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Spanking y erotismo anal

Spanking y erotismo anal Para muchos aficionados a las nalgadas eróticas, tal vez hablar de spanking y erotismo anal es ir muy lejos, para otros, probablemente entre ambos términos perciban un lazo indisoluble.

La relación entre la práctica del spanking y el placer sexual derivado de los juegos anales es algo que siempre me ha fascinado. Sin embargo lo muy limitado de mis conocimientos, el contexto sencillo de un blog y el no apoyarme en literatura especializada y en estudios de campo, den un alcance muy corto a este pequeño artículo que no pretende nada más que entretener e invitar a una reflexión sobre el tema.

Sin duda alguna los azotes que tanto nos gustan se aplican preferentemente sobre las nalgas, esa zona centra nuestra atención y nuestro interés erótico. Las nalgas son cómplices y encubridoras de esa parte tan desprestigiada, pero tan noble, de nuestro cuerpo que es el ano, vaya, el culo en sí.

Por una parte sobre el erotismo anal existe una gran represión social, el coito anal, por ejemplo es para mucha gente una actividad extravagante, sucia, impropia, pecaminosa, viciosa, propia de homosexuales masculinos, desviada y dolorosa.

Pero lo que yo creo es que a los spankos, en general, nos gusta el erotismo anal más que a la mayor parte de la población. Por una parte nuestro interés, de forma geográfica ya se orienta hacia el sur del cuerpo y por otra parte a muchos spankos nos gustan ciertas prácticas como algunos juegos médicos tales como supositorios, termómetros para tomar la temperatura rectal, enemitas, plugs y masajes de próstata. Esto sin contar muchas spankees que son fans del coito anal, con el cual incluso llegan a orgasmos explosivos.

Hasta aquí los hechos que he observado, sin ningún porcentaje o estadística por medio. Simple intuición, observación y escuchar lo que las personas de la comunidad spanko dicen. En este aspecto me gustaría recabar opiniones por si alguien coincide con mis observaciones, que no niegan que en las parejas heterosexuales vainilla se practique con gran placer el coito anal, o las caricias ano-rectales.... pero mi idea al respecto es que en los spankos existe una muy marcada tendencia al erotismo anal.

¿Las razones que pueda haber? Aquí si que no sabría que decir exactamente. Me parece que es más fácil hacer de Kinsey (por cierto, recomiendo la película) que de Freud. El primero nos descubrió que el coito anal en parejas heterosexuales era muchísimo más frecuente de lo que se creía. Y el primero ya por los albores del siglo pasado establece las tres célebres fases del desarrollo psicosexual del individuo que son la oral, anal y fálica.

La teoría de Freud se desarrolla durante cuarenta años más, hasta la muerte del famoso vienés barbudo y con ella surgen varias escuelas psicoanalíticas en plena producción hasta nuestros días.

En definitiva la teoría de Freud es que la primera fase del desarrollo del individuo la oral es una fase más pasiva en donde el recién nacido disfruta, como buen mamífero, de la alimentación y del contacto de su boca con la teta de la madre y la fase siguiente es más compleja. En la fase oral, el niño que ya está destetado, cosa que ha sido una cierta mala experiencia, comienza a controlar la expulsión de su organismo de todo aquello que le sobra, los excrementos. A su vez el niño en esta fase descubriría la posibilidad, un tanto sádica y a la vez masoquista de retener sus heces. Y para culminar el desarrollo psicosexual el erotismo finalmente migraría a lo genital, es la fase fálica.

En el lado más oscuro El Marqués de Sade escribió que los “libertinos”, como él llamaba a los que luego se han dado en llamar sado-masoquistas, tenían incluso preferencia por el coito anal sobre el vaginal.

Bueno, en unos cuantos párrafos he asesinado 20 años de trabajo del Dr. Kinsey y toda una vida de psicoanálisis del amigo Sigmund.

¿Somos los spankos parte de esa población descubierta por el zoólogo de Indiana aficionada a la puerta trasera, como se le llama al ano de forma alegórica? ¿O más bien somos un tanto infantiloides? Al fin y al cabo nos gustan los juegos de roles infantiles, todos tenemos recuerdos de infancia como muy bien nos explica la niña uno en su artículo o somos aún niños como afirma el Señor Siete en el suyo.

¿O la culpa de todo la tiene la OTK que nos pone las cosas fáciles?

Tal como había pensado, la gran empresa de explicar el por qué de mi observación permanecerá truncada. Tal vez vuestros comentarios y experiencias al respecto arrojen un poco de luz sobre este tema que jamás he visto discutir en los tablones de lengua española.

En todo caso, desde estas modestas líneas también quiero hacer una reivindicación de los juegos y placeres anales. Para ello no solo emplearé todos los argumentos de los sexólogos constructivos que nos hablan de lo bien inervada que está esa zona, que existen menos gérmenes en el ano que en la boca (pese a que siempre es conveniente el uso de preservativos y lubricantes con base acuosa) que el coito anal no tiene por que ser doloroso si hay excitación, confianza, lentitud y mucho lubricante y un largo etcétera. No, también me basaré, para vindicar estas prácticas denigradas por las cabezas bienpensantes en el placer de mucha gente, de muchos amigos spankos y en el mío propio para decir que spanking y erotismo anal son dos actividades que se llevan muy bien entre ellas.

Sr. Diez

7 comentarios

Seven Up -

Coincido en lo excitante del erotismo anal.Tanto las que yo llamo cariñosamnete enculaditas, y ufff los termómetros y quizá el poner un enemita( no lo heprobado aún), pero todo me resulta sugerentísimo y algo transgresor.

Y que me decis de esa escena en al que la traviesa que se hace la enfermita para eludir alguna obligación y previa toma de temperatura , en la que a veces se le pilla trampeando calentandolo artificialmente, recibe una buen azotaina por mentirosilla. Es un ejemplo de una situación divertida. Pero si, en general el termómetro en ese agujerito me resulta muy simpático. Creo que la spanke tiene en ese momento una sensación pudorosa al sentirse expuesta en su más recondita intimidad.
Y la penetración anal, tiene ese puntito psicológico de dominación sumisión,aunque es consensuada.

Y para finalizar imagino , pero no soy psicólogo, que la fase anal que pasamos en la infancia pudo dejar huellas y en nuestra etapa adulta nos hace tener ese sentir especial por las situaciones relacionadas con el travieso agujerito.

Siete

4 -

Coincido con la niña dos y con ten y agrego que, en mi caso, me encanta ser enemada durante la sesion y previo a la relacion anal.
Beso

Ten -

Maravillosos comentarios, niña dos, también los supositorios (pequeños!) y los termómetros rectales pueden formar parte de un delicioso juego post o pre azotes.

niña dos -

Pues mi querido DonDiez, creo que el sexo anal, debido a la posición que requiere para efectuarse, es una de los preferidas por los spankos, particularmente, me encanta poner la colita! ja!, aunque realmente ese conducto no sea físicamente erógeno en mí, lo es y con creces, mentalmente, en resúmen, me encanta. Y bueno, también la idea de la introducción de cositas pequeñitas por ahí, me hace tilín y no sé si tenga que ver nuevamente con mi gusto por las nalgadas, o con otras cosas.
besín
dos :)

Sr. Diez -

me encanta tu comentario, especialmente porque refuerza mi tesis... pero si alguien piensa que exagero, por favor que me lo diga

1 -

Pues sin ser tan cientíico como Mr. 10, también yo creo que el spanking llama al erotismo anal, incluso sólo a nivel de fantasía. Llegar al grado de excitación que el sexo anal requiere para que sea placentero, no me es fácil, pero sí me es fácil pensar en ello :P

Markos -

mmh!