Azotes... y después sexo...
A los aficionados a los azotes que nos damos cita en la red siempre nos gusta mucho hablar de los azotes. Algunas veces hablamos del sexo que viene inmediatamente después de los azotes, pero estas veces son las menos.
El sexo después de los azotes es maravilloso, encendido, enérgico, alocado, yo diría que nunca mediocre ni rutinario.
No pretendo aquí descalificar a los azotes sin sexo, práctica que respeto mucho ya que he jugado alguna vez a ese juego y una amiga mía que lo juega me ha confesado que le produce agüitas muy agradables.
Pero volvamos a nuestro tema, una sesión de azotes con un ritmo in crescendo va provocando una subida de la tensión erótica continua. Cualesquiera que sean sus variantes, regaño o no regaño, prolegómenos más o menos de forcejeo o acuerdo entre ambas partes, siempre y cuando el ritual incluya tiempos de expectativa y de contemplación de lo que está ocurriendo, como por ejemplo una spankee que aún no ha recibido su (merecido) castigo y simplemente espera que éste se inicie de un momento a otro con las nalgas al aire, mientras el spanker valora y se apercibe de la situación, ambos notan como el deseo va haciéndose cada vez mayor.
La excitación que puede llegar a provocar una sesión de spanking es enorme, al menos en mi experiencia, tanto por haberlo percibido en mi propia persona como en la spankee.
La lubricación genital en la mujer es un signo inequívoco de excitación, ahora bien, en sesiones de azotes esta lubricación, esto yo lo he visto, puede transformarse en auténtico chorreo vaginal. El spanker hombre, ya que es la experiencia con que cuento, puede estar un tanto abstraído ya que es la parte activa en la sesión de azotes, sin embargo su excitación le puede llegar a obnubilar los sentidos y puede alcanzar unas erecciones memorables. Una cierta contención, la dilación del momento del encuentro sexual, el permanecer en los roles del juego un largo rato, inflama aún más la pasión del momento.
Con lo cual, pasando por ese momento de inflexión que es el de la culminación de los azotes, que en muchas ocasiones es un tiempo de expresión de ternura y de calma. Consuelo verbal, masajitos con crema hidratante o trombolítica, secado de lágrimas si se produjeron y en muchas ocasiones este rato es como un respiro después de tal subida de tensión erótica. Estos momentos son, las más de las veces, el umbral del encuentro sexual propiamente dicho y permiten rebajar la tensión para que haya una transformación del juego de los azotes a un explosivo y placentero acto sexual.
Puede ser sexo con ritmo majestuoso, pero con unas montañas rusas de placer deliciosas. O puede ser sexo con ritmo frenético, casi desesperado en donde los amantes se buscan de todas las formas posibles e incluso de las imposibles. Puede ser sexo en silencio o con risotadas y muchas palabras. Pero en todos los casos es sexo muy vivo, sexo que nos hace sentir muy vivos, sexo muy intenso y es sexo que nos transporta a una dimensión de goce diferente.
Estoy seguro que alguien me tirará encima el Séptimo de Caballería al toque de corneta de ¿y qué pasa con los sentimientos? Vale, los sentimientos son muy importantes unas veces, otras no tanto, pero aquí solo estábamos hablando de sexo. No confundamos el tocino con la velocidad.
¿Cómo me puedo expresar para describir la vivencia de una sesión sexual inmediata a unos azotes eróticos? Es difícil transmitirlo si no se ha vivido y se aprecian los azotes, claro está,. No querría recurrir al viejo tópico de compararlo con el sexo vainilla, ya que en el sexo son dos (en este caso) y sus circunstancias. Pero limitándome a mi experiencia puedo decir que los niveles de excitación y de placer obtenidos en una sesión de sexo después de proporcionar a la spankee unos buenos azotes son difícilmente alcanzables en otra modalidad sexual.
Sr. Diez
El sexo después de los azotes es maravilloso, encendido, enérgico, alocado, yo diría que nunca mediocre ni rutinario.
No pretendo aquí descalificar a los azotes sin sexo, práctica que respeto mucho ya que he jugado alguna vez a ese juego y una amiga mía que lo juega me ha confesado que le produce agüitas muy agradables.
Pero volvamos a nuestro tema, una sesión de azotes con un ritmo in crescendo va provocando una subida de la tensión erótica continua. Cualesquiera que sean sus variantes, regaño o no regaño, prolegómenos más o menos de forcejeo o acuerdo entre ambas partes, siempre y cuando el ritual incluya tiempos de expectativa y de contemplación de lo que está ocurriendo, como por ejemplo una spankee que aún no ha recibido su (merecido) castigo y simplemente espera que éste se inicie de un momento a otro con las nalgas al aire, mientras el spanker valora y se apercibe de la situación, ambos notan como el deseo va haciéndose cada vez mayor.
La excitación que puede llegar a provocar una sesión de spanking es enorme, al menos en mi experiencia, tanto por haberlo percibido en mi propia persona como en la spankee.
La lubricación genital en la mujer es un signo inequívoco de excitación, ahora bien, en sesiones de azotes esta lubricación, esto yo lo he visto, puede transformarse en auténtico chorreo vaginal. El spanker hombre, ya que es la experiencia con que cuento, puede estar un tanto abstraído ya que es la parte activa en la sesión de azotes, sin embargo su excitación le puede llegar a obnubilar los sentidos y puede alcanzar unas erecciones memorables. Una cierta contención, la dilación del momento del encuentro sexual, el permanecer en los roles del juego un largo rato, inflama aún más la pasión del momento.
Con lo cual, pasando por ese momento de inflexión que es el de la culminación de los azotes, que en muchas ocasiones es un tiempo de expresión de ternura y de calma. Consuelo verbal, masajitos con crema hidratante o trombolítica, secado de lágrimas si se produjeron y en muchas ocasiones este rato es como un respiro después de tal subida de tensión erótica. Estos momentos son, las más de las veces, el umbral del encuentro sexual propiamente dicho y permiten rebajar la tensión para que haya una transformación del juego de los azotes a un explosivo y placentero acto sexual.
Puede ser sexo con ritmo majestuoso, pero con unas montañas rusas de placer deliciosas. O puede ser sexo con ritmo frenético, casi desesperado en donde los amantes se buscan de todas las formas posibles e incluso de las imposibles. Puede ser sexo en silencio o con risotadas y muchas palabras. Pero en todos los casos es sexo muy vivo, sexo que nos hace sentir muy vivos, sexo muy intenso y es sexo que nos transporta a una dimensión de goce diferente.
Estoy seguro que alguien me tirará encima el Séptimo de Caballería al toque de corneta de ¿y qué pasa con los sentimientos? Vale, los sentimientos son muy importantes unas veces, otras no tanto, pero aquí solo estábamos hablando de sexo. No confundamos el tocino con la velocidad.
¿Cómo me puedo expresar para describir la vivencia de una sesión sexual inmediata a unos azotes eróticos? Es difícil transmitirlo si no se ha vivido y se aprecian los azotes, claro está,. No querría recurrir al viejo tópico de compararlo con el sexo vainilla, ya que en el sexo son dos (en este caso) y sus circunstancias. Pero limitándome a mi experiencia puedo decir que los niveles de excitación y de placer obtenidos en una sesión de sexo después de proporcionar a la spankee unos buenos azotes son difícilmente alcanzables en otra modalidad sexual.
Sr. Diez
6 comentarios
4 -
beso
10 -
Jano -
Y varios.ummmmmm Doy fé.
Son muy gratificantes para mí cómo spanker.
JANO.
10 -
Dos : ) -
Qué hace un sexo de mejor calidad que el otro para algunos de nosotros los spankos?
La fantasía?, la ejercitación vertiginosa y compartida del más grande órgano sexual? Qué otro aspecto se nos satisface que lo hace tan plenísimo y que en el sexo tradicional no está?
De acuierdo con Usted, el amor no hace falta, sin embargo puedo imaginar lo que, esta literal explosión de placer sexual puro y duro pueda quintuplicarse al incluír el amor compartido.
Nalgadas sin sexo?, también!, para mí las nalgadas no son sexo en sí, sólo se le acercan mucho y el placer por las purititas nalgadas, queda igualemnte satisfecho.
besitos
dosss
Tane -
Para mi, el sexo tras los azotes es muy intenso, un poco enloquecido y en ocasiones un tanto brutal (o sease, pocos petalos y musica de violines).
Siento no tener mas tiempo para ampliar mi comentario pero espero hacerlo pronto.
Besos y abrazos a todos.