellas... que nos va erotizando bien rico después de que un Slurp sucede en público o en la calle... ¡ja!... así que... efectivamente, Renata,... para cuando llega el momento de la verdad... ya lleva una medio camino andado ¿no?

Sabes, dice Renata, a mi si me gusta eso, vaya me lo han hecho... además cuando estás en público y te lo hacen sientes, como tu dices, tu sexo apretadito y las nalgas rozando con el pantalón o lo que traigas puesto, así hasta que llegas a casa y tu spanker te baja los pantalones y luego, bueno, viene lo bueno. Yo creo que esa es una buena preparación.

Nota del editor: este fue un delicioso diálogo, que se produjo a inicios de 2004, entre Gavi y Renata Migueles en el tablón de mensajes del excelente grupo de yahoo nalgadas_y_azotes yo me he tomado la libertad de darle forma de artículo. Las fotos han sido seleccionadas por Gavi.

¡A mi edad y con el culo al aire!

¡A mi edad y con el culo al aire!

Nunca me había visto así, ni durante mi infancia, y ahora a los asdhqwtaitantos no sólo con el culo al aire, sino con él como un tomate.
En esta foto ya había pasado por las rodillas del spanker que se había empleado, a fondo y a mano, en recordarme las normas de circulación, sólo fue el principio de una larga tarde.
Conclusiones:
1.- Si corres con el coche, que no te vea un spanker
2.- Los dedos se quedan señalados en el culo cuando te azotan a mano
3.- La vara duele
4.- Si vas a Calatayud pregunta por la Dolores
5.- Menos mal que hay spankers que consuelan al acabar

Saludos a todos los presentes, lectores y participantes
Tane

“Mi patria es mi infancia”

“Mi patria es mi infancia”

Autor: Señor Diez

Esta es una frase del poeta alemán Rainer María Rilke que viene a colación para reflexionar sobre las raíces del spanking en la infancia. Esta frase sugiere que la infancia es un enorme territorio común, mucho mayor de lo que pensamos cuando de mayores vemos los espacios en los que nos movimos siendo críos, la infancia es una patria que, si bien no expide pasaportes, carnets de identidad y no tiene banderas e himnos, nos recuerda que le pertenecemos - en cierta forma - para siempre.

Una vez más solo hablaré por lo que conozco por mi experiencia o por lo que me han contado personas cercanas, por lo tanto no pretendo sentar cátedra, más bien abrir en este blog un tema que me ha parecido muy interesante. Estoy seguro que a este artículo seguirán otros, mejor escritos, que arrojarán más luz sobre esta zona un tanto oscura.

En la experiencia de los spankos, tanto spankees como spankers, hay de todo como en botica, algunos han sido castigados de niños con azotes tradicionales en las nalgas, otros los han visto, los han oído o los han imaginado. En cambio para muchos otros, especialmente para los jóvenes, por los cambios tan drásticos en las pautas educativas familiares y escolares, los azotes no han formado parte de su infancia.

Sin embargo los azotes han aparecido en comics, en películas, en dibujos y en novelas. Muchos spankos de niños han tenido sus primeras inspiraciones en todo ese profuso material que tal vez han producido artistas y creadores con algún pequeño gusto por las nalgadas eróticas. Muchos niños, convertidos en spankos recalcitrantes, nunca han recibido un solo castigo físico por parte de padres o educadores, pero sin embargo han estado expuestos a la influencia benéfica de los azotes en revistas, libros, cine, TV, Internet, etc.

Lo que está claro, a su vez, es que todo el juego que rodea al spanking tiene algo de infantil. Desde los trajes de colegiala con falditas plisadas hasta el ambiente de colegio antiguo, pasando por toda la iconografía de Internet con su Girls Boarding Schooly otras instituciones imaginarias similares, todo nos lleva a una reconstrucción de esa infancia perdida en la cual tal vez, en la realidad pura y dura, no han habido tantos castigos o ningún castigo.

Sabemos que muchos niños provocan a los padres, hasta sacarlos de sus casillas de forma que estos los riñen, los azotan, los ponen castigados contra un rincón o bien les destinan algún tipo de penitencia. Nunca faltará un psicólogo que interprete que esto es una forma de llamar la atención y de obtener afecto por parte del niño.

Por otra parte si hacemos caso al Abuelo Don Sigmund Freud, que, dicho sea de paso, tenía una cara de spanker bastante destacable, la atención erótica hacia las nalgas y un cierto grado de sadismo, como es el dolor de los azotes, sugieren una fijación anal, por lo tanto algo así como haberse quedado en una de las estaciones del desarrollo psicosexual del individuo humano que en sus teorías eran la fase oral, anal y fálica, estadios previos al final que consistía, según el padre del psicoanális, en desarrollar una sexualidad genital adulta. Como el Abuelo negaba el placer producido por el frotamiento clitorídeo, si viviese las feministas radicales le hubiesen hecho lo que no le lograron hacer los nazis por haberse exiliado en Londres.

Los spankos, aunque su primer juego de azotes haya sido posterior a su cuadragésimo quinto cumpleaños, siempre dicen que son spankees o spankers desde la infancia, pese a no haber ejercido hasta una edad madura.

Parece entonces razonable pensar que toda fantasía o conducta adulta relacionada con los azotes eróticos tiene su origen, de una u otra forma, en el mundo infantil, esa gran patria de las nalgadas y el spanking en si mismo tiene muchos componentes que lo anclan en ese territorio infantil sin tiempo y sin lugar que deberíamos declarar Patrimonio de la Humanidad.

SUGERENTE DIBUJO

SUGERENTE DIBUJO

He encontrado un sugerente dibujo, pertenece a un blog en Inglés propiedad de una pareja, Fred y Patty http://creativespankedwife.blogspot.com, los relatos y dibujos están realizados por ella y como podeis ver son deliciosos. Los textos están en inglés, en caso de no hablarlo seguro que al menos podreis disfrutar de los excelentes dibujos.

Saludos

Tane

FOTOS DEL MUNDO

FOTOS DEL MUNDO

Sé que no me creereis, que pensareis que hice esta foto en algún oculto sex-shop pero os juro que no es así...

Acababa de llegar al aeropuerto de la ciudad alemana de Stuttgart y trataba de encontrar el enlace para el metro cuando de repente, en medio de un transitado pasillo, con cientos de personas yendo de un sitio a otro aparecieron los instrumentos que veis en la foto, QUE SÍ, DE VERDAD.
Así que me paré, saqué mi cámara de fotos (mientras mis amigos esperaban sin entender nada)e hice esta FOTO-TESTIMONIO.

Ole los alemanes desinhibidos y folklóricos.

Saludos a todos desde la más inhibida España, aquí los sex shops son todavía casi clandestinos.

Tane

LAS MARCAS DE LOS AZOTES

LAS MARCAS DE LOS AZOTES

Gracias a http://www.realspankings.com por la estupenda foto que ilustra este artículo.

Desde hace unos días, me ronda la cabeza una idea sobre uno de los inconvenientes (según se mire) de los azotes:

¿QUÉ HACER CON LAS MARCAS?

Me consta que en muchas ocasiones las parejas de spanking no lo son en la vida real, esto, para el spanker, no suele resultar un problema a no ser que su pareja encuentre extrañas esas palmas de las manos tan coloradas. ¿Pero, y la spankee? En caso de tener pareja estable, ¿qué demonio puede hacer para explicar las marcas? ¿Y las que son inexplicables (por la pinta de fustazos repetitivos)?

En el caso de spankees sin pareja estable pero que van a la playa o al gimnasio, ¿qué se hace?
1.- Ir sin más
2.- No ir
3.- Ir y dar muchas explicaciones poco convincentes
4.- ¿Maquillaje?

En mi caso, escapo un poco de las playas, más que nada porque el sol en los cardenales los hace perennes y suelo olvidar las marcas cuando estoy en el vestuario, así que imagino que más de una se habrá quedao un poco pensativa (y alguna otra envidiosa).

¿Los spankers suelen tener en cuenta "estos detallitos"?

Saludos a todos
Tane

LA SPANKEEAMIGA

LA SPANKEEAMIGA

Una spankee amiga mía le ha regalado a un spanker amigo mío, un objeto típico de su país que puede ser empleado como implemento de castigo, UN REBENQUE. Ese chisme que podéis ver en la foto.
La pregunta es la siguiente: ¿Qué haríais con esta querida amiga?, ¿qué haríais con el spanker? ¿y con el rebenque?

Saludos
Tane

Fotos del Mundo

Fotos del Mundo

Como sabeis, me gusta coleccionar fotos de rarezas que me encuentro por ahí.

Hice esta foto en una tienda de artículos de madera, todo muy respetable y muy normalito. Entre todos los souvenirs para guiris apareció esta muestra de fino arte, no pude evitar la fotografía.

El teléfono sólo es para conseguir una comparación de perspectivas y hacerse una idea del tamaño...

Saludos
Tane

La consumación de una relación virtual - Spankees novatas

La consumación de una relación virtual - Spankees novatas

¿Las spankees nacen o se hacen? Nacen, estoy convencida. En mi caso, era muuuuy pequeñita cuando, en las películas y telefilmes para todos los públicos de la época, salían, a veces, mujeres hermosísimas a las que hombres fornidos (cowboys, sheriffs, diversos guaperas del momento, etc...) les daban una buena tunda sobre sus rodillas en cualquier lugar, en público, y por cualquier tipo de motivos. Siempre tenía una sensación extraña, verdaderamente extraña, en una zona muy determinada de mi anatomía, sensación que yo definía como “cosquillitas”. No fue hasta muchos años después que me di cuenta de que esa sensación tenía un nombre... y un motivo.

De ahí, dando un salto en el tiempo, pasé a Internet; messenger, chats, tablones, grupos... De ahí, a escribir relatos, participar, conocer gente, y hacer amigos... De ahí, a tener sesiones de spank virtual, con varios spankers amigos (o amigos spankers).

¿Y de ahí? Veo cada vez más cercana la posibilidad de conocer a un spanker real (y con experiencia, algo fundamental para mí), alguien amigo a quien conocí a través de la web. Y eso me hace pensar en muchas cosas. Ya me planteé, en su momento, el grado de confianza necesario para llegar a un encuentro físico. Y ese grado se ha alcanzado. Ya se me ocurrió, en su día, la necesidad de hablarle, poco a poco y sin tapujos, de mis fantasías, mis deseos, mi sexualidad y mi hambre de... ¿dolor? Y esa necesidad ha sido cubierta.

Sin embargo... Hay cosas que siguen sin estar del todo claras: ¿Cómo se enfoca ese primer encuentro? ¿Cómo se pide (o se da)? ¿Qué se hace con los nervios? ¿Es posible que se pase? ¿O que no llegue? ¿Se puede perder la magia del rol en pro de una mejor comunicación? ¿Se debe dejar todo hablado con anterioridad, para no romper dicha magia? ¿Ha de estar planeado con antelación? ¿Es mejor no tener ningún tipo de planes, y ver qué depara la noche (o el día)? ¿Qué ocurre si en el último momento la spankee se da cuenta de que no está preparada? ¿Terminaría eso con la relación spanko? ¿Y con la confianza depositada por el spanker? ¿Cómo sabes que no te echarás atrás? ¿Qué debe ser hablado? ¿Qué debe dejarse a la decisión y buen juicio de quien más sabe del tema? ¿Es mejor con sexo? ¿O mejor sin sexo? ¿Cuál es la situación idónea para que la fantasía se haga finalmente realidad? ¿Es realmente un salto más cualitativo que cuantitativo? ¿O todo lo contrario?

Asumo que todas estas dudas no son muy importantes (ni muy graves); de hecho, no me echaría atrás llegado el momento (creo que esa es la razón verdadera del tiempo que he tardado en decidirme) ni dudo de la persona en cuestión, pero sé que muchos de los que estáis ahí habéis pasado por esto en algún momento, y ya que sois las únicas personas con las que hablo de estos asuntos, me gustaría que opináseis al respecto (sobre todo las/os spankees, aunque asumo que en ese tipo de situaciones nos arriesgamos los de los dos “bandos”, ¿no?)...

SpankeeNovata

Ruidos

Ruidos

Aparte de los problemas comunes a la hora de adquirir una vivienda, nosotros los spankos tenemos uno más agrandado, que el resto de los mortales, es la poca intimidad que disponemos a la hora de mantener una sesión spank, dado que los sonidos que se emiten durante la misma, (a no ser que tengamos el piso insonorizado), se escucha en todo el vecindario. Los llantos y suplicas de la spankee, los gritos y reproches del spanker, y por supuesto las nalgadas que retumban en todo el edificio. Basta además, que la digas a tu pareja que no grite tanto que se enteraran todos los vecinos, para que ella aun lo haga con mas ganas, lo que implica que aumentemos la intensidad de las nalgadas y esto vuelve a traer consigo que la sufrida spankee, aun acentué mas sus quejidos. A la mañana siguiente todo esto trae que cuando la spankee se cruce con sus sufridos vecinos, vea caras irónicas cuando estos la dan los buenos días, recordando lo que oyeron la noche anterior y cuando lo hacen con el spanker, de reproche, temor e incluso quien sabe si de envidia.
Como insonorizar el piso no esta al alcance de cualquiera y seguro que no queremos sufrir esos encuentros con nuestros queridos vecinos, lo mas lógico es buscar otras alternativas, una de ellas es subir el volumen de la tele, buffffffffffffff, a mi personalmente, viendo la programación que al menos en España tenemos que sufrir, con cosas como el tomate, salsa rosa y demás zarandajas por el estilo, como que no me atrae mucho la idea de tener a mi pareja sobre mis rodillas escuchando es tipo de programas, sinceramente no me seduce nada en absoluto.
Otra y en mi caso es la que mas me atrae, es poner música, hummmmmmm, y ahora llega otro dilema, ¿de que tipo?.
Si pones canciones lentas y melodiosas, al final creo que terminaría optando por poner de pie a mi pareja y bailar con ella en vez de tener la sesión que pretendía, con el consiguiente riesgo que tu pareja te tilde de vainilla.
Si optamos por algo mas fuerte, como el heavi, rock, rap etc. Igual nosotros no tengamos muchos problemas, pero nuestra pobre spankee creo q se encontraría en muy serios apuros, dado que al menos a mi el rap por ejemplo me pone de muy mala leche, creo que el pobre trasero de nuestra spankee iba a recibir por la reprimenda y otro añadido por el contagioso y peligroso ritmo de este tipo de música.
Así que yo personalmente voto por el reggaeton, os imagináis estar disfrutando de una buena sesión spank, al ritmo de… dale… dale don dale… o de baila morena baila morena, je, creo que este tipo de música esta creada para esto, el que la invento tiene que ser spanko.
¿Que método utilizáis vosotros?

Un saludo a tod@s trece

LA SPANKEE / SPANKER

LA SPANKEE / SPANKER

Tras leer el fantástico artículo de Don Diez sobre los azotes entre chicas, no pude evitar sentarme a escribir éste.

Vaya por delante que no me gustan los cartelitos o San Benitos, no son más que clichés que emparedan a las personas en los tabúes de otros, pero en esta ocasión tendré que adjudicarme algunos para poder explicarme.

Soy spankee perdida, de nacimiento y convencimiento y este es el único San Benito en el que me siento cómoda.

No soy switch, no me pone en absoluto imaginar que azoto a mi spanker, rompería el encanto de una situación deliciosa que es que me azote él a mí. Respeto mucho a quien sí lo es y lo disfruta pero para mi el juego se basa en una posición de autoridad que es la que ocupa el spanker y una de rebelión/sumisión que es la que ocupo yo. En otra ocasión escribiré sobre este tema…

Soy heterosexual, o sea, me gustan los hombres, mucho, pero resulta que en alguna ocasión he participado muy activamente en lo que Don Diez ha denominado como Juegos Florales entre chicas. Seguramente esto me convierte, para los aficionados a los clichés, en bisexual o heteroblexible o en alguna otra cosa pero yo sigo pensando que soy heterosexual aunque no me preocupa ni lo más mínimo no serlo.

Mis sueños de spankee, los de la infancia y juventud, casi siempre rondaban entre los entresijos escolares. Mis castigos siempre eran aplicados por las monjas de mi colegio, mis profesoras, directora, etc. Seguramente en ello habrá influido el asistir a un colegio sólo para niñas, la figura masculina escaseaba bastante y los representantes de dicho sexo no tenían una presencia muy spanka que digamos.

En el momento del salto al spanking real (ya sabéis, internet, messenger, etc.) mis fantasías comenzaron a poblarse de spankers iracundos, varones de férreos principios y severa disciplina. Junto con estos caballeros tan simpáticos, llegaron otro tipo de fantasías, sexuales por supuesto, que no estamos hablando de política. Junto a la fantasía y dentro de los plazos reglamentarios (charlas, gustos, límites, confianza, etc.) llegó la sesión real y el sexo real.

Con el correr de las experiencias reales llegó una nueva, el juego a tres, era una propuesta del spanker, por suerte, conocía a la tercera persona, era otra spankee, más jovencita que yo y muy necesitada de disciplina. En nuestro primer encuentro todo fue más o menos fluido, cada una recibió su castigo por separado, yo no acababa de estar cómoda pero tampoco me resultó violento, en un determinado momento hasta me dejé llevar, me olvidé de tonterías y lo disfruté encantada. Parte del éxito residía en la confianza en el spanker, él llevaba la batuta y sabía cómo hacerlo y otra parte en la suavidad, cariño y tranquilidad de la otra spankee, cómodo, fácil y natural. (Si me lee algún vainilla se estará haciendo cruces, Natural: Tres personas, una cama, azotes, dos mujeres teniendo sexo, jajajaj).

Al día siguiente ocurrió algo, me desperté con el gen spanker que no sabía que tenía, completamente exaltado, la otra spankee provocó que ocurriese y el caso es que al cabo de muy poco tiempo, estaba sobre mis rodillas y recibiendo una soberana paliza. El ser spankee hace que sepas qué es lo que le puede gustar a otra, el tono al reñir, la intensidad de los azotes (ni mucha, ni poca, ni todo lo contrario), la cantidad, las caricias. Me parecía que lo estaba disfrutando y eso me hacía disfrutar a mi, una azotaina gloriosa, a mano, cepillo y cinturón, larga y contundente. El spanker que al principio estaba sorprendido, dejó pasar la sorpresa y comenzó a participar en el castigo, éramos dos spankers pero yo sabía que la alianza no duraría demasiado y que acabaría en sus rodillas en poco tiempo.

Al acabar el castigo llegó el momento del consuelo, los tabúes ya se habían quedado atrás la noche anterior así que sin prisas y sin barreras tuvimos un “sexo a tres” formidable, entre nosotras, entre ellos, entre nosotros, tal y como contaba Mr.Diez en su artículo, el spanker se quedo dormido mientras nosotras seguíamos con los Juegos Florales y yo descubrí que el sexo con otra mujer es una experiencia deliciosa, más deliciosa por compartir una fantasía y más deliciosa aún por poder compartirla con dos personas a la vez.

Desde entonces hasta ahora, esta experiencia se ha repetido y claro, con la práctica cada vez sale mejor, cierto es que las personas en juego son muy importantes, no creo que fuese igual con cualquiera pero os lo recomiendo y mucho. A las spankees, a los spankers y todo el que no tenga problemas con las cosas nuevas.

Gracias desde aquí a mis compañeros de correrías, la vida resulta mucho más divertida y estimulante aderezada con estos juegos y con ellos.

Del reino animal al spanking

Del reino animal al spanking

Firmado Granuja

Me presentaré en esta primera aparición. Soy spanker aficionado y si queréis podeis llamarme Granuja, que me resulta muy simpático. Reconozco sin pudor que disfruto enormente de las lecturas y de las fantasías spanko, y aunque recién salido del mundo vainilla, (palabra que he aprendido en esta páginas) tengo interés en participar y en leer lo que vaya surgiendo en este grupo.



Llevo varios días leyendo, diversos artículos aquí escritos y quería hacer mi pequeña aportación al respecto. En muchos de ellos , muchos de vosotr@s comentais que el origen de la afición spanko, pudiera estar en vivencias infantiles de reprimendas y castigos.



Pensando sobre mis propias vivencias infantiles, lo único que recuerdo es una vez en el patio del colegio de párvulos que por matar hormigas rojas con una pajita, una niña junto a la que yo estaba jugando, recibió una azotaina en las rodillas de la profesora, con faldita levantada incluida, seguida por la pregunta ¿pica…? A lo que la niña contestó que no y la profesora nuevamente la colocó en la postura conocida y siguió con la tunda. Sinceramente, recuerdo entre nebulosas el episodio, (tal vez por mi corta edad entonces) pero bueno, por lo menos lo recuerdo, no como tantas otras vivencias de aquella época que no han dejado ni el menor rastro. Lo recuerdo más con asombro de niño por algo que se vive por primera vez que con placer, aunque no lo descarto, pero en mi caso no creo que mi afición se haya desarrollado por ahí.

En otra ocasión bastantes años después, ví un documental de Félix Rodríguez de la Fuente, concretamente sobre la reproducción de los hurones, donde se hablaba, que el cortejo era de una violencia muy feroz cercana a la aventura de la caza (ya sabéis cómo hablaba Félix) y por ahí si que me encuentro más representado en mi afición.



El jugar al juego de la “dominación – sumisión”, y el erotismo que yo encuentro en él, es muy similar a estas conductas de los hurones que narraba Félix o incluso de los perrillos domésticos que podemos ver en los parques, donde, también como juego, y no solo como prueba de ser el macho dominante, podemos ver estas conductas.

Recuerdo ahora a un perro pequeño que tuve, sintiéndose el rey del mundo cuando un buen amigo suyo un precioso ejemplar de Schnauzer gigante, (como tres veces del tamaño de él) le permitía subirse encima y mientras el schnauzer curiosamente adoptaba la clásica postura de sumisión perruna, mi pobre perrín, le enseñaba los dientes y no quiero ni contaros la cara de satisfacción, complacencia y de dominio que se le ponía.

Posteriormente seguían jugando como dos grandes amigos que eran, y también se invertían los papeles en ocasiones.

Por ahí si me gusta lo que yo creo el origen de la afición. Juegos de poder consentidos y en un marco lúdico, como creo que todos vosotros lo entendéis.



Nada más por ahora, aunque tengo en mente muchas cosas que quisiera comentar con vosotros. Un saludo para Tod@s.



Por cierto, me encantó el relato de Niña Dos en el que habla de lo que más le gusta de todo el proceso de la azotaina. Me pareció muy sugerente, sincero y travieso, a la vez que tremendamente instructivo. Muchas Gracias. ¡Un brindis por ti niña dos!

Firmado Granuja

Azotes entre chicas

Azotes entre chicas

Autor: Señor Diez

Artículo dedicado con cariño a Mayte, Merce, Pili, Rosario, Sevi y otras muchas amigas

He tenido, en más de una ocasión, el indudable privilegio de asistir a una sesión de azotes entre chicas tanto con “juegos florales” posteriores como sin ellos. He participado en algunas ocasiones, en otras he sido un simple testigo ocular y, algunas veces, lo confieso, he incitado yo mismo a las chicas.

Hay varios aspectos que me llaman la atención de los juegos de spanking entre chicas. Obviamente, como hombre, no escapo el tener grabada a fuego en mi imaginario una fuerte filia hacia toda escena erótica entre mujeres. Cuando una chica castiga a otra, puedo asegurarlo por experiencia propia, nos encontramos frente a una de las escenas más erótica posible.

Pero más allá de esta fijación masculina ¿qué tienen de especial los azotes entre chicas? ¿Por qué representan una parte muy importante de toda la iconografía spankera de la red? También ocupa un papel muy importante en los relatos publicados en la red. La respuesta no es sencilla y, obviamente, sólo seré capaz de dar mi opinión basada únicamente en mi experiencia y lo que me han comentado otras personas.

Hay algunas cosas del ritual de los azotes eróticos que parecen funcionar diferente entre dos chicas que entre un hombre y una mujer. Si en el spanking hay una parte que castiga y otra que es castigada se precisa, para que todo salga a pedir de boca, dos actitudes básicas, que la parte castigadora sea inflexible y que la parte castigada acepte – de una u otra forma – su merecido castigo.

Cuando es un hombre el que castiga, la chica intenta utilizar un sinfín de argucias femeninas que en un 99,99% de los casos consiguen el éxito y tiene un efecto u otro sobre la conducta punitiva del spanker. Normalmente lo que consigue es “ablandarlo”.

Ese despliegue de seducción de la spankee en apuros, que está integrado por trucos femeninos tan bien calculados, no surte el mismo efecto sobre una mujer spanker; es más, incluso puede resultar contraproducente. En muchos casos a la spankee ni se le ocurre hacer ninguna tontería que pudiese complicar, aún más, su posición ya de por sí muy comprometida.

La spanker está blindada contra los trucos de la spankee, los ve venir, los anticipa y se puede enfurecer si ve que le intentan manipular.

Se dice que la mejor cuña es la de la propia madera y en las palmadas entre damas esto es un hecho. Todo el ritual tiene algo de más serio, menos juguetón, más estricto y más eficiente. En resumen, el desarrollo del castigo es menos disperso, funcionan menos las estratagemas de la spankee y se cumple el objetivo en la forma y en el fondo.

En cuanto a la spanker mujer, sin caer en generalizaciones que convierten a las personas en estereotipos vacíos, mi sensación es que ella, cuando ha de azotar a una persona de su mismo sexo, se toma la tarea mucho más en serio que el spanker varón, es más concienzuda, más escrupulosa y –esto es muy importante- más cuidadosa con la graduación del dolor. Lo último es fundamental ya que permite azotes más prolongados en el tiempo, más persistentes. Muchas veces el spanker varón controla menos su fuerza física y se deja llevar más por sus instintos básicos. Sería muy largo e incluso discutible intentar fundamentar estos hechos, pero la observación empírica los constata y corrobora perfectamente.

El calado erótico de la azotaina entre chicas es extraordinario, de alguna forma la frontera heterosexual-homosexual es más difusa entre mujeres y esto permite que dar el salto a una relación sexual o a algunos juegos con claro contenido sexual no sea tan complicado.

Algunas de las teóricas feministas más serias han expresado en muchos de sus ensayos que la sociedad patriarcal ha negado la sexualidad a las mujeres, por eso dos chicas pueden darse un beso al saludarse, ir juntas al baño, decirse piropos, tocarse en un entorno social, ir tomadas de la mano e incluso dormir juntas sin que nadie haga ningún comentario; según las autoras que han analizado este fenómeno, la reacción social consiste en una negación de la sexualidad femenina, si las mujeres no tienen una sexualidad propia, según el discurso de la sexualidad patriarcal y falocéntrica, las mujeres juntas no harán nada más que lo que se ve en superficie.

Sin embargo, hay que darles la razón a esas feministas teóricas tan serias ya que la sexualidad femenina no solo es diferente que la masculina, sino que me atrevería a calificar como más poderosa. Una mujer es capaz de gozar de mil y una manera, es capaz de erotizar su cuerpo y es capaz de ser multiorgásmica. Sin duda alguna la sexualidad del hombre es activa, enérgica, pero tiene su fin en la orgasmo, justo cuando comienza la femenina.

Evidentemente en la cuestión de las relaciones del mismo sexo, el reverso, en el mundo masculino, las cosas cambian ya que dos chicos que tengan que compartir, por ejemplo, cama por no haber suficientes en un apartamento de una estación de esquí, son objeto de todo tipo de bromas maliciosas e incluso burlas. Por otra parte para los hombres la homosexualidad es una frontera bien delimitada y que requiere una gran determinación para su traspaso que, además, tiene tintes de irreversibilidad.

De hecho en muchas situaciones hay una gran asimetría entre los comportamientos entre ambos sexos. En el mundo del porno nunca falta el juego entre chicas. Y si vamos a cualquier club liberal de intercambio de parejas lo que ocurre en la pista oscura es que hombres y mujeres que no son previamente pareja inician sus juegos sexuales y también las mujeres juegan entre si; es más muchas veces son las que inician el encuentro, pero nunca los hombres juegan entre si. En los pequeños anuncios eróticos por cada anuncio clasificado en que una pareja pide un chico para sus juegos en trío, veinte piden una chica.

Con lo cual el traspaso de esa frontera es menos traumático y menos irreversible en mujeres que en hombres. Muchas mujeres, según una gran y querida amiga mía, son “heteroflexibles”, es decir heterosexuales capaces de jugar con otra chica si las circunstancias son las adecuadas y les resulta apetecible.

Hay una forma de comprobar que esa flexibilidad es muy poco traumática que no es otra que la observación posterior de ambas jugadoras. Lo que suele ocurrir es que si existía ya una amistad, esta se reafirma, pero los comportamientos incorporan una naturalidad enorme a la hora de volver a los roles respectivos de la vida diaria. Lo que se podría decir es que “aquí no ha pasado nada”.

Todo ello da como resultado que el sexo que puede ocurrir entre chicas, después de una larga sesión de azotes, puede ser de inenarrable potencia volcánica. Verdaderos y prolongados incendios sexuales vienen después de un juego de azotes entre amigas.

Otra de las características femeninas es que su sensualidad no solo está centrada en sus genitales sino que está repartida en otras zonas del cuerpo muy capaces de goce. Las chicas saben muy bien cómo explotar esa cantera erótica en caso de otra chica. Por otra parte son muy persistentes y pacientes a lo hora de obtener un orgasmo que tarda en llegar.

Puede no haber sexo de una forma directa al final de los azotes entre dos chicas, sin embargo siempre habrá una carga erótica de profundidad que nos hará temblar con su deflagración.

Una dimensión muy especial es el de la fantasía. Muchas chicas spanko, ya sean spankers o spankees han soñado despiertas con la escena del castigo entre chicas, tal vez nunca pase de ser una fantasía que muchas veces es el rico combustible de auténticos orgasmos telúricos, pero muchas veces es el prólogo de una fantasía que se puede hacer realidad. Quiero recomendar el maravilloso artículo de Mayte sobre las deliciosas fantasías con su profesora que ounchando aquí se puede leer. También recomiendo un magnífico relato de Sevi llamado El Convento que si pinchas aquí lo puedes disfrutar.

Por último, pero no menos importante, está el aspecto emocional del azote entre dos chicas y no por menos sutil es menos espectacular. La compenetración que puede llegar a establecerse entre dos chicas en una escena de spanking, es enorme. Muchas veces solo se puede apreciar en signos muy sutiles, como tonos de voz, palabras que quedan en el aire, súplicas o en los tiernos gestos de consuelo y reparación al final de los azotes. Las más de las veces son un refuerzo de la alta tensión sexual del final. Para mí el observar a dos chicas en una sesión de azotes seguida de sexo ha sido algo hipnótico, como cuando se mira el fuego o una puesta de sol. Puedo decir sin exagerar que, algo así como el éxtasis ha ocurrido en mi interior, una enorme paz llena todos mis confines mentales cuando contemplo una escena de este tipo. Incluso muchas veces he tenido la facultad de desaparecer estando allí, me explico, me he quedado dormido mientras ellas seguían jugando, porque no creo que la escena de dos mujeres requiera necesariamente un tercero en el juego. Tal vez, en ciertos momentos, todo lo contrario.

Sé que muchas spankers y muchas spankees tienen la fantasía de jugar entre ellas, yo las animaría a hacerlo ya que puede ser una de las experiencias más bonitas de sus vidas.

Blancas, 100% algodón

Blancas, 100% algodón

Autor Señor Diez

Los azotes son más excitantes en tanto y en cuanto hay más juego y más ritual, algunas veces esto no es cierto y la improvisación de los “azotes viscerales”, como dice una buena amiga mía puede ser muy excitante, pero no hay duda que una escena lenta y muy litúrgica da mucho juego.

Hay algunos elementos, aparentemente secundarios, que hacen de una sesión de azotes un episodio especialmente excitante. Uno de estos elementos es la ropa interior de la spankee.

Parte de la lujuria del spanking está en toda la preparación, cuando aún no ha comenzado el castigo propiamente dicho y se está en la fase que éste es inminente e inevitable. En ese momento como spanker sabes que vas a descubrir a la spankee. Ese descubrimiento comprende un momento muy especial y poderosamente excitante para mí, ese momento es levantar la falda o bajar los pantalones de la spankee, siempre mejor lo primero que lo segundo, y ver sus braguitas.

Para mi gusto las braguitas de la spankee han de ser blancas, de algodón, ni grandes ni pequeñas. Simple tejido de punto de algodón, si forma estrías, tanto mejor.

Detesto hallar un tanga; en ese caso el único aliciente que puede tener el toparme con esta prenda es que me enfurece que la spankee sea tan descocada y provocativa con lo que acumulo enfado para administrarle mi castigo que se hace más intenso si cabe.

Otra cosa que detesto es encontrarme un panty, esa prenda antierótica. Las spankees solo deberían vestir medias, no digo que utilicen ligueros sino esos prácticos modelos con ajustes de silicona y microfibra.

Pero el colmo de la antilujuria es la falda-pantalón. En una spankee es algo que la descalifica de inmediato, mi recomendación a toda spankee que se precie es “corre a tu armario y si tienes una falda-pantalón quémala de inmediato”. Estoy seguro que si una mujer tiene una falda-pantalón es muy probable que se la haya regalado la amante de su marido o de su novio o bien su cuñada.

He observado que mi gusto por la braguita, pantaleta, bombacha o calzón blanco no es exclusiva mía ¡qué va! Si es que soy muy normalito y en todas las fotos de spanking es la prenda que predomina...

La braguita blanca, si es de canalé mejor aún, es cierto que tiene una connotación infantil, escolar e inocente que contrasta con todo lo que va a ocurrir entre spanker y spankee. Sin embargo una audaz prenda de lencería de encaje natural o bien de satín descafeinaría la tensión del momento. Si la spankee la lleva, seguramente no hay más remedio que aceptarlo, pero si puedo expresar mis preferencias siempre me inclinaré por la humilde braguita de algodón 100%.

Nueve semanas y media

Nueve semanas y media

Autora Señorita Ocho

Me permito poner en este fantástico tema que Granuja (aprieta aquí para ver el artículo) ha sacado a relucir mi "granito de arena", que obviamente no es mío, sino de Elizabeth Mc. Neill, autora de "Nueve semanas y media". Fragmento de dicha novela:

- Esta noche todo el mundo está de humor charlatán, menos yo – dice el hombre –. Desnúdame. Y tómate tu tiempo esta noche, tenemos mucho tiempo. Esta puede aprender unas cuantas cosas de una profesional. Ven aquí, siéntate, mira. Tienes mucho que aprender.

Estoy clavada al desgastado suelo del umbral al cuarto de baño. Ella ha empezado a desnudarle – yo nunca le he desabrochado ni un botón de la camisa – despreocupada y eficazmente, una madre que desnuda a su pequeño para bañarle, cuando el niño está demasiado cansado de un día al aire libre para hacer otra cosa que quedarse quieto y de pie, y la madre está impaciente por quitarle la ropa sucia, meterle en el agua, ponerle el pijama y acostarle.

Cuando está tumbado de espaldas, dice – no mirándome a mí, sino a la mujer que está de pie a su lado:

- Mueve el culo hasta aquí y siéntate en esa silla, si no quieres que vaya a buscarte.

Cruzo en trance la habitación y me siento. Aún en trance, la veo trepar a la cama torcida, y en trance la veo arrodillarse entre sus piernas. No puedo evitar temblar, aunque aprieto una pierna contra otra, los codos contra las rodillas, los nudillos contra los dientes superiores. Su falda sobresale rígida, exponiendo el triángulo negro de sus bragas y su trasero. Durante unos segundos, sólo puedo pensar en lo inmaculado de su piel, mientras mi mente comenta, objetiva y cortésmente sorprendida, cuán graciosa colección de formas se acumula en tan grandes nalgas; la peluca, cuyos pomposos cabellos rubios caen ahora hacia atrás, amontonados entre los omóplatos, se cierne sobre el lugar de encuentro de las piernas del hombre.

Al principio, sólo se oyen ruidos de succión; después, el hombre respira hondo y emite un gemido. Es un sonido que conozco bien. Es un sonido que había imaginado me pertenecía – ¿en base a qué?, me pregunto, ¿en base a qué?, que sólo mi boca podía hacer audible, que valía tanto como un billete de lotería premiado, un ascenso, todo mi talento y capacidad… Mis puños están grises y resbaladizos, aún untados de restos de maquillaje. Su mano está entre sus piernas, su cabeza se desplaza verticalmente, con movimientos largos y lentos.

- Así… – susurra él –. ¡Dios!

Ahora tengo en el puño una estopa de acero amarillo, todo el nido cede cuando tiro, lo lanzo hacia atrás por encima del hombro, mis dos manos se abalanzan sobre su pelo, suave, castaño claro con abundantes hebras grises.

- ¿Qué demonios…?

Se levanta; después, cuerpos emborronados, y entonces él se sienta al borde de la cama. Estoy doblada sobre su muslo izquierdo, tiene la pierna derecha apoyada en mis corvas, la mano izquierda cerrada sobre mis muñecas aplastadas contra el nacimiento de mi espalda. Aparta el crepitante vinilo y dice:

- Pásame el cinturón.

Mete los dedos entre la goma y la piel y me baja las bragas de áspero dobladillo hasta el nacimiento de los muslos.

Rechino los dientes, ciega de terror y de una furia desconocida para mí. No, no, puede pegarme hasta la eternidad, no emitiré el menor sonido… Veo, de pronto, a una profesora de segundo grado, diciendo a un alumno – un niño hosco, mayor y más alto que el resto –, cuando se le caía un lápiz, y a menudo cuando no había pasado nada en absoluto: “Tu padre debería cruzarte sobre sus piernas, bajarte los pantalones y darte lo que mereces”. Dicho con voz ligera, ominoso como una pesadilla en su misma dulzura; una vez por semana, una nerviosa ola de risitas atravesando una habitación silenciosa, veintiocho niños de siete años inclinando la cabeza sobre el pupitre con una vergüenza para ellos tan inexplicable como penetrante. No he pensado en esta profesora ni en la proximidad de húmedos pantanos que conjuraba desde que me encomendaron a los cuidados de la antipática Miss Lindlay, en tercer grado. Y aquí está, resucitada, liberada, vil: más degradante que cualquier cosa que me hayan hecho hasta ahora; la obligada intimidad carne a carne es mucho peor que estar atada a una cama, que encogerse en el suelo; las esposas y las cadenas son una gracia de Dios comparadas con estar colgada, como si estuvieran sirviendo mis nalgas, la sangre barboteando en mis oídos…

Como es natural, termino por gritar. Se detiene, pero sin soltarme. La fresca palma de una mano acaricia suavemente mi piel, unos dedos trazan líneas de aquí para allá; una mano plana se mueve con delicadeza por mis muslos abajo, hasta donde éstos están sujetos por sus piernas, sigue hacia arriba entre los muslos, desde las rodillas, baja y asciende otra vez, lentamente.

- Dame esa vaselina que traías – dice – y sujétale las manos.
Me están separando las nalgas, siento la presión de su dedo en el ano, una mano entre las piernas, un dedo resbaladizo deslizándose fácilmente en su lugar entre labios cerrados. Tenso todos los músculos. Me concentro en espirales amarillas que giran sobre fondo negro en el interior de mis párpados apretados, rechino los dientes, me hundo las uñas en la palma de las manos, más frenética ahora que cuando empezó a pegarme: no puedo soportarlo, así no, por favor no me dejes… Mi cuerpo empieza a moverse bajo la lenta presión que me obliga a arquearme contra él, y no tarda en contorsionarse codiciosamente sobre su mano.

- Crees que sabes lo que quieres, querida – dice su voz a mi oído, muy baja, casi en un susurro –, pero haces lo que quiere tu coño, siempre.

Me golpea brutalmente.

- Haz que se calle – dice, y me tapa la boca con una mano perfumada, que muerdo con todas mis fuerzas; luego, me meten el foulard entre los dientes, y alguien, que respira pesadamente a mi derecha, lo sujeta en su sitio. Mi boca es liberada una vez más, y sus manos me acarician hasta que mi cuerpo sucumbe, esta vez mucho más aprisa.

- Por favor, no puedo soportarlo, por favor, haz que me corra – lo que, tras un nuevo golpe, se convierte en una sola palabra:

- Por favor…

Siento mi cuerpo empujado encima de la cama, oigo mis sollozos bajo la almohada, apagados y distintas hasta para mí misma, noto una lengua en mi cuerpo; la almohada fuera, su rostro cuelga sobre el mío, pero la lengua sigue allí, abajo, y no tarda en hacerme gemir; mi cabeza en su hombro cuando se tumba cuan largo es a mi lado, su brazo me rodea apretadamente, sus dedos en mi boca; ella lo monta y lo cabalga. Ella y yo nos miramos muy cerca mientras él se corre.

Señorita ocho

El spanking en la literatura

El spanking en la literatura

Autor: Granuja

Hoy quería comentar y preguntaros si habeis leido el libro de Paulo Coelho “Once Minutos”.



En este libro, se narra la historia de una prostituta, y sus vivencias y pensamientos y en la página 145 de la edición española (no figuran capítulos) comienza la narración de una escena de spanking o tal vez, hablando con las palabras del escritor: de sometimiento, dolor y humillación.



Y en la página 175, se repite otra escena o tal vez “LA ESCENA” de una sesión completita de amo-esclava, y tras ella, la protagonista, María, necesita entender por qué le ha gustado tanto.



Me resulta tremendamente difícil saber por dónde empezar a escribir, no soy ningún psicólogo, cuando algo nos gusta, nos gusta y basta, como los helados en verano o una sopa cuando venimos de la calle con el frío metido en los huesos, sin tener que plantearnos a cada momento el por qué nos gusta lo uno o lo otro, pero tenía muchas ganas de comentar este libro con todos vosotros y ya me muero de ganas de leer vuestros comentarios.

Se que este tema de porqué nos atrae o nos gusta el spanking ya es viejo aquí en este foro, y recupero un comentario de niña quince al artículo “Juego versus disciplina; Pensar en un castigo real me enciende ¿Por qué?” que me encantó:
“Yo también convivo con esta dicotomía entre cabeza y hormonas. Lentamente aprendieron a vivir juntas. Mis hormonas se aburrieron de oír lo que mi cabeza decía y mi cabeza se canso de intentar convencer a mis hormonas, así que han hecho una tregua; y conviven pacíficamente cada cual en su espacio”



pero bueno, saco otra vez el tema a debate, esta vez con la literatura por delante



Básicamente, lo que yo entiendo que se destaca en este libro es la idea de que todos los seres humanos tenemos un sentimiento de culpa, y buscamos a través del dolor la expiación de esta, y al conseguirlo obtenemos placer.

Por otro lado, al castigar a otros, castigamos a la parte que es la culpable de toda nuestra infelicidad y desdicha.



Espero no estar infringiendo ninguna ley de protección de la propiedad intelectual, pero Paulo Coelho lo escribe exactamente así en su libro, que os recomiendo a todos, si no lo habéis leído.



“Por el sentimiento de culpa, de dependencia, por tus complejos, por tu inseguridad. Es la naturaleza humana”



“Somos seres humanos, nacemos llenos de culpa, nos da miedo cuando la felicidad se transforma en algo posible, y morimos queriendo castigar a los demás porque siempre sentimos impotencia, injusticia, infelicidad. Pagar por tus pecados, y poder castigar a los pecadores, ah, ¿no es una delicia? Si, es genial”



Un poco más adelante se dice:



“Si consigues entender que puedes vivir sin sufrimiento, ya es un gran paso, pero no creas que otras personas van a comprenderte. Si, nadie desea sufrir y, aún así casi todos buscan el dolor, el sacrificio, y se sienten justificados, puros, merecedores del respeto de sus hijos, de sus maridos, de los vecinos, de Dios.

¿El soldado va a la guerra a matar al enemigo? No: va a morir por su país.

¿Le gusta a la mujer mostrarle a su marido lo contenta que está? No: quiere que él vea cuánto se dedica, cuánto sufre para verlo feliz.

¿Va el marido al trabajo pensando que llegará a su realización personal? No: esta dando su sudor y sus lágrimas por el bien de la familia. Y así sucesivamente: hijos que renuncian a los sueños para alegrar a los padres, padres que renuncian a la vida para alegrar a los hijos, dolor y sufrimiento que justifican aquello que debía proporcionar simplemente alegría: amor”



“El dolor está en nuestra vida cotidiana, en el sufrimiento escondido, en la renuncia que hacemos y culpamos al amor por la derrota de nuestros sueños. El dolor asusta cuando muestra su verdadera cara, pero es seductor cuando se viste de sacrificio, renuncia o cobardía”





Voy a copiar otros párrafos que me han llamado mucho la atención para que también los comentemos si queréis.



“Estaba bien recibir órdenes. No tenía que pensar, simplemente obedecer”



“Ella obedeció, impotente por voluntad propia, sumisa porque así lo deseaba”



“Se sentía un objeto, un simple instrumento, y por increíble que parezca, aquella sumisión le daba la sensación de completa libertad”



“Sentía dolor, sentía la humillación, que era más poderosa y fuerte que el dolor y se sentía en otro mundo, donde no había nada más y eso era una sensación casi religiosa. Anularse por completo, servir, perder la idea del ego, de los deseos, de la propia voluntad…”



Más adelante, siguiendo con la lectura, otro personaje que también ha tenido experiencia de BDSM, y ha dejado estas prácticas tras su encuentro con un leñador japonés comenta:



“Me obligó a entender la belleza del dolor, pero un dolor aplicado por la naturaleza, no por el hombre. A eso lo llamó Shugen-do. Una práctica milenaria. Me dijo que para dominar el alma, hay que aprender a dominar el cuerpo. Me dijo que estaba empleando el dolor de manera equivocada, y que eso era muy ruin”



Bueno chic@s. La polémica esta servida y el tema de debate también. ¿Qué pensáis del libro los que lo halláis leído y de estos párrafos que os destaco?



Un saludo fuerte para tod@s. Fdo. Granuja.